África,  Suráfrica

La leyenda del barco fantasma del Cabo de Buena Esperanza, visita imprescindible en Sudáfrica

La fuerza del mar tiene un atractivo especial. Ver como las olas baten contra las rocas en un día de tormenta es un espectáculo. El Cabo de Buena Esperanza, en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, es un de los lugares del mundo donde con más temporales, de ahí su sobrenombre de “Cabo de las Tormentas”. Un punto legendario que todo viajero que se precie debe visitar al menos una vez en la vida.

Paisajes en la ruta hacia el Cabo de Buena esperanza

Acabo de regresar de Sudáfrica, un viaje maravilloso a un destino que recomiendo. Podría contaros muchas historias y curiosidades de este apasionante país, pero empiezo con una leyenda que tiene el mar como protagonista. Y que me sirve de excusa para hablaros de uno de los lugares más alucinantes de los que he visitado: el cabo de Buena Esperanza.

Yo llegué a Buena Esperanza por carretera desde la bellísima Ciudad del Cabo siguiendo una ruta panorámica que presume por ser una de las más bonitas del mundo. Un recorrido de una hora y media en coche, aproximadamente. Que atraviesa parajes salvajes, acantilados de vértigo, playas interminables como las de Sea Point, Clifton, Camps Bay o Llandudno… Y acaba en el punto del continente donde reina el dios Eolo.

En la ruta hacia el Cabo de Buena Esperanza salen al paso playas idílicas

Un punto emblemático donde siempre sopla el viento. Pero que ¡ojo!, es importante advertir que no es el punto más austral de África como muchos piensan equivocadamente. Ese título lo ostenta la vecina Punta Agulhas o Agujas. Otro cabo situado a unos 220 kilómetros de Ciudad del Cabo, al final de la Garden Route. Y que es el punto exacto donde se juntan el Índico y el Atlántico.

EXCURSIÓN AL CABO DE BUENA ESPERANZA Y AL CABO AGUJAS

Reserva aquí tu excursión a los dos lugares más emblemáticos de la costa sudafricana con salida desde Ciudad del Cabo.
1. Puedes escoger una ruta panorámica por el Cabo de Buena Esperanza.
2. O bien hacer una excursión al Cabo Agujas.

Ambas opciones son recomendables y se pueden hacer en un día que seguro se quedará grabado para siempre en tu memoria y en tu cámara de fotos.

Cabo de Nueva Esperanza, reto para navegantes

Si estas escarpadas rocas hablaran contarían a los miles de turistas que hoy pasan por aquí historias de veleros, goletas y bergantines que se transformaban en simples juguetes en manos de las olas. Les contarían cómo hombres valerosos de la talla de Vasco Nuñez de Balboa, Fernando de Magallanes, Juán Sebastián Elcano. O temidos piratas como (Sir) Francis Drake temblaban en sus aguas como asustadizos chiquillos. Prueba es que antaño, los navegantes que lograban sobrevivir a los Cabos de Buena Esperanza y al de Hornos (el punto más austral de Chile) se ponían un pendiente en la oreja, un aro como símbolo de la hazaña lograda.

Pero no todos los navegantes salían victoriosos. No hay que olvidar que hasta el descubridor de este punto de la tierra, el portugués Bartolomeu Dias (1430-1500). Fue él quien bautizó este rincón con el nombre originario de Cabo de las Tormentas -y que más tarde el rey Juan II de Portugal cambió por el de cabo da Bõa Esperança, (cabo de Buena Esperanza) – pereció en este mismo lugar un día de temporal. El fondo de estas aguas está repleto de galeones hundidos y tesoros.

Vistas de la costa desde el faro del Cabo de Buena Esperanza

Han pasado muchos los siglos y los temporales allí son igual de fieros que antaño. Y los barcos modernos que cruzan el cabo se arriesgan a encontrarse con el mismo infierno de antes. El escenario no ha cambiado. Pero por suerte, los protagonistas del drama, no nos engañemos, se enfrentan a la naturaleza en unas condiciones mucho más ventajosas que los viejos navegantes.

Los barcos son ahora más sólidos, más veloces, más manejables. Y están equipados con la más avanzada instrumentación: radar, ecosonda, radio, GPS…  Todos menos uno.  Y aquí va mi leyenda.

Imagen del fantasmal Flying Dutchman
Imagen del fantasmal del “Holandés Errante”, el Flying Dutchman

La leyenda del “holandés errante”

Se cuenta que hoy día todavía navega por estas costas el The Flying Dutchman (traducido como el Holandés Volador’ o “Holandés errante”).  Un barco misterioso que, según cuentan los lugareños y los navegantes, está tripulado por fantasmas condenados a permanecer atrapados en las corrientes del cabo durante la eternidad. Incapaces de cruzar al otro lado del continente, aunque el mar esté en calma. Son muchos los marinos que cuentan haberse cruzado con ese terrorífico galeón, y otros han perecido ante tal terrible imagen.

Si subes al faro, el punto más alto, puedes ver la costa abrupta y sentir el viento que sopla casi de manera constante. Para llegar a la linterna puedes subir por las escaleras que ascienden hasta el mirador. O coger el funicular que sube en pocos minutos y que curiosamente, se llama como el barco misterioso: el “Flying Dutchman”. Un homenaje a la leyenda más famosa. También puedes subir el el funicular y bajar a pie. Opción muy recomendable si no tienes mucha prisa.

Yo no tuve la suerte (buena o mala, eso ya no lo se) de ver al Holandés Volador, pero si que me hice la foto típica con mis compañeras de viaje ante el letrero del “cabo de Buena Esperanza”. Y me compré una especie de diploma que acredita mi estancia en este lugar mítico. Y por supuesto, me he puesto un pendiente que acredite mi hazaña viajera.

One Comment

  • Beltran

    Me ha gustado mucho la historia de FANTASMAS.
    ¿Ha ti te asustan los FANTASMAS ?
    Ademas a mi no me dan miedo los FANTASMAS.

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