
Qué ver en la bella Ginebra, el paraíso de ricos y famosos
Ginebra es una de esas ciudades especiales. He estado aquí ya varias veces y cada vez tengo más claro por qué tantos ricos y famosos han elegido esta capital, la segunda más grande de Suiza, como lugar de residencia. No llegan sólo atraídos por las ventajas fiscales que ofrece n este país y los grandes bancos internacionales que tienen aquí su sede. También la calidad de vida y la estratégica situación de una ciudad preciosista, cosmopolita e internacional, situada al borde del lago Leman y donde la vida transcurre tranquila.

Son muchas las razones por las cuales muchas grandes fortunas se instalan en esta ciudad suiza, pero yo voy a centrarme en el entorno paradisiaco de Ginebra, situada a orillas del bellísimo lago Leman (el mayor lago de Europa Occidental atravesado por el río Ródano) y con los Alpes como telón de fondo.
A esto debemos sumar su privilegiada situación geográfica en pleno centro de Europa (a sólo diez minutos de Francia en coche y a una hora de Italia cruzando el Mont Blanc). Y la alta calidad de vida que reina en esta urbe que por cierto, es la segunda más grande Suiza y capital del cantón del mismo nombre.

Pero ojo, aquí no sólo viven ricos. La francófona Ginebra ha triunfado también gracias al trabajo de miles de emigrantes, muchos de ellos españoles (especialmente gallegos y asturianos). Durante mis viajes por Suiza he tenido la suerte de charlar con muchos de estos emigrantes y casi todos coinciden en alabar el buen funcionamiento de la sanidad suiza, la ausencia de burocracia y la seriedad que late en una sociedad amiga del orden y de la puntualidad.

Pero no todo son piropos. Ginebra tiene también defectos: es una ciudad cara, mejor dicho, muy cara (para el bolsillo medio español).

Muy fría en invierno y poblada por suizos, es decir, gentes con fama de “aburridos”, estrictos (les encantan las normas y hay reglas ¡para todo!) y con poco sentido del humor. Será la experiencia personal de cada uno la que confirme si estas teorías son solo tópicos o no.

La huella de Rousseau en Ginebra
Sea cual sea la conclusión, yo lo que tengo claro es merece la pena escaparse a esta ciudad suiza y comprobarlo en persona. Y emular así a viajeros clásicos como Lord Byron, Dickens o Victor Hugo quienes pusieron de moda el “veraneo” en Ginebra, famosa también por ser donde Juan Calvino promovió su la reforma protestante.

Y Ginebra es también la cuna del escritor, pedagogo, naturalista… Juan Jacobo Rousseau (1712 – 1778).

Quienes quieran seguir la huella del autor del Contrato Social pueden visitar su casa-museo. O rendir homenaje a su escultura, situada en una isla tranquila sobre el lago desde donde el filósofo y pensador observa impasible el fluir del del géiser.
El géiser artificial del lago Leman
El famoso chorro del lago Leman es otro de los emblemas de Ginebra. Es artificial y está considerado como un monumento líquido que lanza ¡quinientos litros de agua por segundo a doscientos kilómetros por hora! y alcanza una altura de ¡ciento cuarenta metros!.

Al dar un paseo por el centro, salta a la vista la esencia de ese espíritu típico de los protestantes especialmente evidente en los austeros edificios del casco antiguo. Sin duda, la zona más agradable de Ginebra llena de callejuelas adoquinadas que rodean la poco ostentosa catedral de San Pedro.

Especialmente agradable es coqueta Place de Bourg de Four, una de las más antiguas de Ginebra y llena de restaurantes encantadores y terracitas donde sentarse a tomar una cerveza tranquilo, o bien a comer o cenar.

El barrio de los Pitufos en Ginebra
Pero no todo el Ginebra es austero. El aspecto clásico del centro de la ciudad contrasta choca con el barrio de los “Schtroumpfs” (nombre con el que se conoce a los Pitufos en francés), situado detrás de la Estación Central, lleno de edificios coloristas dignos del arquitecto catalán Antonio Gaudí.

La mejor panorámica de Ginebra
Quienes quieran disfrutar de las mejores panorámicas del lago Leman y de la ciudad de Ginebra pueden subir a la terraza de Byron, un mirador así llamado pues al escritor romántico le gustaba sentarse allí para inspirarse durante los años que pasó en la ciudad. Se ubica en la colina de Cologny, el Beberly Hills de Ginebra, barrio donde reinan las mansiones de las grandes fortunas ginebrinas. Sentarse en ese banco a última hora de la tarde para contemplar este espectáculo es una experiencia muy recomendable.

¡BUENA IDEA! Haz un recorrido guiado por Ginebra con paseo en barco incluido por la lago Leman. Quizá una de las experiencias más recomendables en esta ciudad suiza. Reserva aquí tu plaza.
Otro de los detalles que llama la atención de Ginebra es la cantidad de museos que acoge. Más de cuarenta y muchos de ellos son gratuitos.

Asimismo, quienes disfruten haciendo compras, disfrutarán con las muchas tiendas de lujo del centro.

Y atentos a la Plaza du Molard, por algunos llamada cariñosamente Plaza España pues es donde se concentran las grandes multinacionales españolas: Zara, Mango…

Organismos internacionales en Ginebra
Y también una capital internacional. Los datos lo confirman: el cuarenta por ciento de la población de Ginebra es de origen extranjero y sus habitantes proceden de más de cuento cincuenta países.

La culpa de este matiz cosmopolita la tienen los más de doscientos organismos e instituciones internacionales que tienen su sede en esta ciudad, entre ellas la OMS, la OIT… Casi todas las instituciones se concentran en un barrio, y muchas pueden visitarse (entre ellos la sede de la ONU). También se puede entrar al salón Alabama, en el ayuntamiento de Ginebra, donde se fundó la Cruz Roja, en 1863 donde y se reunió por primera vez, en 1920, la Asamblea General de la Sociedad de Naciones.
Qué comer en Ginebra
Depende mucho de la temporada.. E otoño y en invierno, con las ba-
jas temperaturas, se consumen muchos quesos. Y platos típicos como las fondues y las raclettes son apuestas seguras y habituales en casi todos los restaurantes.

Cuando el sol asoma, los suizos salen a comer al aire libre. Si pasas por Ginebra en primavera o verano, no lo dudes, vete a los llamados baños de Pâquis.

Es un de esos rincones mágicos de la ciudad, donde la gente se despoja de la ropa ante la simple insinuación de un rayo de sol. Y donde se esconde un chiringuito con un único menú diario,
muy económico, en el que se te encontrarás al hippie rasta, a los modernos hipsters y al encorbatado alto directivo de cualquier banco que aprovecha el medio dia para relajarse en un ambiente desenfadado.

Eso si, todos, con una cerveza en la mano y con cara de relax. Sin duda, una experiencia recomendable pero ¡ojo! La cocina de los restaurantes en Ginebra abre sólo de 12 a 15 y de 18 a 21 horas.
Excursión a Carouge
Si quieres ver la cara más bohemia de Ginebra, te recomiendo una visita al barrio de Carouge.

Está a sólo veinte minutos del centro de Ginebra , en la otra orilla del río Arve y puedes llegar en el tranvía 12 o 13. Es una zona residencial, de edificios bajos que recuerdan a la Italia del siglo XVIII tanto en su arquitectura como en su concepción.
No sorprende saber que esta zona de Ginebra se construyó durante el mandato de Victor Amadeo II; duque de Saboya y rey de Cerdeña y sus creadores fueron por arquitectos turineses, de ahí que también se conozca la zona con el nombre de “ciudad Sarda”.

Pero lo mejor es que, en los últimos años, Carouge se ha convertido en punto de encuentro de diseñadores y artistas que tienen en estas encantadoras casas sus talleres y tiendas (la mayoría concentradas en la calle Saint Joseph).

Otra de las maravillas de Carouge son sus jardines secretos, pequeños vergeles escondidos en los patios traseros de los edificios. Entre los pocos que hay abiertos al público, destacar el jardín del Ayuntamiento. Como complemento al paseo, hay en Carouge muchos restaurantes, cafés agradables y un mercado pequeño (en la Place du Marché). También durante la noche estas calles se animan y muchos los ginebrinos que se escapan hasta aquí para cenar y tomar algo.

Sin duda, la vida en Ginebra es una maravilla. Creo que voy a aprovechar mi paso por esta ciudad para dejar mi curriculum a ver si me sale un trabajito por aquí y me quedo una buena temporada en este país que tanto me gusta.
¡BUENA IDEA! Efectivamente, Ginebra tiene mucho que mostrar pero quizá quieras conocer la ciudad desde otro punto de vista más personal. Si es así, atento a la posibilidad de contratar un guía privado, una visita a Ginebra solo para ti y para tus amigos, que te mostrará lo que tu le pidas.

¡Me encantaría pasar las tardes jugando al ajedrez en el parque del Bastión! ¿Y a tí, te gustaría vivir en Suiza?


3 Comments
mcarmen
Durante un tiempo viajaba con frencuencia y me gustaba mucho. Es cierto que los suizos no son el pueblo más divertido del mundo, pero Ginebra es una ciudad con mucha animación a pesar de todo, ya que también está llena de gente de todo el mundo trabajando y viviendo en ella, sobre todo en las Organizaciones internacionales.
Recuerdo el frío húmedo del invierno, pero es de lo más agradable el resto del año. Y desde entonces, soy una experta en marcas de relojes 😉
Saludos,
JD (@aitor_vca)
Conocí de pequeñito esta ciudad y ya me gustó. Luego he vuelto algunas veces más y siempre he descubierto cosas nuevas e interesantes. Como por ejemplo la fabulosa catedral iluminada por la noche con la bandera ondeando al viento en una noche de diciembre. Es espectacular.
En cuanto a la escultura de silla rota, se trata de un grito en contra de las minas antipersona. No se aprecia muy bien, pero si te fijas, la pata rota está enegrecida. Representa a la humanidad mutilada por este tipo de armas. Ponerse debajo de esa escultura pacifista también impresiona.
Un saludo!