
Curiosidades sobre la región de Flandes y Bruselas y alguna leyenda
Me encanta descubrir las historias diferentes que hay detrás de muchos destinos. Hoy me voy a Flandes, en Bélgica, en busca de algunos de los típicos “sabías qué”. Detalles anecdóticos de los lugares que visitamos que si no nos cuentan, quizá, nos pasarían desapercibidos. Bajo estas líneas, comparto alguna de estas curiosidades que además son visitas y experiencias que sólo puedes vivir en Flandes y Bruselas. ¿Alguna que añadir?
A muchos viajeros nos gusta descubrir rincones no habituales, leyendas… en mi querida Flandes hay muchas y elegir ha sido tarea complicada. He aquí una selección con cinco “sabías qué” cuya lectura, creo, puede gustarte tengas pensado o o viajar para conocer esta hermosa región.

1. Jeanneke, la niña más escondida de Bruselas
Mi “sabías qué” favorito de Bruselas tiene nombre propio. Se llama Jeanneke y es una niña pasa desapercibida para muchos visitantes pues la fama se la lleva toda su amigo el Manneken Pis. La culpa la tiene la ubicación. El chico está situado en pleno casco antiguo, a dos paso de la Grand Place, en una esquina por la que todos los días pasan miles de personas. Con el Manneken Pis te encuentras aunque no lo busques, seguro. Y lo identificarás desde lejos pues siempre hay masas de turistas fotografiando sus curiosos vestidos.

Jeanneke sine embargo es más discreta y se oculta en un callejón y tras una verja. Dar con ella es difícil, hay que ir a buscarla. Y una vez ante ella ¿qué? Pues nada. Jeanneke no es una gran escultura, ni se deja fotografiar con facilidad.

No llama la atención por nada, ni reclama protagonismo alguno. Pero simplemente existe y a mi al menos me parece curiosa su estampa. Por eso me gusta reseñarla.
Además, creo, que es la única escultura en el mundo dedicada a una mujer haciendo sus necesidades y por tanto, una estampa que sólo puedes contemplar en Bruselas. Confieso que éste no es un dato contrastado. ¡Por favor! alguien sabe de la existencia de alguna otra representación parecida que me lo diga, así a lo mejor me da para hacer un post sobre visitas escatológicas en el mundo.
2. La máquina de esnifar chocolate
Este “sabías qué” es muy “oloroso”. Para “saborearlo”ponemos rumbo a Amberes. Concretamente nos dirigimos a una tienda. O mejor dicho, al palacio del chocolate. Así se refieren los lugareños a este espacio, el Chocolate Line, que no es más que el lugar de trabajo de uno de los grandes maestros chocolateros belgas: Dominique Persoone.

Su nombre debe estar en las listas más golosas del mundo por muchas razones. Para empezar por su tienda. Un templo, donde los amantes de los dulces se volverán, literalmente locos. No sólo por lo que se vende sino también por su decoración recargada digna de un palacio.

Y por su obrador acristalado donde puedes contemplar como los reposteros hacen, en vivo y en directo, obras de arte con el chocolate.

Pero vuelvo a mi “sabías qué” y es que lo que más me llama la atención de este lugar es que es el único establecimiento que conozco donde puedes comprar una máquina para esnifar chocolate. No he visto nada parecido en todo el mundo. He estado ya un par de veces en la tienda de Persoone, con distintos amigos, y cuando les hablo de la existencia de este curioso aparato, todos alucinan. Con razón.

Confieso además que lo he probado y el sistema es sencillo. El aparato consta una especie de cucharas que se colocan al borde de la nariz con un chocolate en polvo (que viene en la caja y se puede comprar a parte), aderezado con otros productos como jengibre, menta… No hay más que activar una palanca y aspirar fuerte para que el polvo vuele y penetre en la nariz.
Ya, la pregunta es ¿te ha gustado? Tengo que confesar que no. Pero ¿ha sido una experiencia distinta, curiosa? Ahora la respuesta es sí. Sirva como dato que nos cuentan en la tienda que ya se han vendido más de 30.000 unidades de esta “esnifadora de chocolate” que por cierto, se diseño por encargo de los Rolling Stones quienes buscaban algo “especial” con lo que amenizar una de sus famosas fiestas.

Confieso que tampoco he podido contrastar esta información con ningún miembro de la banda e ignoro si Mick Jagger guarda una “esnifadora de chocolate” en su mesilla de noche. Pero lo que sí tengo claro es que este artilugio a despierta la curiosidad de todo el que la descubre. Yo personalmente me quedo con las barras de labios de chocolate que venden en la mista tienda y que siempre que voy compro para mis hijas. Prefiero los besos dulces que los aromas pero ya se sabe, sobre gustos no hay nada escrito.

3 – Adictas a la crema de Speculoos
Mi tercer “sabías qué” también tiene connotaciones gastronómicas, aunque más que una curiosidad este es una propuesta. ¿Sabéis que es el speculoos? Es una crema para untar, con una textura parecida a la de la nocilla pero que se hace con las galletas del mismo nombre. Es uno de esos productos gastronómicos curiosos y únicos que solo he visto en Bélgica. Los venden en todos los supermercados. A mis hijas les encanta.

Cuando viajo siempre me gusta comprar especialidades locales de los lugares que visito, y un año volví de Flandes con dos botes de speculoos. A mis hijas les gustó tanto que es ya casi su merienda favorita. Problema, sólo se vende en Bélgica. Y por más que he rebuscado, es imposible de encontrar en España. Por tanto, cada vez que algún amigo se va a esas tierras siempre pido un favor: ¡por favor me traes un par de botes de speculoos?

Se a ciencia cierta que muchos amigos que viajan con frecuencia a Bruselas por trabajo huyen de mi pues están ¡hartos! de cargar con esos botes pues para traerlos es necesario facturar maleta, y además pesan. Por tanto este “sabías qué” además de relatar una historia, lo que busca en realidad es ¡ayuda!. Necesito que alguien me diga “¿Sabías que ya no es necesario viajar a Bruselas para comprar speculoos?” Mientras llega ese gran día, sólo tengo dos opciones. La primera, seguir mendigando favores a costa de perder amistades. O la segunda, seguir viajando con frecuencia a Flandes para recopilar existencias.
4- Malinas y la leyenda de los apagalunas
El siguiente “sabías qué” es una leyenda cuyo escenario es la bella ciudad de Malinas, a sólo 25 kilómetros de Bruselas. Pequeña localidad (llamada Mechelen en flamenco), la cual suele pasar desapercibida para los viajeros que cuando visitan esta región centran su interés en Bruselas, Amberes, Brujas o Gante… Yo os aconsejo que incluyáis Malinas en el itinerario por varias razones. La primera sus callejuelas están llenas de joyas arquitectónicas. Sin duda, choca ver tantos edificios históricos, pero hay una explicación: durante la Edad Media, en los años del Ducado de los Borgoña, Malinas fue nada más y nada menos que la capital de los Países Bajos.

Pero mi “sabías qué” es mucho más anecdótico. Me cuenta la guía que me acompaña que una noche, hace ya siglos, un habitante de Malinas observó, al salir de una taberna donde al parecer había bebido alguna que otra cerveza de más, que la torre de su querida catedral ¡estaba ardiendo!. Raudo dio la alarma. Las campanas de las iglesias empezaron a doblar. La gente gritaba y corría alborotada: ¡fuego, fuego! Los vecinos de Malinas se equiparon con cubos de agua e hicieron una cadena humana hasta la torre pero… ¡sorpresa!. Al llegar arriba descubrieron que no todo había sido una falsa alarma. El resplandor que tanto les había asustado no era más que ¡el simple reflejo de la luna llena sobre la iglesia!. Desde entonces, a los habitantes de Malinas se les llama los “apagalunas”.

Otra historia de Malinas digna de un “sabías qué” también con tintes cerveceros pero con más calado histórico. Hay en la Plaza Mayor (Grote Markt) un bar (el Dem Beer) al que, se dice, el emperador Carlos I de España y V de Alemania (nacido en Gante) entró una tarde con el fin de tomarse una cerveza (cuentan que la cerveza de Malinas era su favorita). Al parecer, el monarca venía sediento, directo de dar un paseo por el campo, actividad a la que era muy aficionado, y se había ensuciado bastante de barro. Al ver a tan sucio cliente, la dueña del local enfadada le prohibió la entrada. Por suerte, alguien alertó pronto a la mujer de que el hombre rechazado era, nada más y nada menos, que el ¡mismísimo Emperador!. Ante tal información, la “mesonera” salió rauda en su busca y le rogó que ¡por favor! regresara a su taberna. Si quieres identificarla es fácil, tiene un oso esculpido en la puerta.
5- Bacterias que elaboran la cerveza lambic
Cierro con otro “sabías qué” con la cerveza flamenca como protagonista. Es bien conocido por mucha gente que Flandes es la región donde se producen más cervezas del mundo, con ¡más de 1500 variedades catalogadas!. Además, alrededor de esta industria hay muchas tradiciones, por ejemplo que cada marca tiene su propio vaso, diseñado expresamente para mejorar la degustación de la misma.

La creatividad también está a la orden del día y en los últimos años han proliferado cervezas de sabores extraños como de frambuesa, ¡de chocolate!…. Pero lo que no sabe mucha gente es que la cerveza belga por excelencia es la “lambic”, la cual sólo se produce en el Valle del río Senne, al sur de Bruselas. Una zona tocada por la magia de todos los dioses cerveceros y donde habitan unas bacterias únicas en el mundo que permiten una fermentación natural y espontánea. Curioso y cierto. Podrás viajar por todo el mundo y probar cientos ¡miles de cervezas! Pero la cerveza lambic de Flandes es única, distinta, especial y únicamente podrás degustarla en estas tierras flamencas. Así que si no lo sabías, ya lo sabes. Y si lo sabes no tienes excusa.
IDEAS: TOUR CERVECERO PPR BRUSELAS Por cierto, si te gusta el mundo de la cerveza, atento a este tour por las distintas cervecerías de Bruselas, con degustaciones incluidas. Con vista a la cervecería con más variedades a la venta del mundo. Ideas curiosas para visitas diferentes.
Estas son mis cinco curiosidades flamencas pero seguro que hay muchas más. ¿Me ayudas a ampliar esta lista?

