
Qué ver en el centro de Santander: visita el nuevo centro Botín
Nos vamos de visita a Santander, una ciudad que tiene aún la huella del incendio que cambió su estética en 1941. Hay un antes y un después de esa fecha. Tras la peor catástrofe del siglo XX – y una de las peores de su historia si analizamos los daños materiales, la capital de Cantabria, situada en la costa norte española, se ha reconstruido. Del desastre a la imagen actual, digna de una urbe de vanguardia con el centro Botín – aún en obras- como referente de una imagen moderna que quiere subirse al tren de las vanguardias.
Empezamos este viaje haciendo un retroceso en el tiempo. Estamos a 15 de febrero de 1941. Hace frío. Y viento, mucho viento, huracanado podríamos decir….
El incendio que cambió la historia de Santander
… de repente ¡fuego! Algo arde en una pensión en la calle Cádiz. El viento extiende las llamas. ¡Toda la ciudad está ardiendo, qué terrible catástrofe!.

Empiezo así este post pues es necesario conocer este trágico suceso para comprender Santander. Ciudad que ha tenido que reinventarse después de que aquel incendio. El fuego duró dos días y arrasó casi todo el centro.
Por eso nunca se escucha hablar del Casco Antiguo de Santander, pues no existe. El fuego lo calcinó. Tampoco se oye hablar mucho de la catedral, pues parte de la que se visita actualmente es una reconstrucción de la original, también devorada por las llamas aquel fatídico día febrero.
Por suerte, aunque los daños materiales fueron incalculables, sólo hubo una víctima mortal, un bombero de Madrid que murió por las heridas sufridas tras el derrumbe de una casa.
Si atendemos a las víctimas mortales, hay que reseñar otro hecho más triste aún en la historia de Santander: la explosión del barco Cabo Machichaco en 1893, la peor catástrofe en cuanto a pérdidas humanas, pues murieron 590 personas y hubo más de 2000 heridos.
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Volvemos al centro de Santander. Por encima de la antigüedad de los edificios, lo que llama la atención al pasear es precisamente como la ciudad ha resurgido de las llamas. Un hecho casi milagroso del que presumen otras muchas capitales europeas víctimas de catástrofes como Dubrovnik (Croacia), Dresden (Alemania) o Brest (Francia).
Quizá Santander no es tan preciosista como las mencionadas y la razón de su catástrofe no es bélica como en los otros casos. Pero es un hecho que nadie puede negar: Santander ha resurgido completamente de sus cenizas.

Una vez situados empezamos el recorrido en busca no sólo de los pocos restos del pasado, sino también dispuestos a disfrutar de una ciudad con mucho futuro y que sigue reinventándose.
El nuevo Centro Botín
La prueba, la tenemos en el centro, en los Jardines de Pereda, hoy en parte vallados por la construcción de la que pronto ya es la nueva imagen de la ciudad: el Centro Botín. Obra del afamado y muy premiado arquitecto Renzo Piano. Un centro de arte privado inaugurado en 2017 y que presume ya por ser uno de las grandes referencias arquitectónicas del norte de España. Un proyecto ambicioso y revolucionario nacido con el objetivo de dinamizar Santander y convertirse en un punto de encuentro para locales y visitantes.
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El centro Botín ha nacido no sólo como un centro de exposición para artistas. La idea es convertirse en un espacio cultural, ser un punto de encuentro para los santanderinos, un dinamizador con una programación cultural constante e intensa.
Desde conciertos y eventos musicales que ya se celebran en monumental auditorio con un aforo de más de 300 personas pasando por proyecciones de películas, cursos y talleres, aulas para formación, congresos y eventos de todo tipo… No dejes echarle un ojo a la programación del Centro Botín en el momento de tu visita.
A esta oferta debemos sumar el espacio dedicado a exposiciones de de más de 2.500 metros cuadrados. Y destacar su colección permanente compuesta por ahora sólo por ocho obras, algunas de artistas reputados como como Joan Miró o Cristina Iglesias. Pero en proyecto de crecer a lo largo de los años.

Sin duda, su apertura ha significado un antes y un después en la vida e imagen de la capital de Cantabria. Otro hito a señalar en su historia.
Si no tienes tiempo para visitarlo por dentro, fíjate al menos en su aspecto desde el punto de vista arquitectónico. El centro está formado por dos edificios que, literalmente, están flotando sobre el mar. Y unidos entre si por un entramado de pasarelas de cristal y acero realemente curiosas.
Todo el conjunto está muy bien integrado en la bahía de Santander, catalogada como una de las más bellas de mundo. Y es el ícono del paseo y jardines de Pereda, la calle más importante de la ciudad. Sin duda, puede decirse que el Centro Botín es ya el corazón de Santander y un motor que ha cambiado el concepto urbanístico y estético de esta capital.

El anillo cultural de Santander
La influencia del Centro Botín se percibe también a su alrededor donde ya se ha formado el llamado “anillo cultural”, una zona delimitada por diferentes espacios con la cultura como protagonista, muchos de los cuales bien merecen una visita.

Por ejemplo, la catedral. Aunque está reconstruida y apenas quedan restos de su origen gótico, merece la pena entrar y subir a la torre campanario del templo (a la que se puede acceder en ascensor, una de las ventajas de la reconstrucción del templo), donde encontramos el museo de Interpretación de la Historia de Santander.
La visita es interesante sobre todo por ver la maqueta que nos muestra como era Santander antes del incendio. Clave para entender la superlativa transformación de la ciudad.

No te vayas sin pasar a la iglesia del Cristo, la única estancia original y que se salvó del fuego. Y origen de la seo. Levantada sobre las reliquias de las cabezas de dos santos mártires, Emeterio y Celedonio. las cuales aún descansan en una vitrina.

Seguimos la ruta hasta la plaza Porticada, donde se encuentra el Centro Arqueológico de la Muralla Medieval, que acoge los pocos restos hallados de esta fortaleza cuyo fin, me explican, fue más buen comercial que defensivo.
La visita dura una hora y aprovecho este post para felicitar a Azuzena, la guía quien con su relato ameno, apoyado por interesantes audiovisuales, nos llevó literalmente de viaje por la Edad Media y a través de 800 años de historia. Muy recomendable.

Aunque donde de verdad he viajado en el tiempo ha sido durante la visita al Museo de la Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Donde he descubierto que esta provincia es un queso gruyere repleta de cuevas cargadas de historia y de historias.
Las misteriosas estelas de Cantabria
Desde los hallazgos de las míticas pinturas de Altamira pasando por otros muchos restos arqueológicos: fósiles, pinturas, armas de distintas épocas. Hay mucho que ver pero voy a detenerme en dos piezas que son las que más me han impactado. El caldero de Cabárceno, un testimonio único que se conserva casi intacto, objeto representativo de la Edad del Hierro.

Y las estelas gigantes. Estas no son sólo muy hermosas y altivas, sino que son además un misterio. No se sabe su origen, ni cómo se crearon, ni con qué fines se esculpían semejantes moles… pero su visión hechiza. Y los símbolos en ellas representados dan pie a cientos de interpretaciones. Soles, lunas, esvásticas, cruces, círculos, animales, trisqueles…
De las nueve estelas que se han encontrado en Cantabria (no hay hallazgos de piezas similares en ningún otro lugar del mundo) cuatro están en este museo.

El círculo cultural abarca más visitas pero todo está diseñado para que el Centro Botín sea el corazón de un puzzle, donde hay otra pieza clave, el Banco Santander, quizá uno de los edificios más emblemáticos de Santander, con su característico arco.
Santander y las tendencias
Pero no todo tienen que ser visitas culturales. Esta zona de Santander tiene más encantos, muchos. Pasear es otro de ellos. Contemplar escaparates y tiendas es otro, al menos para mi. Basta una primera mirada para entender que estamos en una ciudad de provincias, entendido en el buen sentido de la palabra.
En la que todo lo estético importa. Y las apariencias. De quién eres y de dónde eres. Hay que ir siempre bien vestido (hay un fantástico pequeño comercio donde abastecerse). Y por supuesto, hay lugares estratégicos donde un buen santanderino de toda la vida tiene que sentarse para ver y muy importante, para ser visto.

Esa sensación salta a la vista ante el pequeño comercio de Santander, preciosista. Escaparates cuidados, establecimientos de toda la vida que conviven en armonía con las grandes marcas y lo que más me gusta. Cada vez hay más tiendas modernas, pequeñas, innovadoras. Ejemplo de cómo Santander es un destino que no se queda atrás y que se ha subido también al tren de las últimas tendencias comerciales.
Para comprobarlo, no dejes de darte un paseo por el emergente barrio de la Florida. Alrededor de la biblioteca del ilustre escritor e hijo predilecto de Santander, Marcelino Menéndez Pelayo y del museo de arte moderno están surgiendo tiendas, pastelerías, locales de vinos que merecen una mirada.
Al atardecer dos opciones. Una, sube al funicular del Río Pila y disfruta con una de las más hermosas panorámicas de la ciudad, que como comprobarás es además empinada. Al bajar, parada obligada para tomar un vino y una tapa en el mítico restaurante Cantabria.
El Colmado está en la calle Magallanes Interior del restaurante Cantabria en Río Pila
La bahía de Santander desde la duna Zaera
Pero le toca el turno a mi rincón favorito para ver como se pone el sol: la duna Zaera. Una grada con vistas al mar construida con motivo del Mundial de Vela en 2014 y que ahora reina como uno de los mejores miradores al mar.
Sentarse en la duna, disfrutar de esta hermosa bahía, de la intensa luz del cantábrico es un remate excelente a una jornada que se queda corta. Una de esas experiencias que se graban en el alma. En la mía al menos.

Santander tiene muchos más tesoros que reseñar: Sardinero, el Palacio de la Magdalena, donde veraneó desde 1913 hasta 1930 el rey Alfonso XIII con su familia. La historia surgida alrededor de un dicho que se refiere a Santander como “la ciudad con la bahía más hermosa del mundo”, las playas, ¡los sabores!… No se puede hablar de este destino sin mencionar su deliciosa gastronomía y de la lista de restaurantes y delicias que tienes que probar durante tu viaje. No se me han olvidado, simplemente merecen su propio espacio y hablo de ello en otros posts.

Mientras tanto. ¿Algún dato, matiz o consejo que añadir a esta ruta por el centro de Santander?


3 Comments
Viajohoy
excelente publicación, no he tenido oportunidad de viajar a Santander aun, espero en breve poder conocerla, gracias
Andrea Sánchez Albiñana
Santander impresiona por su luz.El color de sus aguas, y el señorío de su paisaje.Es ciudad histórica, cultural, y sus gentes emanan la paz que les otorga su bella naturaleza .Debería consagrarse como lugar único y casi perfecto.
Pablo E
A mi Santander es una ciudad que me encanta, si no fuera por el tiempo, me gustaría irme allí a vivir. Aunque he de decir que la última vez que estuve no habían acabado aun el Centro Botín, así que tendré que volver a ir algún día de estos! Un saludo!