Avilés, donde puso el ojo Niemeyer
Y de Cudillero a Avilés, una ciudad que durante mucho tiempo vivió a la sombra de las grandes urbes asturianas como Oviedo y Gijón y que en los últimos meses se ha colocado en el mapa turístico mundial gracias a la inauguración del Centro Cultural Óscar Niemeyer, una colosal apuesta arquitectónica que ya reina como uno de los edificios mas emblemáticos no sólo de la del Principado sino de toda España y Europa.

Es una tendencia global y una estrategia turística. Una forma de atraer visitantes que llegan a ciertas ciudades con la idea de ver ante sus ojos edificios modernos, obras civiles de vanguardia, espacios polivalentes ultramodernos que presumen por ser las catedrales del siglo XXI. Y eso es lo que ha ocurrido con Avilés. Desde que se anunció el proyecto del ya centenario arquitecto brasileño –el cual regaló los planos al Principado en agradecimiento por el premio Príncipe de Asturias de las Artes obtenido en 1989- el aún embrionario centro cultural empezó a atraer las miradas de los medios de comunicación. Su repercusión fue tal que hasta famosos como Woody Allen o Brad Pitt pasaron por el centro antes de su apertura.

Poco a poco el nombre de Avilés empezó a sonar, cada vez con más fuerza. Gente que hace o cuatro años hubiese dudado a la hora de ubicar esta ciudad en un mapa supo de la existencia de una localidad industrial donde Óscar Niemeyer había puesto el ojo. Y donde se construiría un edificio digno de cualquier gran capital. Mas o menos podemos decir que a Avilés le tocó la lotería.
Y ya han empezado a disfrutar de los placeres del premio.
Miles de turistas han pasado ya por el flamante centro cultural lleno de paredes blancas relucientes, curvas psicodélicas, cúpulas superlativas, océanos de alfombras de un rojo intenso, interminables escaleras de caracol y espacios polivalentes concebidos de una forma inteligente donde se desarrollaran exposiciones, conciertos, congresos, conferencias…eventos miles que atraerán a turistas, viajeros, congresistas quienes probablemente se enamorarán del centro nada más pisarlo.

Y que aprovecharán su estancia para descubrir, de paso, una ciudad encantadora, con un casco histórico impecable y manejable, todo peatonal. Llena de restaurantes, vinotecas, tiendecitas, hotelazos y hotelitos…. Y siempre rebosante de gente que ahora sí que hace parada en Avilés aunque sea para dar un simple paseo, hacerse una foto con la flamante silueta de la mujer del Niemeyer como telón de fondo.

Y de paso tomar una sidra que ¿por qué no? “ Y ya que estamos aquí “aprovechamos para picar algo, una cúpula avimeyer por ejemplo, el mantecado de moda”. O a dormir… los hoteles están a tope y la prueba es que hasta los responsables del NH Palacio de Ferrera, el hotel que reina en el corazón de la Plaza Mayor están estudiando una posible ampliación. Decisión que dice mucho de cómo les van las cosas a los gestore del establecimiento que en vez plantearse un recorte, como les ocurre a otros tantos hoteles de la cadena, apuestan por un crecimiento.

Esa es la imagen que transmite Avilés, una urbe en crecimiento gracias al poder de un terremoto llamado Niemeyer. Y lo que queda, pues que este centro cultural no es más que la primera fase de un gran proyecto babilónico llamado la “Isla de la Innovación”, en el cual ya está trabajando hace meses el mismísimo Norman Foster, quien por cierto, también obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009.
¿Qué opinas tu de la revolución que esta viviendo Avilés?

4 Comments
albañil
Niemeyer es una pasada, oí que lo iban a cerrar por falta de subvenciones, no se al final que pasaría…pero arquitectonicamente no tiene parangon…
Cris
No tenemos nada que envidiar a ningun sitio,aqui se come bien,la gente es muy hospitalaria y amable,hay muchas cosa que visitar,como la zona antigua de Aviles que es una maravilla y ademas muy extensa,y ademas a la gente que vive en el sur de España le viene muy bien paraquitarse de esos calores tan extremos que tienen por alli,en conclusion que hay que venir a Aviles, que tenemos muchas cosas que ofrecer.
nenomadaleno
Avilés ha dejado de ser el patito feo de Asturias. El Niemeyer es un privilegio para los sentidos. Y su casco viejo es de los más bonitos que se pueden disfrutar. Por cierto, en pleno casco viejo, Llamber, para picar/comer de una forma original en un entorno cuidado.
Nicolas de Ovando
Aparte de la revolucion que ha dado como ciudad, que es un hecho constatado. Hay que resaltar que a sabido conservar sus grandes restaurantes de toda la vida: Tataguyo, Casa Alvarin (la mejor bodega y jamon de Asturias) , Casa Lin.
La zona de Sabugo es una de las mejores de Asturias para tomar el aperitivo los domingos.