Prohibidos los niños: hoteles y aviones sólo para adultos
Vuelvo al tema de los hoteles personalizados según el tipo de clientes para comentar una moda que se extiende a pasos de gigante en el sector hotelero donde la especialización es cada vez más necesaria para sobrevivir: la apertura de hoteles SÓLO PARA ADULTOS.
Suena raro ¿eh? Pero no, por favor no piensen mal. Son un tipo de hoteles cuya característica principal es que NO ADMITEN NIÑOS (menores de 16 años). Y están pensados para un tipo de cliente que:
– NO QUIERE oír llorar a un bebé durante TODA LA NOCHE en la habitación de al lado,
– Ni QUE LE SALPIQUEN un grupo de preadolescentes jugando a los “pokemons” en la piscina.
– Ni que LE DESPIERTEN de la siesta los gritos de un niño en plena perreta A LAS CINCO DE LA TARDE porque ha perdido su peluche de “Bob Esponja”.
– Ni que pasen corriendo a su lado en el restaurante una pandilla de ENANOS INCONTROLABLES riendo y gritando como LOCOS.
Porque lamentablemente, esto es parte de lo que suele ocurrir cuando se viaja con niños. Da igual lo mucho que se esmeren los padres, y lo bien educados que estén los pequeñajos… los niños son niños y TODOS resultan molestos e insoportables en algún momento del día. Especialmente cuando está fuera de casa, en entornos extraños.
Y como madre, que también se satura de sus propias hijas, reconozco que de vez en cuando necesito HUIR. Y la verdad, si por fin me animo a escaparme unos días para desconectar de mis hijas, yo al menos valoro mucho la posibilidad de saber que durante mi “evasión” no me voy a encontrar con niños en un kilómetro a la redonda de mi persona. Porque vale, si, por supuesto, me gustan los niños pero a veces NO LOS AGUANTO. Y fundamentalmente, no me gusta aguantar a los niños de los demás.
Suena cruel, pero es una realidad. Los hoteleros lo saben, y por eso cada vez son más los establecimientos que se especializan en adultos. El último que se ha sumado a esta iniciativa es el hotel Barceló Jandía Club Premium, en Fuerteventura, el primer establecimiento de este tipo que se abre en esta isla. Y el segundo de la cadena mallorquina que nace con la idea de ofrecer a sus clientes piscinas donde uno pueda tumbarse y relajarse, cafeterías sin gritos, tranquilidad… el primero que se apuntó este tanto fue el Barceló Albatros Illetas, en Mallorca,
Porque las cosas son como son, y he hablado de este tema con muchos directores de hoteles y casi todos “of the record” opinan lo mismo: “los críos molestan mucho, no son rentables porque no ocupan habitaciones completas sino que duermen en camas supletorias con sus padres, requieren servicios especiales, causan destrozos, consumen poco y ponen de mal humor al resto de los clientes”. Resumen, no “molan” nada.
Lo mismo piensan en algunas compañías aéreas donde ya se está barajando la posibilidad empezar a crear vuelos con zonas especiales para familias a un lado y viajeros que no quieran tener niños cerca a otro. Dentro de poco las preguntas a la hora de facturar serán estas:
-¿Lleva equipaje de mano?,
-¿Ventana o pasillo?
-¿Prefiere su vuelo con o sin niños?…
La idea no es tan descabellada. Como anécdota, hace poco un mujer amenazó con denunciar a la compañía australiana Quantas porque los gritos de un bebé durante un vuelo le habían hecho sangrar los oídos.
Según una encuesta al respecto realizada por el buscador de vuelos Skyscanner, el 42% de los consultados asegura que prefiere sentarse lo más lejos posible de los niños frente un 10% es más tajante que preferiría vuelos sin niños. Un 9% admite que, aunque son padres, prefieren ir lejos de otros críos ya que los suyos “saben comportarse” y no molestan. Ja, ja ja.
Otro 10% son padres, a los que les gustaría que hubiera en los aviones una zona sólo para familias y así no molestar al resto de los pasajeros. Yo me sumo a esta opción. Finalmente, los más tolerantes forman un grupo de padres (9%) y no padres (20%) que creen que cada uno puede elegir libremente donde sentarse sin crear secciones específicas para unos y otros.
La encuesta revela también algunas ideas de los viajeros, como la de crear una guardería a bordo sobre todo en los vuelos largos (¡excelente idea!) y otras propuestas más radicales, como la de una persona que propone que los niños, igual que los animales de compañía, ¡viajen en la bodega del avión!.
Hombre, sin exagerar, hay que reconocer que hacer un vuelo intercontiental con un bebé llorando al lado es una TORTURA. O que te toque al lado un pequeñajo maleducado y con berrinche es como para hacerte el hara-kiri en pleno vuelo. A mi me ha coincidido un par de veces y lo recuerdo con HORROR.
Así que vale, aplaudo la iniciativa de Barceló y de otras tantas cadebas hotelera. Y me parecerá muy bien que se tomen medidas para que los niños no molesten en los vuelos, pero ojo, sin olvidar que los pequeñajos aunque agotadores también tienen derecho a viajar. Y a los padres, de vez en cuando, también nos gusta viajar con niños.
8 Comments
Marcos
Se trata de uno de los post más interesantes que leí últimamente. Si bien mi condición de viajero sin cargos filiales me hace posicionarme de forma ventajista en el lado de los partidarios de este tipo de viajes, es cierto que el viajar aguantando a los niños de otros es un auténtico incordio… Aunque, como cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre, es verdad que se podría hacer un ránkin por nacionalidades en cuestión de hijos revoltosos y molestos… O no?
jose
mi cuñado frecuentemente manda a sus hijos a los cabos la ultima ocacion que intento bolar…
nenomadaleno
En un vuelo, cuatro niños pequeños con el cartelito colgado de sus cuellos, es decir, sin sus padres, nos dieron al resto del pasaje un desconsolado concierto de lloro por simpatía durante 9 horas de viaje.
Nunca tuve tantas ganas de aterrizar…
Maria
Los niños tienen la capacidad de despertar los mejores y los peores instintos, por muy paciente que sea uno , y en el caso de los hoteles bendito sea un fin de semana Paz, cada uno puede elegir el hotel como quiera
En un avión es mas complicado ya que no siempre se vuela por capricho , y aunque a veces sean insoportables merece la pena viajar “a veces” con ellos
Merche
Suena horrible decir que no quieres ni loca coincidir con niños en un viaje, pero yo he tenido la desgracia de tener que soportar a un niño pesadito cerca en un avión y es que te dan el viaje. Comprendo que son niños, que seguramente sus padres estaban pasando un apuro terrible al no poder controlar la rabieta del crío, pero… ¡qué horror y qué malos instintos se me despertaron!