Mujeres viajeras y periodistas de viajes
En el post anterior, me han llegado un par de comentarios de lectoras que hablan de mujeres viajeras históricas. Hubo cientos, muchas muy desconocidas y casi todas valerosas aventureras. Hay mucha literatura al respecto y su lectura es realmente agradable (yo me he tragado muchas de esas biografías).
De lo que no se habla mucho es de las mujeres viajeras modernas. También hay muchas, pero no todas viajan por placer. Conozco a muchas mujeres con trabajos muy viajeros que han tenido que renunciar a ascensos y a buenos sueldos porque, después de ser madres, han preferido buscar alternativas más sedentarias que les permitieran criar a sus hijos. Es algo típico… entre las mujeres. Llega un momento de su vida en el que tienen que elegir; carrera o familia. En la mayoría de los casos, no se si por suerte o por desgracia, suele ganar la segunda alternativa.
En el mundo del periodismo especializado en viajes pasa algo parecido. Al principio los amigos de esta profesión son muchos. Llegan a ella atraídos por una vida semi-nómada y aventurera donde lo importante es viajar, conocer gente exótica y escribir sobre esos maravillosos viajes. Pero no. El cuento de la lechera se acaba pronto. En cuanto pasan los primeros años el cansancio asoma. Y se mezcla con la desesperación ante los malos, malísimos, sueldos. La escasez de medios especializados que valoren este tipo de trabajos. La dura competencia…
Todo se complica un poco más si el periodista en cuestión es una mujer. A nosotras nos cuesta más dejar a nuestros hijos en casa, es la naturaleza quien tiene la culpa, no sólo la sociedad. A nosotras nos cuesta mucho más delegar y no confiamos en casi nadie cuando se trata de nuestros hijos. Es en ese momento cuando muchas mujeres periodistas y viajeras (o con cualquier otra profesión donde se viaje mucho) deciden cambiar el asiento de un avión por otra alternativa donde la rutina será, quizá, un poco más gris pero la vuelta a casa todos los días, mucho más agradable.
A mi me ha pasado todo eso. Me tocó vivir la etapa de la aventura. Luego llegó casi sin querer la de la profesionalización, que se consigue tras lograr tener una “firma” reconocida entre los colegas del sector y respaldada por algún medio de comunicación. Logré sobrevivir en lo laboral y en lo económico e incluso pasé por buenos momentos. Y entonces llegó la maternidad: Uno, dos y luego, de repente, ¡sorpresa! Tres.
Entonces, por supuesto, me planteé dejarlo todo. Cambiar de trabajo, poner una zapatería (es mi sueño, me gustan tanto los zapatos raros que creo que sería feliz vendiéndolos). Pero no tuve suerte. En mi caso no había alternativa. Viajar y escribir sobre viajes es lo que mejor sabía hacer y cuando una ronda los cuarenta (lo confieso) y es mujer y madre de tres hijos, los contratos laborales maravillosos no caen del cielo.
Así que decidí seguir viajando.
Mi familia me apoyó en esta decisión y aunque en teoría ahora mismo tengo muy claro que esta es mi vida, cada vez que preparo una maleta me entran todas las dudas del mundo. Y un par de veces al año me entran crisis agudas en las que juro que lo voy a dejar todo. Pero siempre son falsas alarmas (al menos hasta ahora).
Lo peor de todo es cuando voy a algún viaje de grupo y descubro que la mayoría de mis compañeros, los que como yo llevan años en esto, son hombres… muchos de ellos solteros, o separados dos y tres y hasta cuatro veces porque aseguran, es “muy difícil encontrar una pareja que entienda este modo de vida”.
Muchas veces coincidido también con mujeres pero en este caso se dan dos posibilidades: son periodistas que trabajan en un medio y cubren todo tipo de informaciones y por tanto para las que viajar es casi casi una excepción. O sí, son periodistas especializadas en viajes como yo pero solteras, o muy jóvenes, o con pareja pero sin hijos.
Cuando yo les cuento a mis compañeros de viaje que yo tengo tres hijas y que tengo pareja estable, me miran como si fuera un bicho raro. Y lo entiendo, realmente se que soy una excepción en este mundillo. No soy la única madre, desde luego, pero si una de las pocas en activo y con familia numerosa.
El resumen es que no es nada fácil ser mujer viajera. Da igual ser periodista o directiva en una gran multinacional. Viajar mucho por trabajo y ser mujer es una tarea harto complicada. Y para salir adelante, hay que hacer muchos MUCHOS sacrificios.
Sin duda, no somos unas aventureras como las de antaño… pero, a nuestra manera y en nuestro contexto, si que somos unas supervivientes.
10 Comments
Paula
Hola!! Tengo 23 años y me falta poco para terminar la carrera de Publicidad y RRPP. Cada día estoy más convencida de que lo que quiero hacer después es un máster en documentales, en periodismo de viajes ,o similares, y viajar. Me ha llamado la atención tu post porque aportas un poco de luz sobre este tema a mujeres que ,como yo, estén pensando en llevar este tipo de vida.
Dices que a veces te planteas dejarlo pero si aún así sigues dedicándote a esto es que realmente merece la pena. ¿Podrías darme algún consejo?. ¿Algo que deba hacer o saber antes de cursar un máster? ¿Algún máster que sea más recomendable que otro?.
Se suele decir que la experiencia al final suele ser lo que más nos enriquece. He leído comentarios de personas que han cogido la mochila y han vivido situaciones increíbles. Por otra parte a veces pienso que el ser humano muchas veces deja las cosas “para mañana”. ¿No estamos perdiendo un tiempo maravilloso de conocer lugares nuevos y ampliar nuestros horizontes tanto culturales como de pensamiento?Con esto quiero decir, ¿debemos ir a la aventura y sin miedo?.
mirta
mis mas sinceras felicitaciones por hacer un trabajo envidiable pero incompatible con la vida familiar. Soy ex pareja de un periodista de viajes y se de lo que hablo. La vida al lado de un viajero compulsivo es genial durante una epoca, luego es imposible. Pero si estas convencida de lo que dices y parece que lo tienes claro, ADELANTE. Fdo: una seguidora mas pero sedentaria convencida.
Carmen
Hola, llego hasta tí por Paco Nadal…jeje, uno de los hombres periodistas especializados en viajes que describes.
Me he hecho “seguidora” de tu blog, así que te iré leyendo pero no prometo lo que da alimento a los blogs, que es comentar, porque sigo muchos blogs y es complicado combinar trabajo, lectura…y viajes. Yo también dedico gran parte de mi vida a viajar, he escrito sobre viajes en alguna ocasión, algún relato, algún artículo…y muchas cartas y postales que mis amigos devoran. Me hubiera gustado dedicarme a ello profesionalmente… pero el amor pudo más, como tú has dicho. Así que lo dejo en “pasión”, en un blog viajero en el país.com y en proyecciones de vez en cuando (http://lacomunidad.elpais.com/caminante/category/chile)
Quizá por esta “renuncia” respeto más a las mujeres que, como tú, siguen contra viento y marea. Me alegro de haber llegado hasta tí.
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Maria
Nani en mi opinión el problema lo tienes en que te encanta tu trabajo y eso se nota ya que llegas a nosotros en tus aventuras viajeras independientemente de que te gustaría tener una colección de zapatos impresionante,
Tus hijas saben aprovecharse de su madre aunque no estés las 24 horas con ellas y probablemente aprecien más el tiempo que están contigo
Feliz 2009 para ti y tu familia
Eva
La verdad es q tu trabajo no me da envidia
Yo seria incapaz de viajar tanto y dejar a mis hijos.
Las pocas veces q salgo de casa me voy con ellos.
De todas formas agradezco q haya gente como tu capaz de
Acercarnos el mundo a todos los amigos de la vida sedentaria
Viajo poco pero gracias a tus cronicas ya conozco mucho mundo.
Sigue asi y feliz 2009.
Cristina
hola Nani, pues yo creo que lo haces superbien porque no sólo eres una periodista como la copa de un pino sino que además eres una madraza estupenda que no duda ni un segundo en dejar las maletas según llegas del aeropuerto, calzarte unas deportivas y echarte un partidillo de fútbol con tus hijas. No me cabe la menor duda de que si allguien merece el título de “supernani” esa eres tu.