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Viajes y experiencias viajeras en primera persona

Me escriben varios lectores solicitándome ofertas de viajes pero publicarlas no es fácil. Es verdad que recibo bastantes, pero no todas las que entran en mi correo son interesantes, y como ignoro la forma de trabajar de muchos de los agentes y turoperadores que me envían la información, creo que mi deber es no recomendarlos. Es decir, creo que parte de mi credibilidad depende de haber vivido o no la experiencia en primera persona y por tanto, no me gusta hablar de lo que no conozco por mi misma.

Creo además, que así debe ser. Lo que nos diferencia a los periodistas especializados en viajes de los folletos turísticos es el conocimiento del terreno. Nuestro deber es hablar de aquellas ciudades que nos hemos pateado de arriba abajo y nos han dejado huella. A veces buena, y a veces, por supuesto mala. Por que no se crean que todos los lugares que visito me enamoran, claro que no. Podría hablarles de muchos destinos que no me han seducido en absoluto, de hoteles horribles y sucios en los que he dormido, de decepciones turísticas varias y de malas experiencias con gente, con compañeros, con organizaciones y empresas turísticas.

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Pero también creo que lo mejor que se puede hacer contra las malas experiencias es ignorarlas. No es mi estilo dedicar un post a hacer una crítica destructiva de un restaurante, de una ciudad, de un museo… si el sitio en cuestión no me ha gustado nada procuro ignorarlo (cuantos menos publicad se le de a quien no lo merece mejor), o matizar mucho mis palabras aclarando que mi disgusto es una opinión personal fruto de una experiencia concreta, y explicando siempre las razones de la crítica.

Por que un viaje esconde tras de si una experiencia y se que lo que a mi me gusta no tiene por que gustarles a los demás. Y viceversa. Se que lo que yo busco como viajera en un destino con tiene por que coincidir con lo que buscan otras personas con otros objetivos distintos al mío. Y lo que me ocurre a mi no tiene por que sucederle a nadie más.

Sirva como ejemplo que en mi experiencia viajera sólo me han robado dos veces. La primera fue un atraco a punta de navaja en la estación del metro de una capital europea… no me hicieron nada y gracias a la milagrosa aparición de una señora, anciana, que me ayudo y demostró una gran valentía, el atracador en cuestión huyó a la velocidad del rayo con mi bolso (donde sólo había un libro y un plano de la ciudad, por que casualmente ese día yo llevaba el dinero y la documentación en el bolsillo del pantalón). Desde entonces, le tengo una manía horrible a esa ciudad, a la que he vuelto en varias ocasiones y donde siempre me han pasado cosas raras. Y aunque en mis conversaciones personales siempre digo que esa ciudad “me espanta”, a la hora de escribir sobre ella procuro olvidarme de mi aversión personal pues se que esconde muchas cosas muy muy buenas. Aunque a mi no me convenzan en absoluto.

La otra vez que me robaron fue en un hotel de cinco estrellas, situado en una ciudad americana muy turística. Mi equipo fotográfico desapareció como por arte de magia (me refiero a un equipo profesional; cámara, objetivos, carretes -aún no había llegado la era digital-) y días de trabajo). Protesté, lloré, denuncié, pataleé… pero mi equipo no apareció nunca más. Perdí cerca de doscientas cincuenta mil de las antiguas pesetas. Por supuesto, no pienso volver a poner los pies en ese hotel en el que casualmente, se han alojado más tarde muchos amigos míos. Y nadie me cree cuando les cuento lo que me pasó… al contrario de lo que me ocurrió a mí, a ellos les fue muy bien en ese establecimiento.

Creo que parte de mi deber, a parte de informar, es hacer soñar a la gente y descubrir otros mundos. Pero marcando cierta distancia. No tengo intención de llenar este blog con malas palabras o críticas destructivas. Pero tampoco tengo intención de mentir a nadie. De lo que no conozco, no hablo. Y de las malas experiencias, hablaré solo si considero que mi vivencia puede ayudar a otros. Y si algo no me gusta o no me convence, lo digo, sí, pero ojo, dejando claro que es una opinión personal.

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Las maletas, imagen La Viajera Empedernida

Lo bueno de los blogs es que son espacios interactivos y siempre será bienvenida la opinión contraria. Para eso está la sección de comentarios que aparece bajo estas líneas. Para que todos podamos opinar.

Por eso tampoco soy partidaria de publicar ofertas concretas. No soy una agencia de viajes, soy periodista de viajes, que es algo muy distinto. Y más que hablarles de dinero quiero hablarles de posibilidades, de ideas, de novedades, de aperturas, de exposiciones, de espectáculos, de culturas… de experiencias personales y de sueños que pueden hacerse  realidad. Pero creo que hoy en día en Internet (y en la calle) hay agencias más que suficientes donde seguro, encontrarán muchas más ofertas de las que yo pueda contarles en cuatro párrafos.

2 Comments

  • mani

    Me qdo intrigada con lo del robo en un holte pq a mi me paso algo parecido en un hotel en una isla del Caribe a la q no pienso volver NUNCA. No si evitar el nombre es bueno o malo. Me dejas con la duda.

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