
Qué ver en el museo de Historia Natural de Londres
¿Cómo eran los dinosaurios? Es una pregunta de respuesta aparentemente fácil. Hoy en día son muchos los museos, centros de interpretación, parques temáticos… que giran alrededor de estos colosos extintos hace ya millones de años. Pero hay un sitio que brilla por encima de todos. Un pionero. El primero de la serie. Uno los imprescindibles de Londres. Me refiero al Museo de Historia Natural de Londres, un espacio expositivo sin rival, dedicado a la vida en general, con la naturaleza como protagonista.

El Museo de Historia Natural de Londres es uno de esos lugares que brilla por encima de todos. Un pionero. El primero de la serie. Me refiero a un espacio expositivo sin rival, dedicado a la vida en general, con la naturaleza como protagonista. Otro museo que poner en la lista junto a la también obligatoria visita al Museo Británico, los dos top que debes tener en cuenta. Especialmente si viajas con niños.
Entrar al museo de Historia Natural de Londres es gratis
Lo mejor es que la entrada al Museo de Historia Natural y al Británico es gratuita, algo habitual en toda Inglaterra donde se promueve el acceso universal a la cultura. En todos museos y monumentos públicos la entrada es libre, salvo que se reservan visitas privadas con guías concretos, en cuyo caso se paga la tarifa que solicite la agencia o el profesional que hace la visita. Pero si entras por tu cuenta, no tendrás que pagar nada por entrar al museo de Historia Natural. Así que de verdad, no hay excusa.
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Un museo que parece una catedral
La simple contemplación del superlativo edificio ya conquista. Recuerda a un college de los típicos de Cambridge, o una gran catedral pero no. Es un museo y así lo concibió su creador, Alfred Waterhouse, a quien encargaron crear un edificio para dar cabida a la cada vez mas amplia colección de esqueletos y fósiles del entonces abarrotado Museo Británico. Y para ello, creo un edificio victoriano típico del siglo XIX , con una estructura de acero y hierro y con animales y plantas esculpidos por toda la fachada.
Otra cosa que llama la atención al llegar es la cola que suele haber a la entrada a veces tan larga que asusta. Por algo es el cuarto museo más visitado de Londres. Un consejo, no huyas. Aunque no te lo creas, la cola avanza muy rápido y, seguro, estarás dentro del museo mucho antes de lo que te crees. La espera merece la pena.

El dinosaurio Dippy, la estrella del museo
Una vez dentro, es una de las estrellas del museo quien te dará la bienvenida. Es Dippy, el esqueleto de un imponente diplodocus que abre la zona expositiva. Es sólo un aperitivo de todo lo que nos espera. Sirva como referencia que el museo aloja más de 70 millones de especímenes y objetos. Y todos ellos repartidos en cuatro zonas organizadas por colores: roja (dedicada a la tierra); verde (pájaros, fósiles, minerales) y azul (animales mamíferos, dinosaurios, invertebrados marinos…) y naranja (ubicada en la zona ampliada del museo y donde se ubica el Darwin center).

Lo mejor para orientarse es descargarse la aplicación del museo (puedes hacerlo al entrar pues el wiffi es abierto y gratuito) en el teléfono, sin duda la mejor guía para la visita.
Pero Dippy no es el único gran dinosaurio gigante, es sólo uno más en una larga lista que dibujará una sonrisa en los amantes de estos reptiles colosales. También en esta planta hay también un terrorífico Tiranosaurios Rex que ruge cual fiera. Un esqueleto de stegosaurus que mide ¡seis metros desde la cabeza hasta la punta de la cola! No te pierdas megatherium, situado en la sala de los fósiles. Y sigue la visita atento pues hay muchos más, algunos tan impactantes como sus compañeros.

Fósiles que son tesoros
Los fósiles que se exhiben también son descomunales, muchos de ellos encontrados por la paleontóloga Mary Anning, la descubridora de fósiles más famosa (y menos reconocida) de la historia. Si tienes suerte, quizá te la encuentres en persona por los pasillos del museo y será ella misma quien te contará cuáles fueron sus mejores hallazgos.

Otra de las piezas que más llama la atención es ballena azul gigante que preside la sala dedicada a los animales mamíferos en la planta baja, donde también encontrarás un oso polar, hipopótamos, un ornitorrinco y muchos más animales curiosos.

Una arquitectura peculiar
Ya en la segunda planta, es el tronco partido de una secuoya, árbol famoso por su desproporcionado tamaño, otra de las piezas imprescindibles del museo. Desde esta planta, también se puede admirar el edificio en su concepto arquitectónico.

En este museo todo es a lo grande, no sólo las piezas expuestas. Impone también la elegante escalera, ese techo alto, los ventanales. No falta detalle. Y eso sí, el insigne Darwin lo preside todo desde su asiento de mármol, ubicado en la escalinata que lleva a la primera planta. El famoso naturalista ocupa una posición privilegiada desde donde se domina todo.

En la zona naranja todo es un poco más moderno. Como la gran escultura de un globo terráqueo a la que puedes acceder subiendo una empinada escalera mientras contemplas un mapa de las constelaciones impreso en las paredes.

Terremotos y tsunamis en la zona dedicada a “la tierra”
En la zona roja encontramos la parte dedicada a la tierra, abanderada por la sala de los fenómenos naturales, como los tsunamis, volcanes y los terremotos. Especialmente curioso es el simulador de movimientos sísmicos. Un supermercado en el que los visitantes sienten, en primera persona, cómo el suelo vibra bajo los píes y todos los estantes, llenos de productos, bailan, literalmente, al son que marca el movimiento de la tierra.

Esto es un pequeño resumen de lo que te puedes encontrar en este gran museo, pero no olvides que hay mucho más: tarántulas peludas, plantas exóticas, aves extintas y hasta meteoritos como el Crambourne, el más grande expuesto al público con una friolera edad de 4,6 billones de años.
Comer en el museo de historia
El caso es que conviene ir preparado para pasar muchas horas en este museo, en el que también hay restaurante, zonas donde sentarte a comer si llevas tu comida de casa (en la segunda planta); tienda de recuerdos…
Lo que tengo claro es que por mucha información que lleves, el museo siempre te sorprenderá, seguro. Y aunque vayas mil veces, siempre descubrirás algo nuevo.
Cómo llegar al museo de historia natural
Para concluir, solo un par de indicaciones sobre cómo llegar hasta el Natural History Museum. Lo más cómodo es viajar en metro hasta la estación de South Kensington (central line). Desde el metro hay una salida que te deja justo ante el museo. ¡No hay pérdida!
¿Algún otro consejo que debamos tener en cuenta?
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5 Comments
Las cajas del teatro
No hay porqué ponerse a la cola de este museo. Id al de la ciencia, que está a la vuelta de la esquina, y entrad por ahí. También es gratis y está comunicado por dentro con el de historia natural.
laviajeraempedernida
Hola Marcos.
Depende la edad de tus hijas, pero yo creo que para los niños, con medio día llega de sobra. Es muy denso y la información satura. Lo ideal, una mañana de museo más cultural y una tarde más lúdica. En este mismo blog tienes más ideas de cosas que puedes hacer en Londres con niños: https://www.laviajeraempedernida.com/que-hacer-en-londres-con-ninos-lista-de-imprescindibles/ Un saludo
Marcos
Hola, estamos planeando ir en enero con mis hijas, nos gustaria llevar planificado lo que vamos a ver esos 4 días, ¿cuantas horas creéis que sería conveniente dedicar a este museo? ¿medio día? ¿día completo? Gracias
BurgosVB
El Museo de Historia Natural de Londrés está muy bien, es una de las visitas más entretenidas para hacer con niño, pero afirmar que no tiene rival tampoco es cierto. Berlín, Nueva York, Chicago o Brueslas, tienen museos de la misma categoría. Los de España (Asturias, Madrid, quizás son menos espectaculares, pero tienen el interés de que muestran fósiles locales, no de otras partes del mundo.
DinkyViajeros
A nosotros nos fascinó este museo! Sin duda regresaremos algún día pues, después de pasar varias horas dentro de él, llegamos a estar un poco saturados de información…
¿Un consejo? Visitarlo a partir del mediodía, no habrá colas a la entrada y se pueden visitar las salas casi en solitario… 😉