
Bodegas y catas en la región de Mendoza, Argentina
Viajar para saborear buenos vinos está de moda. Y no sólo por España o Europa. Cada vez son más los viajeros que se animan a cruzar el charco para visitar bodegas en la otra punta del mundo. Si eres uno de esos adictos al universo del vino amigo de recorrer el planeta para probar buenos caldos y visitar viñedos centenarios he aquí mi propuesta: escápate a Mendoza, en el interior de Argentina aprovechando las buenas conexiones que oferta Lan Chile. Buena oportunidad para conocer una de las mejores regiones vitivinícolas del país (acoge el 70% de la producción de vinos argentinos) y una de las más importantes del mundo.

Fueron los jesuitas y franciscanos españoles instalados en esta zona de Argentina quienes, hace ya siglos, en años de la colonización, empezaron a producir el vino que necesitaban para oficiar las misas y celebraciones religiosas. Las condiciones eran idóneas para ello. Es Mendoza una región árida, casi desértica perfecta para el cultivo de viñas calidad por razones varias.
La primera y muy importante, la calidad de la tierra. La segunda: una óptima amplitud térmica: es decir, por un lado horas de sol necesarias para que la uva crezca rica en aromas (aunque ojo, con tanto sol las uvas tienden a ser muy dulces, por eso los vinos de Mendoza rondan los 14, 15 grados de alcohol, para bajar el azúcar) Y por otro poca lluvia, pero la suficiente para dar de beber a esas viñas: con una media de doscientos mililitros de lluvia anuales.

Una vez ubicados, toca seleccionar qué visitar, lo cual es tarea complicada. A lo largo del hermoso Valle del Uco, donde centramos la visita, que corre paralelo a la cordillera de los Andes y con vistas al Aconcagua, el techo de América) se esconden cientos de bodegas muchas de ellas abiertas al público. Y la mayoría elaboran vinos con uva malbec (la variedad argentina por excelencia).

Dentro de una bodega hay mucho que hacer. Las visitas en esta región madura en lo que al turismo vitivinícola se refiere se ofertan como experiencias y cada una es diferente. Hay algunas centenarias como bodegas Trapiche, la cual conserva esa hermosa estética industrial con las vías del tren por donde antaño circulaba el vino desde Mendoza a Buenos Aires como protagonista.
Las hay ultramodernas, templos de vanguardia. Algunas incluso acogen museos de arte como las bodegas Salentein con esas barricas alojadas en templos de acero y cristal milimétricamente ordenadas y con hotel propio, una excepción en la zona pues no abundan las bodegas con alojamiento.

Las hay donde te ofrecen disfrutar del vino haciendo catas varias, te ofrecen la posibilidad de salir a vendimiar (en febrero, marzo… no olvides que Argentina está en el hemisferio sur y las estaciones son opuestas a las europeas). O actividades divertidas y originales como paseos a caballo entre viñas, una de las propuestas de la bodega Viña Cobos. Rutas en carruajes o en ¡motos antiguas con sidecar!… como por ofertan en Finca las Lechuzas. Ah, apunta también la opción de ir de bodega en bodega en bicicleta, última tendencia en la zona.

¿Si te gusta el golf atento también a la propuesta de la bodega Atamisque: jugar en un campo de nueve hoyos y rematar la jornada con una cata personalizada. ¿Apetecible verdad?

Es importante recalcar que casi todas las bodegas tienen restaurante y ese es un detalle clave pues lo mejor de Mendoza no es sólo la calidad de sus uvas y sus caldos. El poder hechizante del vino se multiplica si lo acompañas de platos exquisitos o sea, un buen “maridaje”. Y la gastronomía de Mendoza es compañera ideal para hacer realidad esos placeres.

Por ejemplo no te vayas de la región sin probar un buen asado. Mi propuesta, reserva uno en la bodega Norton, donde yo he tenido la suerte de degustar uno y recomiendo la vivencia. Un típico argentino que casa bien con los vinos de la región y que te ofrecerán en muchas bodegas.

Y por supuesto, no dejes de visitar Mendoza capital. Hermosa localidad donde no sólo encontraras hoteles de cadenas internacionales sino también una urbe acogedora donde hacer parada y fonda, hacer compras. Con una amplia oferta cultural y mucha vida nocturna.
Si decides instalar tu campamento en Mendoza, mi propuesta es que alquiles un coche para moverte de bodega a bodega (o una bicicleta) pero importante, llama siempre antes de la visita sobre y recuerda que la reserva para comer o cenar es obligatoria. Para organizar tu estancia no dejes de entrar en la web de Rutas del Vino donde encontrarás información sobre bodegas abiertas a visitantes. Y sobre empresas que organizan actividades.

Si te ha gustado la propuesta y te animas a saborear esta región argentina, ten en cuenta que la mejor forma de llegar al interior de Argentina es volando a Santiago de Chile ( Lan Airlines opera esta ruta con buenas ofertas). Y una vez allí tomar una conexión hasta Mendoza. Según me han contado quienes hacen este viaje con frecuencia (muchos empresarios y comerciales relacionados con el mundo del vino) esta es sin duda alguna la mejor combinación.


One Comment
romina
me encantan estas opciones, mendoza un gran lugar.