
Fuerteventura, el desierto más bonito y la isla más sostenible
Este va a ser el año de los destinos sostenibles, sin duda. Algunos tendrán que hacer un gran esfuerzo para adaptarse a las exigencias de viajero que cada vez demanda más aire puro. Y muestra respeto por la naturaleza y por la forma de vida y cultura de los lugares que visita. Otros lo tienen fácil pues ya eran “sostenibles” antes de que esa palabra se pusiese de moda. Por ejemplo Fuerteventura, un isla que es un paraíso en todos los sentidos.

Los destinos sostenibles están de moda. Pero muchos de los que pregonan estar bajo ese paraguas no lo son de verdad. O les falta aún mucho para llegar a serlo.
Hay otros como la isla de Fuerteventura, en Canarias, donde el respeto por el cuidado de la naturaleza y por el medio ambiente forma parte de la forma de vida de la gente. Donde palabras ahora temidas como masificación o contaminación son casi desconocidas.

¿Cuánto mide Fuerteventura de punta a punta?
Bueno, eso no es del todo cierto. Hay zonas en Fuerteventura que sí que reciben mucho turismo. Por ejemplo el pueblo de Corralejo, a donde llega el ferry de Lanzarote. Donde se concentran muchos de los hoteles de la isla, apartamentos, restaurantes, tiendas y zonas comerciales y locales de moda donde salir a tomar una copa… Lo bueno es que salvo alguna excepción los hoteles y apartamentos no son torres que deshagan la armonía del lugar. Y eso siempre es de agradecer.
Pero en cuanto te alejas un poco de las áreas más turísticas la sensación de soledad a veces es absoluta. Y eso que la isla es bastante pequeña. Entre los puntos más alejados, de Puerto de la Cruz a Corralejo, hay unos 140 kilómetros. Y en la parte más ancha, entre Ajuy y Pozo Negro, no más de 35 kilómetros. Un total aproximado de 1600 km2, suficientes para perderse unos días y olvidarse del mundanal ruido.
Una isla solitaria que te atrapa
Volcánica, ventosa, solitaria, salvaje… son algunos de los adjetivos que creo definen la que también presume por ser el desierto más bonito del mundo, aunque sí. No todo es naturaleza. En Fuerteventura también hay pueblos bonitos como por ejemplo Pájara o Betancuria, antigua capital. Ambos muy pequeños y ocultos en el interior.
Pero ojo, es importante la conexión. Fuerteventura no seduce a todo el que la visita, es más, hay veces que hasta expulsa a ciertas personas. No todo vale. O aprecias lo que te rodea o mejor márchate. Esta no es isla para todo el mundo, sólo quienes sientan su magia serán bienvenidos y quedarán hechizados para siempre. La isla hace su propia selección natural. Lo reconozco, soy una de las elegidas.

Paisajes volcánicos y playas paradisiacas
¿Y qué fue lo que me conquistó? Para empezar sus colores. Me confieso una enamorada de los ocres, marrones y negros típicos de los paisajes volcánicos y aquí encontramos a paleta completa. Aunque tranquilos, la última erupción tuvo lugar hace ¡más de 10.000 años! Y nada indica que haya cráteres desperezándose. Por tanto, tranquilidad absoluta.
Pero también me gustan los blancos de la arena y en Fuerteventura hay arenales que parecen de azúcar como los de Punta Ballena. Es más, en los alrededores del faro El Tostón la arena casi parece nieve. Es uno de mis rincones favoritos de la isla, especialmente al atardecer.

También me fascina Parque Natural de las Dunas de Corralejo. Más de 2.600 hectáreas de montañas de arena vivas, que cambian constantemente. Un paraíso donde creo que podría retirarme del mundo una buena temporada.
La culpa del movimiento de las dunas la tiene el viento. Fuerteventura es la isla favorita del dios Eolo y de sus seguidores. Cuando se ponen a bailar el día de playa se complica, solo los amantes del kite surf disfrutan a tope. O los surferos que se concentran siempre en la costa occidental, donde siempre hay fuertes olas. Consejo. Sea la época del año que sea, lleva siempre ropa de abrigo en la maleta.
Por supuesto en Fuerteventura también hay verdes. Y azules. En la isla encontramos hay unos cuantos: celeste, turquesa, añil, azul cielo. La gama también al completo.

La isla más antigua de las Canarias
Perderse por las carreteras que serpentean entre cráteres y acantilados es una delicia. ¡Ojo quienes tengan vértigo! Hay que conducir sin prisa, por favor. A Fuerteventura hay que venir sin reloj. Para que nadie marque el final de la contemplación idílica o de ese momento de paz que surge cuando menos te lo esperas, detrás de esa curva con tesoro escondido.
Esta vieja dama tiene la capacidad de sorprenderte constantemente. Digo vieja pues aquí donde la veis es la isla más antigua de todo el archipiélago canario. La veterana, la más sabia. Y la que más arrugas tiene en su epidermis, huellas del paso de los siglos.

Las cuevas de Ajuy
Puedes verlas y hasta tocarlas en Ajuy. Un pueblecito maravilloso. Donde además de sentarte al sol en alguna de sus terrazas o tumbarte a descansar en su playa de arena negra también podrás palpar rocas con más de 70.000 millones de años. No, no me he vuelto loca. Ya os dije que Fuerteventura era desconcertante y aquí está la prueba.

No dejes de recorrer el sendero que lleva hasta las cuevas de Ajuy, eso sí, fijándote en la pared de piedra, el llamado “complejo basal” donde la edad asoma como en los troncos de los árboles, por capas. Luego, sigue caminando hasta llegar a las cavernas. Esculturas naturales creadas por los cinceles del mar y del viento golpeando de manera constante a lo largo de los tiempos. ¿El resultado? Arte en estado puro, pero mejor júzgalo tu mismo.

El manifiesto Fuerteventura por un turismo sostenible
Tiene sentido que haya sido Fuerteventura el destino escogido por las científicas participantes en el 1er Festival Internacional Ecoexperiencias, organizado por la organización Be for Planet y celebrado en diciembre en Antigua y en que tuve el honor de participar. Y que concluyó con la publicación del llamado “Manifiesto Fuerteventura”.
Recopilación de buenas intenciones redactadas por un equipo de científicas e investigadoras en activo en diversos proyectos relacionados con el cuidado del planeta. Un documento creado para concienciar al mundo y conseguir que las islas, especialmente las pequeñas, puedan afrontar los retos que se les presentan con el fin de garantizar un crecimiento sostenible. Y que os invito a leer y firmar.
La sostenibilidad, un compromiso conjunto
Suena aburrido pero no, es apasionante. Detrás de este manifiesto lo que hay es una apuesta por la supervivencia de pequeños destinos. Un trabajo intenso destinado a que las generaciones futuras disfruten de toda su belleza. Y no las islas no se vean afectadas por fenómenos como el cambio climático, el crecimiento turístico incontrolado, los excesos del consumo… Y otros muchos males de nuestra sociedad que tenemos, todos, el deber de atajar con comportamientos ejemplares.
Sí. No os penséis que son sólo los destinos o las empresas quienes tienen la obligación de descarbonizar, reciclar, fomentar el consumo de productos km0, fomentar medios de transporte no contaminantes, buscar la eficiencia energética…

También los visitantes tenemos nuestros deberes. Y debemos comprometernos a poner en práctica una actitud que nos permita disfrutar de todo lo que nos rodea con respeto y consciencia. La verdad es que después de recorrer Fuerteventura esta tarea se graba a fuego en la mente.
Apetece trabajar a fondo para que todo se conserve tal y como está: puro, virgen ¡maravilloso!
Magic Fuerteventura
Cierro con un video de Luis Martínez. Un cámara que conocí en mi viaje a la isla. Y que creo resume muy bien muchas de las ideas que os acabo de contar. La belleza de Fuerteventura, la soledad, los colores, los paisajes desérticos y sobre todo, la magia.
¿Conoces Fuerteventura? ¿Te gusta la isla? ¿Eres de los que se han quedado enganchados, como yo, de su magia y belleza? Deseando conocer tu opinión.


One Comment
SantiMB
Estuve el pasado mes de noviembre en Fuerteventura, recorriéndomela casi toda, y es una auténtica delicia, es todo lo que tú explicas en este post. Conocía de antes Lanzarote y La Graciosa, que ya me maravillaron (son las únicas islas que conozco del archipiélago), y no puedo decir que Fuerteventura sea mejor o peor: es igual y diferente. Hay que ir y vivirla a su ritmo. Y si he de elgir un lugar, estoy dudando entre El Puertito de la Isla de Lobos o Majanicho.