
Experiencias únicas en la ruta del vino Rías Baixas en el valle del Salnés
Las Rías Baixas gallegas son el escenario perfecto para vivir experiencias únicas; saltar de bodega en bodega disfrutando con los vinos de la variedad albariño, salir a marisquear con tus propias manos. Degustar té cultivado en pazos centenarios rebosantes de camelias. O dormir en hoteles rurales donde además de descansar entre piedras históricas puedes aprender a cocinar con productos locales. Son algunas de las actividades que yo he realizado mientras hacía la ruta del vino de Rías Baixas.

Al pensar en Galicia a todos se nos viene a la cabeza la imagen de un mar batiente y un plato de buen pescado, a ser posible marisco y acompañado de un buen vino albariño de la Denominación de Origen Rías Baixas. Escena tópica pero muy real.
Aunque mi propuesta de hoy no busca sólo sugerirte degustar tan apetitoso menú. Voy más allá. Te invito a que vivas el plato y todo lo que hay detrás de tan deliciosos manjares mientras haces la ruta del vino de las Rías Baixas.
¿QUÉ ES LA RUTA DEL VINO RÍAS BAIXAS?
Es un proyecto de enoturismo que nace con el fin de mostrar a los visitantes las bodegas donde se elabora vino de la Denominación de Origen Rías Baixas, cuya variedad más destacada es la uva albariño. Cuentan con un centenar de socios (bodegas, hoteles, empresas turísticas). Juntas ofrecen multitud de experiencias con un objetivo claro: mostrar el rico mundo del vino en las Rías Baixas desde todos los puntos de vista.

Experiencia marisqueando a pie en Cambados
Como de las bodegas ya os he hablado en un post anterior, vamos a centrarnos ahora en esas experiencias únicas en torno al vino que puedes vivir en el valle del Salnés, una de las cinco subzonas de la D.O Rías Baixas.
Empezamos con la pesca, el primer paso para poder tener ese delicioso marisco en el plato. ¿Quieres salir marisquear? Yo lo hice. Madrugué, puse rumbo al barrio de Santo Tomé de Cambados para unirme a la jornada de la Asociación de Mariscadoras a pie de Cambados. Me calcé las botas de agua, cogí el rastrillo, el carrito. Y me fui con ellas a buscar berberechos, almejas de distintos tipos, longueirones, navajas…

Para mi fue una actividad diferente, pero para estas mujeres este es su día a día. Es lo que me cuenta María José Cacabelos, presidenta de Guimatur, Asociación Cultural de Mulleres do Mar de Cambados, formada por 17 mariscadoras y 2 redeiras. Son quienes organizan estas salidas turísticas cuyo fin es poner en valor su trabajo y mostrar la riqueza del mar. María José lleva saliendo a mariscar desde el año 1999, siguiendo una tradición que ya inició su madre.
Me cuenta María José que Cambados trabajan 215 mariscadoras de a pie, 200 de ellas mujeres pues ha sido un trabajo tradicionalmente femenino. El hombre se dedicaba más a la pesca de arrastre o de altura.

Mientras recorremos la playa en busca de piezas que llevarnos a la cesta me explica la diferencia entre unos bivalvos y otros. “La almeja fina es mejor para comer al natural, la japónica es muy buena para acompañar pues es más dura…” me explica María José mientras mide cada pieza que recoge. Hay un tamaño mínimo obligatorio de cuatro centímetros. Las más pequeñas se quedan en el mar.

También nos acompaña Lina, muy joven y dedicada a esta tarea desde el año 2015, como hizo su abuela. Me explican que hay cupos diarios de cada especie, no pueden coger las piezas que quieran. Es la cofradía de Cambados quien dicta las cantidades según la demanda del mercado. Y curioso. Todo el producto gallego que llega a la tienda pasa antes por un proceso de depuración, garantía de calidad de todo lo que sale de estas costas.

El paseo sigue y es un gusto para los sentidos. La brisa fresca de la mañana, el olor a algas, a salitre… el paisaje que se abre ante los ojos. No se me ocurre mejor forma de empezar el día. Además he tenido suerte. No me ha tocado madrugar mucho. Se sale siempre con marea baja y es el mar el que decide a qué hora suena el despertador. Hay días que toca levantarse muy pronto, pero no siempre.

Lo bueno, es que si la jornada se da bien en dos tres horas puedes capturar lo que marque el cupo diario. Y luego, lo llevas a la cofradía para que se pese todo y se apunte a cada mariscadora lo que le corresponde. Y a descansar.

Un té entre viñas y camelias
La jornada ha sido intensa y es hora de un tentempié. Me ofrecen varias opciones. Tomar un vino o un té. Elijo las dos. Para ello ponemos rumbo al pazo Quinteiro da Cruz, donde esa deliciosa combinación es posible pues en sus monumentales jardines conviven camelias que producen té con viñas de uva albariño.

El pazo Quinteiro da Cruz está muy cerca de Cambados, también en el valle del Salnés. Es un lugar difícil de describir. Podría hablaros de sus orígenes como casa señorial gallega originaria del siglo XVIII y que se conserva casi intacta. De sus bosques, de esas piedras recubiertas de musgo que evocan otros tiempos, de su paz, de sus viñas…
Pero lo que más me ha llamado la atención es su jardín de camelias, el cual forma parte de una circuito de lugares vinculados a esta flor que vive en muchos rincones de Galicia y cuya contemplación es un espectáculo.

LA RUTA DE LA CAMELIA EN GALICIA
Es un circuito que recorre algunos de los jardines más bonitos de camelias de Galicia. Flor que llego a esta tierra en el siglo XVIII procedente de China y Japón.
La planta se adaptó perfectamente al clima húmedo pero de temperaturas suaves de Galicia y se produjo un crecimiento espectacular que enamora a quien lo contempla. El pazo Quinteiro da Cruz es uno de los tesoros que integran esta ruta.
Me cuenta Beatriz, la afortunada propietaria de este paraíso floral, que tiene contabilizadas !más de 2.000 variedades de camelias! de más de 70 especies y algunas centenarias, con más de 200 años. Todas ellas integradas en otro jardín botánico de más de 800 ejemplares de plantas y ejemplares singulares.
Me muero por ver la sinfonía de colores y aromas cuando todas florezcan. Me cuenta Beatriz que para verlas en su mejor momento hay que ir al pazo entre marzo o abril pues la camelia es una flor de invierno.
Pero sigo con las curiosidades del pazo. No se si sabéis que el té se obtiene de las hojas de la camellia sinesis. Y en Quinteiro da Cruz hacen distintas variedades con sus flores. Es Beatriz en persona quien mima y cultiva la plantación. Y quien elabora distintas especies de té a partir de los brotes de sus propias camelias.
Pero Beatriz no sólo hace te. También se esfuerza por poner en práctica todos los rituales que hay alrededor de la llamada “bebida del alma”. Y ofrece a los visitantes participar en una ceremonia del te y disfrutarlo con tres sorbos: uno para la felicidad, otro para la longevidad y el tercero para la salud.
Como complemento, unas pastas y bizcochos elaborados con el mismo ingrediente. Degustar una taza de té acompañado del aroma de las flores y amparado por las piedras de una casa centenaria llena de historia es relajante. Romántico. Uno de esos instantes que se graban en la memoria del viajero.
Gracias Beatriz por invitarme a acompañarte en la ceremonia del té. Tu té. Hecho por ti. Tan delicado como el bucólico entorno donde crece y que sólo se desprende paz.

Taller de cocina en el hotel Quinta San Amaro
El paso por el pazo ha sido largo y nos ha abierto el apetito , así que toca comer algo. Pero la propuesta es que seáis vosotros los cocineros. Para ello nos vamos al hotel Quinta de San Amaro, aquí al lado. A dos pasos de Cambados. Donde vamos a poder descansar y disfrutar pues es una de esas casas rurales diferentes, especiales. Donde no sólo se va a dormir. Es un lugar para experimentar participando en las variadas actividades que ofrecen.

Yo he escogido la de vivir una experiencia gastronómica cocinando un arroz con marisco con Rocío. Mientras cocinamos me explica cómo preparar las almejas, cómo limpiar bien los chipirones… me da trucos que voy a poder aplicar yo en mi casa.
Una charla agradable con los productos de esta tierra gallega como protagonista. Por supuesto, con una copa de albariño como compañera. No hay problema con la cantidad pues ya no voy a conducir. Después de degustar el arroz mi plan es disfrutar de la Quinta de San Amaro, establecimiento preciosista que parece un laberinto.
Al recorrerlo saltas de un rincón bonito a otro más coqueto todavía. No falta un detalle. Pero sin duda lo que más me ha gustado es el hórreo acristalado y reconvertido en una estancia singular con vistas al valle donde el tiempo se detiene.
En la Quinta de San Amaro también hay una piscina deliciosa. Una terraza donde tomar algo tranquilo. Zona para eventos… La parra, la pradera, la pérgola… Es increíble como Nacho y Julio, los propietarios de Quinta San Amaro, han sabido aprovechar todas las posibilidades de una casa tradicional gallega para convertirla en uno de los hoteles con más encanto del valle del Salnés.
Y desde este paraíso cierro mi viaje por las experiencias únicas que he vivido en torno al vino mientras recorro la ruta del vino Rías Baixas. ¿Tienes alguna propuesta más que añadir? No olvides que tus vivencias pueden ser de gran utilidad para otros viajeros.

