
Guía por lo mejor que ver y hacer en Düsseldorf
Es una de las ciudades alemanas más pujantes, uno de los núcleos económicos del norte de Europa. Düsseldorf, capital de Renania del Norte – Westfalia. Destruida casi por completo durante la II Guerra Mundial por su estratégica situación a orillas del Rhin y su potente industria pesada. Y reconstruida gracias a un ambicioso plan urbanístico que con el paso de los años es todo un reclamo turístico. Las buenas conexiones con España con muchas rutas desde varios aeropuertos la convierten en destino perfecto para una escapada europea de fin de semana.

Hay muchas razones para visitar Düsseldorf y aprovechar las buenas conexiones aéreas que hay actualmente desde muchos aeropuertos españoles. Quizá la que más atrae a los visitantes es la potente oferta de un destino emergente, situado a orillas del río Rhin. Un motor económico, sede oficial de miles de empresas internacionales. Ciudad cosmopolita, muy internacional y multicultural.
Cuando llegues a Düsseldorf es probable que los locales te reciban con el saludo local del carnaval: ¡Helau! ¡Bienvenido la capital de Renania del Norte – Westfalia!

Las mejores panorámicas de Düsseldorf
Una vez instalados recomiendo empezar la visita subiendo al torre Reinturm o Torre del Rhin, buen lugar para hacerte una idea de sus dimensiones. Es una torre de telecomunicaciones construida en los años 80. Presume por ser uno de los iconos de la ciudad con sus altivos 234 metros de altura.
Desde su mirador se entiende perfectamente como es Düsseldorf, repartida en las dos orillas del río. Ojo a su curioso reloj. Sí, los puntos de luz que se ven en la estructura son en realidad un reloj digital, el ¡más grande del mundo!. Reto, ¿sabes que hora es?

Los edificios de Frank Gheri en Düsseldorf
La torre está situada en el paseo del promenade que corre paralelo al río y donde encontramos otro de los emblemas de Düsseldorf. Los vanguardistas edificios de Neuer Zollhof, un conjunto creado por el arquitecto Frank Ghery que transformó por completo el viejo puerto.
En este recodo del río, donde antes había viejos hangares y estructuras industriales ahora lucen tres construcciones retorcidas y modernas cuyas formas caprichosas despistan y conquistan. Prepara la cámara, te cansarás de hacer fotos. Cada ángulo es diferente.

La zona del nuevo puerto está también llena de restaurantes, terrazas agradables con vistas al río. Una visita muy recomendable sobre todo en verano. Cuando mucha gente se escapa hasta aquó para disfrutar de la puesta de sol.

Los flossis desaparecidos
Muy cerca antaño encontrabamos otra fachada muy fotogénica. La casa Roggendorf, decorada con los llamados “flossis” 29 esculturas de colores, todas diferentes, que escalaban la fachada de este viejo almacén. Chocaba su tamaño, ¡cuatro metros de largo cada uno!.
Lamentablemente su deterioro obligó a retirarlos. Su desaparición sorprende a muchos visitantes que aún llegan a Düsseldorf atraídos por su imagen. Deseando que esa restauración finalice y podamos volver a verlos.

El casco histórico de Düsseldorf
Y del rincón más vanguardista de Düsseldorf a la zona histórica. Un recorrido que se puede hacer a pie siguiendo el paseo del río. Aunque también puedes desplazarte por la ciudad en tranvía, en metro. Y si te animas no descartes la opción de alquilar una bicicleta, un medio de transporte también muy utilizado por los dusseldorfiens. Curioso el gentilicio.
La plaza del Ayuntamiento o Markt Platz es el corazón de la ciudad. Presidida por la escultura ecuestre del príncipe Guillermo, quien preside la plaza desde el siglo XVIII.
Además de ser el lugar más visitado es también donde se celebran los principales eventos. Por ejemplo el mercadillo navideño.
Bueno, en realidad no hay solo uno. Durante el Adviento el casco histórico entero se llena de puestos preciosistas. Hay un total de ocho mercadillos donde puedes comprar objetos de decoración, dulces típicos de esta época del año. Y como no, tomar ponche, el famoso glückwein, bebida imprescindible en diciembre con la que calentar el cuerpo y el espíritu.
LOS SALTARINES DE DÜSSELDORF
No te sorprendas si ves por todas partes imágenes, esculturas y hasta souvenirs que representan a unos niños saltarines. Son los llamados Düsseldorfer Radschläger. En realidad lo que hacen son volteretas de alegría para celebrar la victoria de la ciudad en la batalla de Worringen acontecida allá por el año 1900.
El divertido carnaval de Düsseldorf
Otro evento que debes anotar en tu calendario es el carnaval. Cita llena de colorido que se celebra todos los años por todo lo alto con originales disfraces. Y desfiles multitudinarios como el de Rosenmontag (el desfile de las rosas el lunes de carnaval) al que los más pequeños acuden con bolsas para recoger los cientos de caramelos que se lanzan mientras suena música y todo el mundo baila y disfruta a tope.
El carnaval es también conocido como la “quinta estación del año” pues empieza el 11 del 11 a las 11:11 horas. Ese día cobra vida el llamado Hoppeditz, el personaje más famoso del Carnaval quien anuncia cuatro meses de celebraciones. Normal que se reciba con tanta alegría.

La barra de cerveza más larga del mundo
El casco histórico es también buen lugar donde tomar una buena cerveza. Hay tantos bares que la ciudad presume por tener la “barra más grande del mundo” por la sucesión de establecimientos donde degustar una Altbier.
La cerveza más típica de Düsseldorf y como dice su nombre (altbier se traduce como vieja cerveza) es la más antigua de las que se producen en la ciudad. Ojo, es una cerveza tostada, muy oscura.
Qué comer el Düsseldorf
Como nos gustan las tradiciones, lo mejor es acompañar la cerveza de una salchicha. Una buena Bratwurst, básica en la dieta alemana, de carne de ternera o cerdo. Acompañada de un montón de salsas… Seguro que durante tu viaje cae más de una.
Si quieres comer algo más contundente prueba un codillo. Se prepara a fuego lento de manera que la corteza queda crujiente y la carne tierna y blandita por dentro. Suele acompañarse con remolacha o ensalada de chucrut. Y por supuesto, entra mucho mejor con una cerveza. Cuando hayas bebido ya unas cuantas quizá te animes a cantar como los alemanes: “Ein Prosit, ein Prosit der Gemütlichkeit, ein Prosit, ein Prosit der Gemütlichkeit!“

La agenda cultural de Düsseldorf
Ojo, no todo en Düsseldorf es fiesta y cerveza. La cultura también forma parte de la vida cotidiana. Museos, arte, música… la agenda de actividades siempre está a tope. Mi consejo es que le eches un ojo a lo que hay en cartel durante tu visita. Por ejemplo en la ópera, cuya programación es intensa. O a cualquiera de los seis museos dedicados al arte moderno y contemporáneo.
Hay también muchas galerías privadas y ejemplos de arte urbano por todas partes. Al igual que los murales y los grafitis, verás uno a cada paso.
Incluso en el metro hay opciones para disfrutar con la cara más creativa de la ciudad. En concreto en la línea Wehrhahn que recorre la ciudad de este a oeste. Y donde encontrarás seis estaciones creadas diseñadas por arquitectos y artistas que han creado espacios fuera de lo común.

Las mejores tiendas de Düsseldorf
Para rematar este viaje por Düsseldorf os propongo irnos de tiendas. Hay varias opciones. Pempelfort es el barrio más comercial.
Si buscas las tiendas de lujo y las grandes firmas internacionales debes poner rumbo a Königsallee, también llamada KO, la milla de oro no solo de la ciudad. Hay quien dice que es la calle más lujosa de Alemania, eso sí. Prepara la tarjeta de crédito. Las tentaciones están garantizadas.
Si te gustan los mercadillos más alternativos donde encontrar tesoros vintage y objetos de todo tipo de segunda mano debes poner rumbo al Trödel und Antikmarkt de Aachener Platz. Queda un poco alejado del centro pero merece la pena. Eso sí, solo abre los sábados por la mañana.
El pequeño Tokio de Düsseldorf
Cierro este recorrido con una curiosidad. ¿Sabías que el Düsseldorf reside la comunidad japonesa más grande de Europa?
Hay un barrio conocido como el pequeño Tokio, donde literalmente te trasladas al corazón de Asia. Se ubica entre las calles Oststrasse y Immermannstrasse.
Si paseas por allí te encontrarás tiendas curiosas, restaurantes donde degustar shushi, ramen o teppanyaki. Hay hasta un jardín zen y un templo budista. Y por supuesto hoteles dignos de Tokio.
Una oferta muy curiosa avalada por las más de 500 empresas japonesas aquí afincadas. Un buen lugar donde despedirse de Düsseldorf, una ciudad donde la sorpresa está garantizada.

