
Caminando entre volcanes en Tenerife: turismo activo
Tenerife tiene una oferta turística rica. Aparte del conocido sol y playa, la isla es un destino que conquista a los amantes del Turismo Activo. Senderismo por paisajes volcánicos, rutas en bicicleta de montaña entre nubes y lava, paseos tranquilos por sendas de ceniza… y por supuesto con la altiva cima de El Teide como compañera. Resumen, además de las chanclas, acuérdate de guardar en la maleta los zapatos de montaña.
La verdad es que Tenerife me ha sorprendido. Tenía en mente una imagen de la isla equivocada. Pensaba que era un destino de turismo masivo en busca de sol y playa lleno de guiris con chanclas bebiendo cerveza. Pero no.
Probablemente Tenerife tenga mucho de eso, por supuesto, pero yo no lo he visto, lo que confirma que los destinos siempre tienen dos caras. La tópica y por tanto más popular. Y la más desconocida que sólo aparece cuando se escarba un poco en busca de lo diferente.
Pues sí. El Tenerife que yo he conocido estos días no es el de la chancla sino el Tenerife activo. Me he pateado el interior de la isla surcando rutas de senderismo que atraviesan parajes volcánicos para mi gusto bellísimos y anónimos. Yo al menos no tenía ni idea de que este Parque Nacional tenía tantas rutas y tan especiales donde contemplar fenómenos casi únicos como el mar de nubes. Una especie de océano de algodón que se forma cuando las nubes chocan contra las altas cumbres del Teide impulsadas por los vientos alisios.

Roques y arena negra
Ni sabía de esa flora endémica de la isla donde habitan especies singulares como el extraño tajinaste, una planta con forma de capuchón que decora las laderas del Teide y que justo en estas fechas, finales de primavera y comienzos de verano, florece y aporta al paisaje esa pincelada de color rojo intenso (bueno, también hay tajinaste azul pero menos) que combina en armonía con el blanco de la retama, que también saca su flor en esta época.
No conocía esas mareas de arena negra que se forman en ciertas zonas. O esas rocas gigantes, los llamados roques, especie de esculturas naturales de formas caprichosas que la naturaleza ha sabido colocar en ese punto concreto donde más luce.

Por tanto, en Tenerife hay muchos tesoros ocultos, joyas que muchos de los cientos de miles de turistas que pasan al año por esta isla ignoran. Porque aquí, al igual que en otros tantos destinos del mundo, lo importante es encontrar a ese buen guía local, conocedor de los secretos de su tierra que sea capaz de llevarte a los rincones mas bellos y casi siempre, ocultos.
Por ejemplo, yo no hubiese descubierto nunca la belleza del área de las Arenas Negras si no llega a ser por la gente de la empresa MBT-Tenerife, a quienes alquilé la bicicleta de montaña con la que hice la ruta por el volcán del Chinyero. Gracias a ellos descubrí un rincón único.

La erupción de el Chinyero
Yo no me habría dado cuenta de que justo el Chinyero protagonizó la última erupción vivida en Tenerife (en noviembre de 1909) si no es por David, vulcanólogo profesional a quien tuve la suerte de conocer estos días.
O que el Pico Viejo es la segunda cumbre más alta de la isla, a 3.135 m sobre el nivel del mar, que descubrí gracias a la gente de Gaiatours. ¡Gracias desde aquí por tus sabias explicaciones!

Quizá por mi misma no hubiese llegado nunca al volcán de Arafo, oculto en las entrañas de la caldera de Pedro Gil, extraño paisaje extraterrestre con el negro como color dominante nacido de la erupción del mencionado cráter en 1705.
Pero gracias a la gente de Teno Activo no sólo alcancé ese lugar sino que disfruté haciendo una ruta que corre paralela al antes mencionado mar de nubes que creo se quedará para siempre grabada en la retina. ¡Qué sitio tan bonito! ¡Qué secreto mas goloso! ¡Qué descubrimiento!

Cuando florecen los tajinastes
Y si Alfonso, periodista experto en naturaleza, no me hubiese mostrado ese rincón donde se concentran los tajinastes, cercano al mirador de los Roques de García, probablemente me hubiese quedado sin esta imagen (perdón por la calidad de la fotografía, la cual he ampliado mucho para poder mostrar estas plantas).

Eso sí. Es importante recordar que la mayoría de estos rincones mágicos que he tenido la suerte de descubrir estos días no están a pie de playa. Para conquistarlos hace falta siempre caminar pues suelen estar camuflados en medio de una ruta de senderismo invisible a los viajeros con chanclas. Es ese esfuerzo lo que ha permitido su conservación.
Los turistas de sol y playa no buscan estos hechizos y mientras las playas del sur de la isla están a rebosar, las entrañas del Parque Nacional del Teide están casi siempre tranquilas.

Para muchos, es mejor tumbarse al sol en una playa masificada que caminar cuatro o cinco horas en solitario entre sendas de ceniza gris. Es muy respetable, y debe haber opciones para todos los gustos. Y en Tenerife, por suerte, las hay.
Por tanto, si les gustan los secretos y la naturaleza no dejen de visitar el Tenerife mas desconocido y ojo, que no corra la voz. Queremos que siga siendo un secreto entre amigos.



3 Comments
Javier Gómez
Hola Nani
Te escribo desde Tenerife, aunque soy malagueño. Llevo nueve años ya en estas tierras y cada vez me da más rabia ver cómo algunas agencias de viaje siguen vendiendo a Tenerife solo como una isla para ir de playa a tomar el sol.
Tú misma te has dado cuenta lo diferente que es. Vale, sí, tiene magníficas playas al sur, y un clima envidiable, pero es que la isla es preciosa y tiene unos pueblos y una montaña única; unos paisajes volcánicos únicos, y los acantilados son para enmarcarlos.
En fin, que me alegra que hayas descubierto esa otra parte de la isla.
Un saludo.
Alfonso Polvorinos
Fantástico post Nani. Y un placer compartir contigo unos días de experiencia volcánica. Hay muchos rincones espectaculares en el Teide y en el resto de Tenerife que te mostraré la próxima vez. De momento me alegra ver la preciosa foto de los tajinastes rojos y el Teide con la que plasmaste ese momento.
felicidades por los post. Un abrazo, Alfonso.
Víctor
Me encanta esta dicotomía entre lo popular y turístico y lo oculto y natural que ofrecen las islas españolas. Algo muy parecido a lo que cuentas me pasó cuando visité Ibiza en noviembre, con las discotecas cerradas y los turistas lejos de las playas.
¡Qué ganas de Tenerife me entraron!