
Visitas imprescindibles, qué ver en Santander
El otoño es una estación fantástica para hacer escapadas cortas a destinos cercanos aprovechando puentes como el de Todos los Santos o el de la Constitución. Santander es una de esas ciudades que en estas fechas se llena de reclamos para satisfacer una visita de un par de días. A la deliciosa gastronomía típica de la estación se suma la belleza de una capital con sabor a norte. Si te animas, he aquí una lista con los imprescindibles para exprimir Santander a tope.
Vivimos tiempos de escapadas cortas a destinos seguros y poco masificados. Santander es una de mis propuestas para estas fechas.
Antes de empezar recorrido por lo qué se puede hacer y ver en Santander y sus imprescindibles recordar que la capital de Cantabria es una ciudad pequeña y manejable, la cual se puede visitar en dos tres días. Una vez ubicados, vamos a conocerla un poco mejor.

1. Locomotoras de castañas
Nada más llegar a Santander hay una imagen que llama la atención. En otoño, se llena de vistosos trenecitos típicos donde venden los clásicos cucuruchos de castañas.
Puedes verlos desde ahora hasta pasadas las Navidades. Una estampa habitual de la ciudad donde también se celebran, por estas fechas las llamadas “magostas solidarias”. Eventos con este fruto como protagonista cuyo fin es recaudar fondos que luego se reparten entre instituciones benéficas.

PASEO EN EL AUTOBÚS TURÍSTICO POR SANTANDER Es una opción más que recomendable para dar un vistazo a la ciudad a bordo de un autobús de dos pisos con una guía que te explica todo lo que sale al paso. Compra aquí tus entradas y recuerda que puedes subir y bajar cuando quieras durante 24 horas.
2. La época del cocido montañés
La castaña es, sin duda, una de las grandes protagonistas del otoño, pero no reinan solas. Ya he hablado en otras ocasiones de Santander como destino para amantes del buen comer. Pero en estas fechas, la oferta tradicional se multiplica con la llegada de los productos de temporada como las legumbres, que están en su punto culminante. Por lo tanto se hace obligado degustar un buen cocido montañés, contundente plato de cuchara con alubias blancas, berza, tocino, costilla. Y por supuesto chorizo y morcilla (de arroz).
O probar carnes de ganado. No olvidemos que Santander es la capital de un territorio rico en montañas y valles que han condicionado la vida y las costumbres de los habitantes de la región. De ahí el gentilicio de “montañeses” y de ahí también llegan las famosas quesadas y los sobaos pasiegos elaborados con la leche de las vacas que pastan por estos prados interminables.

3. Delicatessen en el mercado de la Esperanza
Otro imprescindible. El mercado de la Esperanza en el que no sólo se puede disfrutar admirando la calidad de todo lo que sale del mar y de la tierra en esta comunidad. Es difícil no sorprenderse ante el tamaño y aspecto de los pescados y mariscos autóctonos.
Este mercado también es lugar recomendable para adquirir deliciosos productos locales, de proximidad. Tanto los de temporada como los se ofrecen durante todo el año: quesucos, anchoas de Santoña. orujo de potes… Mmmm.

4. Disfrutar del otoño cultural
Con la llegada del otoño, la agenda cultural de Santander se multiplica, con lo que es raro que no tengas algo que hacer. Exposiciones temporales, conciertos, talleres, charlas, teatro, conferencias, espectáculos varios… lo mejor es consultar la programación antes de llegar, para poder ser previsores si hace falta adquirir entradas.
Para ello, basta con entrar en la web de Santander Creativa donde viene todo detallado por tipo de actividades, fechas y horas. Otra posibilidad es apuntarse a alguna de las visitas guiadas en museos y monumentos. Entre las sugeridas, la ruta del incendio, donde cuentan de una forma didáctica y entretenida cómo era Santander antes del trágico suceso que cambió la fisonomía de la ciudad allá por 1941.

Claustro de la catedral de Santander
5. El nuevo Centro Botín
El incendio cambió el aspecto de Santander hace más de 70 años, pero ahora la ciudad está viviendo una segunda revolución estética. En este caso la causa del cambio es una buena noticia, la reciente apertura del Centro Botín. Un centro cultural y museo cuya silueta, obra del arquitecto Renzo Piano, ya reina en los jardines de Pereda.

A su alrededor se ha creado el llamado “anillo cultural” término con el que se señaliza la zona del centro de Santander, donde se ubican algunos de los monumentos y museos más importantes como la Catedral. El Centro Arqueológico de la Muralla Medieval; el Refugio Antiaéreo, el museo de la catedral el Mupac y el MAS Santander… Posibilidades para todos los gustos.
COMPRA TU ENTRADA AL CENTRO BOTÍN No dejes de visitar el interior del Centro Botín donde podrás contemplar una gran colección de arte con obras de artistas como Joan Miró entre otros muchos.
6. Pasear hasta Mataleñas
Santander es una ciudad perfecta para pasear. Muy preparada para el disfrute de los amigos de las largas caminatas, especialmente en estas fechas, cuando se dan las temperaturas ideales para recorrer el paseo marítimo de punta a punta de la ciudad.
Desde el centro hasta Mataleñas, un recorrido de doce kilómetros ininterrumpidos por donde también se puede circular en bicicleta, practicar running. Si no te animas con la larga caminata, acércate al menos hasta el faro de Cabo Mayor, para contemplar una de las panorámicas más bellas de la ciudad. Ver como el siempre agitado mar Cantábrico bailar al son de los vientos del otoño es todo un espectáculo.

EXCURSIÓN A LA CUEVA DE ALTAMIRA DESDE SANTANDER Aprovecha tu visita a Santander para ver uno de los más valiosos tesoros del arte paleolítico: la cueva de Altamira. Reserva aquí tu excursión desde Santander. Ah. Incluye parada en Santillana del Mar, la villa de "las tres mentiras" pues ni es "santa", ni "llana ni tiene mar.
7. Jugar al Golf con vistas al Sardinero
Hablar de Santander para muchos es sinónimo de hablar de golf. Si eres de los que viajas con el driver a cuestas no dejes de jugar en estos 18 hoyos rodeado de mar y acantilados, bañados por el mar cantábrico y con las hermosas vistas del Sardinero como telón de fondo.
Un enclave sin rival y para muchos uno de los campos de golf más bonitos de España ubicado en la tierra que vio nacer a Severiano Ballesteros, el golfista español más internacional. Como curiosidad, si llegas en avión a Santander aterrizarás en el aeropuerto que lleva su nombre.

8. Un casino centenario
Del golf al casino, otra de las visitas imprescindibles en tu escapada a la capital de Cantabria. Tiene ya más de cien años. El Gran Casino del Sardinero se inauguró 1916 . Nació para dar servicio a los nobles y personalidades que todos los veranos llegaban a Santander acompañando al rey Alfonso XIII y su familia, quienes veranearon en la ciudad, donde tomaban “baños de ola”, entre 1913 y 1930.

9. El jardín del Palacio de la Magdalena
De un icono a otro, al más importante. Da igual que sea otoño o invierno, primavera o verano. La foto ante el Palacio de la Magdalena es innegociable.

No dejes de hacer una visita guiada para recorrer las señoriales estancias de la que fue “residencia oficial de verano de los reyes”. llenas de historias y anécdotas. Y un consejo. No te marches sin dar un largo paseo por los jardines de palacio, reconvertidos en un gran parque público y que ahora en otoño está más hermoso que nunca.

10. El camello de Santander
Si viajas con niños, aprovecha la visita al palacio para subirte en el trenecito que recorre los jardines. Acércate al mini-zoo donde podrás ver focas, leones marinos… Y una curiosidad que les hará gracia a los más pequeños. ¿Sabías que en el Sardinero hay ¡un camello?
Bueno, en realidad es una roca con forma de camello, pero es tan característica que ya es una fotografía clásica para los visitantes. Y un reto a la imaginación tratar de confirmar si la piedra realmente se parece a este animal. Un consejo, con marea alta es más fácil identificar la cabeza y la joroba.

11. El atardecer en la duna Zaera
Santander presume por tener una de las bahías “más hermosas del mundo”. Pero yo añado que el mejor momento para disfrutar de las vistas a este entorno maravilloso es al atardecer.
En otoño además, la puesta de sol es tempranera y contemplarla mientras sopla ese viento sur tan típico de la ciudad, seco y agitado, un gusto para los sentidos.
Sí, está bien escrito: viento sur, pero no nos llevemos a equívocos. La climatología cambiante forma parte de la personalidad de la ciudad, a consecuencia de los cercanos Picos de Europa. Por tanto, no olvides el chubasquero y el paraguas. Pero ¡ojo! la lluvia nunca debe ser un problema. Además, este año las previsiones hablan de un otoño más cálido y soleado de lo normal, así que toca aprovechar el buen tiempo y ¡a disfrutar!

Ah, y para ver ese atardecer, dos opciones. Sentarse en el anfiteatro más hermoso de la ciudad, la duna Zaera. O ir a Puerto Chico con todos los barcos allí atracados como compañeros. Y con pescadores que aprovechan el ocaso del día para ver “si pican”. O mejor ¿Qué tal un día en cada sitio?
12. Tapas y rabas en Cañadío
Cierro este lista de imprescindibles con mi actividad favorita. Ir de rabas, tapas y vinos. Por supuesto, empezamos por la plaza de Cañadío donde nos esperan ya unos cuantos locales donde tomar ese primer vinito con esas rabas (calamares). Podemos seguir la ruta gastronómica por Hernán Cortes, Peña Herbosa, por la calle Tetuán y terminar en la zona de las terrazas del ferry, en Calderón de la Barca. La oferta es amplia y deliciosa.

Estos son mis doce imprescindibles en Santander, pero seguro que se me ha olvidado algo. ¿Alguna idea que añadir?


One Comment
Marta
He estado en Santander en un viaje de final de curso y la verdad es que con tu reportaje he redescubierto un Santander que apenas recordaba. Tengo que volver, en Otoño!