Amsterdam en bicicleta tiendas y restaurantes curiosos
Una de las primeras cosas que hago cuando llego a Amsterdam (Holanda) es alquilar una bicicleta. Hay en la ciudad varias empresas de alquiler y los precios varían mucho según el tiempo y el tipo de bicicleta que se alquile. Estas son las tarias de la empresa Mac Bike, justo en frente de la estación central, donde yo alquilé la mía.

Merece la pena alquilar una bicicleta pues recorrer las calles de Amsterdam sobre dos ruedas es un placer aunque ¡ojo!, también tiene su ciencia. Por ejemplo, ¿se habían fijado que la mayoría de las bicicletas holandesas no tienen frenos en el manillar? Pues es que ¡se frena pedaleando hacía atrás!… sí, pequeño detalle al que me ha costado acostumbrarme y que me ha hecho tambalearme más de una vez.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que hay que llevar siempre un candado y al aparcar hay que atar la bici siempre a algo… a la barandilla de un canal, a una verja, a lo que sea. Lo importante es asegurarse que no la roben. No porque Amsterdam sea una ciudad insegura, para nada, sino porque más vale ser precavidos que lamentar la desaparición de la bicicleta por una imprudencia.
Al circular por las calles es muy importante tener cuidado de que la rueda no entre, accidentalmente, en los raíles por donde pasa el tranvía. Si pasa esto, la bici se frena de repente y el castañazo está ASEGURADO… y puede ser bastante peligroso así que ATENTOS LAS VÍAS.
Una vez que se tienen claros estos detalles no queda más que empezar a pedalear. Ah, y si la bici tiene una cestita donde ir colocando las bolsas de las compras, mejor que mejor. Aunque ese no es mi caso esta vez. No he comprado casi nada a pesar de que he visto tiendas súper curiosas como esta por ejemplo, llamada De Witte Tanden Winkel“la tienda de los dientes blancos”, especializada en productos dentales, algunos súper curiosos como cepillos de dientes con reloj o con formas extrañas.

Este es uno de los muchos establecimientos divertidos que hay en las llamadas nueve calles, un entramado de callejuelas comerciales situadas en el punto donde se cruzan entre si el canal de los Príncipes, el de los Señores y el de los Emperadores, y muy cerca de la plaza del Dam. Un pequeño paraíso para los amantes de cacharrear entre comercios atípicos. En las nueve calles todos los comercios tienen personalidad propia.
También el restaurante donde comimos ayer es un lugar que merece una mención. Se llama De Culinaire Wekplaats y mas que un restaurante parece la cocina de una casa con mesas a su alrededor, donde puedes ver cómo elaboran el plato que te vas a comer.

Eso sí, siempre con ingredientes naturales como por ejemplo zanahorias negras. Sí, sí, han leído bien. Y es que hoy me he enterado de que ese era el color original de esta verdura que, según me han contado en el restaurante, es naranja debido a una manipulación genética hecha hace ya muchos años por los propios holandeses, tan amigos de experimentar con flores y plantas. Ya, suena raro, y la verdad es que desconfié de la veracidad de este dato hasta que me sacaron este ejemplar que confirma que las zanahorias negras existen. Y por cierto, están muy buenas.

El caso es que nos pusimos las botas con un menú a base de verduras varias cocinadas de mil formas distintas. Y lo más curioso. A la hora de pagar nos entregaron una nota que decía: ¿Cuánto crees que vale este menú?, paga lo que consideres apropiado. No. No es broma, aquí está la prueba.

Empezó entonces una discusión entre los comensales. 35 euros, quizás 45… las apuestas subieron hasta los 60 teniendo en cuenta el diseño del restaurante, la calidad de todo lo que habíamos comido, el atento servicio de los cocineros explicándonos al detalle cada uno de los platos… la sorpresa fue descubrir que el precio recomendado era 20 euros (sin vino). En mi opinión, un precio más que correcto por no decir bajo. Yo desde luego hubiese pagado más.

Quizá no sea este un restaurante caro porque no está en el centro de Amsterdam sino en un barrio residencial llamado El Westerpark. Una zona de la ciudad totalmente renovada, donde viven muchas familias jóvenes. Y por donde apenas pasan turistas, ni hay tiendas de souvenirs por todas las esquinas. Pero por donde da gusto pasear sobre todo si lo que buscas es tomarle el pulso a la ciudad desde su cara más cotidiana. Como si fueras un amsterdamés de pura raza.


12 Comments
isabel
Visitaremos Holanda desde finales de abril hasta mediados de mayo. Nos gustaría alojarnos en B&B. ¿Conoces alguna casa que este bien? Las que he encontrado que me gustan estan ocupadas.
AliBH
De Witte Tanden Winkel, “la tienda de los dientes blancos” es un establecimiento muy recomendable para aquell@s que hemos sufrido mucho por tener los dientes en su sitio y los cuidamos hasta el más mínimo detalle 🙂
Capitan Rinchetti
Que buena pinta tiene ese restaurante. Me lo apunto seguro en mi lista de prioridades para visitarlo en cuanto vayamos a Amsterdam.
Esmeralda
¡Me encanta!
Cada día se aprende algo nuevo con tu post.
Estoy deseando ir y probarlo.
laviajeraempedernida
Hola Bea.
La verdad es que en el diccionario de la RAE no aparece ninguno de los dos términos. Yo, por recomendación de la Oficina de Turismo de Holanda (a quienes hice la consulta), suelo escribir amsterdamés y amsterdamesa, aunque no tengo la certeza de que esa sea la forma correcta.
Efectivamente, en el texto se me había colado con “n” pero ya lo he corregido para unificar criterios con posts anteriores.
Así que mi voto para la “M” de amsterdameses. Y a ver si lo incluyen en el diccionario un año de estos.
Gracias pro tu consulta y un saludo.
Bea
Tengo una duda enorme: ¿se dice “amsterdanés” o “amsterdamés”?
Me apunto ese restaurante para la próxima vez que vaya a Amsterdam, una de mis ciudades favoritas. Desde luego, hay que recorrerla en bici: http://blog.cheqqer.es/2010/11/19/la-ville-est-plus-belle-a-velo/
Egoitz
Menudo descubrimiento fue el restaurante De Culinaire Werkplaats! y la zanahoria negra, la patata negra, el arroz negro… si no lo veo no lo creo 🙂
Angie
La zanahoria negra, ¡así era y fue la zanahoria en un principio! Hasta que el holandés la quiso mutar a naranja por ser el color oficial… ¿A que parece increíble!