
Lo mejor que ver en Lisboa: miradores, barrios imprescindibles, hoteles…
ue Toda la ciudad es un contraste. Es Lisboa una urbe donde pasado, presente y futuro conviven. Cada zona tiene su personalidad, unas con el encanto de lo añejo y otras con la modernidad como seña de identidad. El paso de una a otra es lo que más me gusta de la capital de Portugal. A continuación una mini – guía para que te hagas una idea de lo imprescindible de Lisboa, qué ver, qué hacer, dónde dormir y qué comer en una gran capital europea llena de encanto.

¡Bienvenidos a Lisboa! Dedicamos este post a lo imprescindible de la capital de Portugal dando un paseo por los barrios más típicos y tradicionales.
Antes de empezar a caminar un aviso. Lisboa se ubica sobre siete colinas, detalle muy importante que define su estética, su orografía y también su forma de vida. Las calles forman un juego de alturas y para salvar los desniveles se han creado varios sistemas. Desde empinadas escaleras que llevan a rincones ocultos hasta una red de elevadores, funiculares y tranvías que ayudan a superar los incómodos desniveles con toda comodidad.
Otro consejo. Olvida los tácones. Lisboa es una ciudad con suelo de adoquines centenarios y caminar con zapato elevado es una tarea absurda e imposible. Obligado llevar un calzado plano en la maleta.
Una vez ubicados toca empezar a disfrutar de los encantos, que son muchos, de la bella añeja ymelancólica Lisboa. Destino que al igual que los fados (canción triste típica portuguesa, llantos con música) te toca el corazón.
¡LA MEJOR IDEA! Acabas de llegar y quieres hacerte una idea de la ciudad? Pues súbete a su autobús turístico que recorre Lisboa y disfruta con una primera visión cómoda y tranquila de todo lo importante de la capital portuguesa. O ¿prefieres hacer el recorrido por Lisboa en un curioso tuk - tuk? O mejor ¿qué tal Lisboa a tu aire conduciendo un coche eléctrico?

Corazón de Lisboa: El Comercio y El Rossío
El corazón de Lisboa late entre dos rincones: la monumental y porticada Plaza del Comercio, la más emblemática y monumental, con vistas al estuario del río Tajo. Y la plaza del Rossío. Entre ambas encontramos un entramado de callejuelas donde hay tiendas, hoteles, restaurantes y monumentos que bien ayudan a hacerse una idea de la historia y vida de la ciudad.
Referencias importantes como la escultura del rey portugués José I a caballo, el llamado fundador de la llamada Lisboa moderna, que preside la plaza del Comercio (ya peatonalizada entera y con algunos edificios aún cubiertos con andamios fruto de un intenso lavado de cara).
Hasta el Arco de Triunfo que da acceso a este “cuadrilátero” que lleva a la comercial vía Augusta. Una calle llena de vida, siempre llena de gente, artistas que exponen su obras, tiendas de recuerdos… Si recorres esta zona atento a la calle de santa Justa, donde te encontrarás de frente con el famoso elevador del mismo nombre y del que hablaremos más adelante.

No dejes de sentarte en las escaleras que miran al río Tajo en el frente de la plaza del Comercio. Las vistas al atardecer del Puente 25 de Abril desde este mirador son una maravilla. Como curiosidad, apuntar que al otro lado se encuentra en otro puente mítico de Lisboa, el Vasco de Gama el cual presume por ser el más largo de Europa con ¡12 kilómetros! y es toda una referencia y un orgullo para los lisboetas.
Esta plaza antaño era el punto de entrada a la ciudad pues era aquí donde atracaban los barcos y descargaban sus mercancías. También aquí se ubicaba el Palacio Real, destruido por completo en 1775 cuando un gran terremoto asoló Lisboa.
La plaza del Comercio es también la referencia para moverte por Lisboa. De aquí parten muchas líneas de tranvía, de autobús y hay parada de taxis.

Cuando caminando tranquilo llegues a la plaza do Carmo, no olvides que es este el escenario donde se gestó, un 25 de abril allá por el año 1974, la famosa Revolución de los Claveles con la que los portugueses pusieron fin a los cuarenta años de la Dictadura de Salazar.

LAS TIENDAS DE LAS CONSERVAS PORTUGUESAS Hau varias y cada cual más hermosa. La industria conservera portuguesa ha dado un giro de 180 grados en su concepción. La prueba es la cantidad de tiendas que han abierto en el centro de la ciudad donde adquirir productos enlatados en un entorno preciosista y con un packaging o embalaje preciosista. Imposible marcharte de Lisboa sin entrar en alguno de estos establecimientos los cuales reconocerás al instante.

El comercial Chiado y el Barrio Alto
A la izquierda de la rua Augusta encontramos el barrio más comercial, el Baixa Chiado, Es la zona donde se ubican las grandes firmas, las marcas internacionales, la gente guapa, el ambiente más cosmopolita. Donde las tiendas más modernas conviven con viejos establecimientos con sabor añejo.

Donde el acero y el cristal que marca el diseño de los locales más nuevos se mezcla con viejas pero encantadoras fachadas de azulejo y calles peatonales donde se ubican terrazas en las que descansar entre compra y compra. Cafés centenarios donde pedir una “bica”. Y tomar un pastel de nata.

Quienes prefieran callejear en busca de tiendas más alternativas, pueden dirigirse al vecino Barrio Alto, entramado de callejuelas un tanto decadentes pero donde prima la originalidad. Chocan esas fachadas de casas están recubiertas de graffitis que conquistan a unos y espantan a otros. Pero no desesperes.

Detrás de esas fachadas desconchadas hay tiendas de diseño, hoteles boutique de reciente apertura, restaurantes encantadores, galerías de arte y locales de música en vivo y fados… el Barrio Alto es un laboratorio para muchos jóvenes, un hervidero de innovación y creatividad oculta bajo una cara poco seductora al primer vistazo.

Lo mejor, para no perderse a la hora de ir de compras, es hacerse con una de las llamadas guías Convida donde se detalla con fotos y direcciones todas las tiendas barrio a barrio. Son gratuitas y suelen estar a la entrada de las tiendas y restaurantes.

Paso por Alfama, Graça y Castelo
Los barrios de Alfama, Graça o Castelo tienen “mala fama”. La primera mirada nos muestra que son zonas aparentemente viejas y descuidadas. Eso dicen los propios lisboetas que claman por una buena mano de pintura.
Pero la realidad es que sus estampas con aire vetusto enamoran. Esa ropa tendida secando al sol, esas callejuelas estrechas y adoquinadas, empinadas… esas fachadas con azulejos y esas tiendas tradicionales dignas del pasado forman parte de la esencia más encantadora de Lisboa.

LO MEJOR DE ALFAMA El barrio es un poco laberíntico, así que mejor si haces una visita guiada, con un acompañante de habla hispana, que te cuente las leyendas del barrio más antiguos de Lisboa.
La “nueva” Lisboa
No todo tiene sabor añejo en Lisboa. Hay también una ciudad moderna la cual se concentra en la zona del Campo de las Naciones, donde se instaló la Exposición Universal en el año 1998 la cual marcó un antes y un después en la organización de la ciudad.

Las referencias de la Lisboa moderna son; la estación de tren de Oriente, creada por el arquitecto español Santiago Calatrava; la torre Vasco de Gama (hoy reconvertida en hotel), el ya mencionado puente del mismo nombre sobre el río Tajo, con sus 17 kilómetros de longitud.
Un conjunto que huele a nuevo y que presume como ejemplo de cómo se puede transformar una parte degradada de una ciudad en una agradable zona turística, vanguardista y residencial. Sorprende la comparación entre el viejo Alfama y el reluciente Campo das Naciones. Dos caras opuestas pero que laten en una misma ciudad donde la vida discurre a dos velocidades.
Si viajas con niños, recuerda que en esta zona está también el Oceanario, acuario que más bien es un museo dedicado al mar y que presume por ser el más grande de Europa. En su pecera central nadan tiburones, barracudas, peces diminutos de miles colores, especies exóticas… A dos pasos del acuario encontramos también el el teleférico que atraviesa el parque de las Naciones de norte a sur. Opción divertida para niños y mayores.

Toca también hablar de las novedades y esta tiene un nombre propio. Si te gustan los museos con las nuevas artes y la digitalización como protagonista, tienes visita obligada al MAAT, siglas que definen al recién inaugurado Museo del Arte y la Tecnologí. A quienes les guste el mundo del motor les aconsejo echar un vistazo al Museo de los Coches, situado justo en frente del MAAT.

Los tranvías de Lisboa
Lisboa es una ciudad para patear: calles peatonales, buen clima… pero llena a la vez dispone de un transporte público cómodo y con mucho encanto. No te vallas sin subirte al tranvía (el eléctrico según los lisboetas). Lisboa los ha conservado y además de ser una bella estampa de la ciudad, son uno de los medios de transporte más cómodos.
Si tienes poco tiempo, no dejes de subirte a uno aunque sólo sea para hacer un recorrido turístico, a bordo de la mítica línea 28, la cual recorre algunos de los puntos más interesantes de la ciudad por puntos clave como el Castillo de San Jorge en el barrios históricos como Alfama, Graca. O por los barrios más señoriales como el Chiado.

Ultimamente se han puesto de moda los tuk-tuks, especie de moto con asientos para varias personas que han invadido, literalmente, Lisboa.
Como curiosidad, apuntar que en Lisboa también hay metro, y curiosamente es uno de los más bonitos de Europa por la belleza de alguna de sus estaciones decoradas con azulejos. También merece la pena utilizarlo si las prisas por moverse de una zona a otra de la ciudad apremian.

Elevadores y funiculares
También típicos de Lisboa son los elevadores o funiculares, creados para salvar las largas y empinadas calles que separan unas zonas de otras. No olvidemos que Lisboa descansa se asiente sobre siete colinas, de ahí los empinados accesos a muchos barrios. Subir a estos elevadores es para los lisboetas una necesidad y para los turistas una atracción diferente.
Quedan todavía tres en funcionamiento de los ocho que hubo en la ciudad. El de Lavra (el más antiguo); el Elevador da Glória y el da Bica, en el barrio Alto. Los tres siguen teniendo mucho uso tanto de turistas como de locales.

Es obligado mencionar también el elevador de Santa Justa, también llamado el Elevador do Carmo. Es el único vertical y comunica el Chiado con el Barrio Alto. Es quizá uno de los puntos más turísticos y donde siempre hay largas colas. Merece la pena pues las vistas desde lo alto son una maravilla, especialmente al atardecer, sin duda el mejor momento para disfrutar de la bella terraza. Este curioso ingenio de hierro cuya estética recuerda a la Torre Eiffel se construyó allá por el año 1902 y está perfectamente conservado.
Si no gusta esperar horas de cola, no te preocupes. Las vistas desde lo alto de Santa Justa son bonitas pero similares a las que se contemplan desde los otros puntos señalizados. Lisboa, con su orografía empinada esconde también hermosos miradores desde donde contemplar bellísimas panorámicas.

Por ejemplo, menos tiempo de espera hay para subir en el elevador da Gloria, y también hay premio. Y el mirador de San Pedro de Alcantara, ubicado a la salida de este “tranvía” es quizá uno de los más hermosos. Pero no es el único.
Los mejores miradores de Lisboa
Si. No se puede hablar de los tesoros de Lisboa sin hablar de sus terrazas urbanas o miradores. Muy recomendables son también las vistas desde los miradores de Santa Lucía, en los alrededores de la Sé (la Catedral de Lisboa y la iglesia más antigua de la ciudad). El que hay a los pies del Castillo de San Jorge, en el barrio de Alfama (situado en la cima de la colina del mismo nombre, que presume por ser la más alta de Lisboa y donde dicen nació la ciudad).

El cercano Miradouro da Graça, en la colina de Santo André, es también buen lugar donde contemplar los mejores atardeceres. El mirador de Santa Luzia, en la colina de São Vicente, ofrece maravillosas vistas sobre al barrio de Alfama. Y por supuesto, toca hablar del más mítico, animado y turístico: el famosos mirador de Santa Catarina en el Chiado, con vistas al estuario del Tajo y perfecto para observar los barcos y la vida en el río.
Estos son los miradores más famosos pero hay muchos más. Mi consejo es que si caminas por Lisboa y ves una escalera (hay muchas) ¡subas por ella!. Seguro que te lleva a algúuna placita encantadora o a algún rincón hermoso.

Hablando de miradores y elevadores, no podemos olvidar el más famoso de todos; el de Santa Justa o elevador do Carmo. Con su famosa estructura de metal que evoca al famoso Gustave Eiffel (aunque no hay una probada relación entre el arquitecto francés y el creador del elevador, Raul Mesnier de Ponsard. Se creó para unir los barrios de la Baixa Pombalina y el Chiado. El problema de Santa Justa son las colas que hay de acceso, las cuales contribuyen a ahuyentar al viajero.

¡NAVEGAR POR EL TAJO! Propuesta apetecible, especialmente al atardecer. Una experiencia recomendable que puedes contratar aquí mismo. Buena oportunidad para contemplar las mejores panorámicas de Lisboa.

Qué comer en Lisboa
Lisboa es una ciudad donde también se disfruta comiendo. para empezar destacar el plato portugués por excelencia; el bacalhau (bacalao) pescado que los portugueses cocinan de mil y una maneras diferentes. Basta echar un ojo a las cartas de los restaurantes para comprobar que esa presunción es una verdad como un templo.

Al hablar de la gastronomía de Portugal también es obligada la mención a la repostería con una reseña especial a una delicia que destaca por encima de todas: los pasteles de nata Belem. Una especia de tartaletas de hojaldre rellenas de crema y bañadas encanela que saben ¡a gloria!
Los venden en todas partes, en restaurantes, en pastelerías, en las tiendas de recuerdos envasados para viajes… pero los mejores, los auténticos, los de consumo obligado son los que se preparan y sirven en la mítica pastelería de Belem.
Pequeña localidad situada a las afueras de Lisboa y de visita obligada donde se alza la pastelería que inventó estos pasteles:, un establecimiento exquisito fundado en 1837 y cuya decoración se conserva original e impecable, digna de otro tiempo… Eso sí, ¡ojo! guardan la receta original en absoluto secreto.

CÓMO LEGAR A BELÉM Para llegar a Belem, lo mejor es coger la línea 15 del tranvía que, en 20 minutos, une la plaza del Comercio con el centro histórico de Belem. Una vez allí aprovecha para dar un paseo y visitar la torre.
A la hora de disfrutar de la mejor gastronomía lisbieta toca hacer una mención obligada. No puedo hablar de productos portugueses sin hacer una mención al mercado de la Ribeira, donde la esencia de la más Lisboa tradicional convive con una restauración más moderna. Situado a medio camino entre el Chiado y el Barrio Alto es este mercado un lugar imprescindible en la lista de visitas de los amantes del buen comer y de aquellos viajeros que disfruten alegrando la mirada contemplando delicias.
No sólo hay puestos de venta de productos frescos, también hay varios restaurantes donde tomar algo, entre ellos sugerentes ofertas gastronómicas de los mejores chefs de Portugal.

Y por último un consejo. En Lisboa (y en todo Portugal) es muy típico que nada más sentarte en la mesa te sirvan unos entrantes: pan con mantequilla salada, patés quesos… ¡Ojo! no son un regalo. Su coste se incluye siempre en la factura. Si no estás de acuerdo con esta costumbre, puedes decirle al camarero que los retire antes de hincarles el diente.
Dónde dormir en Lisboa
Lisboa rebosa hoteles con encanto y a oferta es abundante. Pero toca mencionar algunos establecimientos míticos como son la Pousada de Lisboa, hotel monumental de la cadena Pestana, situada en la plaza del Comercio en un edificio histórico con unas vistas maravillosas al río.
Como curiosidad, apuntar que una de las suites de este hotel está en el que fue el despacho que ocupó Antonio Oliveira Salazar , quien gobernó Portugal bajo un régimen autoritario entre los años 1932 y 1968. En verano de ese año el que el dictador sufrió una aparatosa caída que afectó mucho a su salud y que acabó con su vida dos años después, en 1970.
Su sucesor, Marcelo Caetano aguantó en el poder hasta el 25 de abril de 1974, cuando la democracía volvió a Portugal tras la Revolución de los Claveles. Fecha muy importante en la historia del país.

Otra propuesta curiosa para dormir es el hotel CR7 de Lisboa, el establecimiento dedicado al jugador Cristiano Ronaldo (nacido en Madeira) en la capital portuguesa.
Muy bien situado en dos pasos de la plaza del Comercio y ¡ojo! si no eres muy futbolero no te preocupes. La imagen del que fue jugador del Real Madrid se trata de un modo discreto. El resultado es un lugar funcional, moderno y muy cómodo. Recomendable sin duda.

¿Algún otro consejo que añadir sobre Lisboa? ¿Algún otro hotel que recomendar, restaurante, barrio o zona con encanto, hotel...? No olvides que tus consejos son siempre muy útiles para otros viajeros

