Museo Evaristo Valle
Asturias,  España,  Gijón

Ruta por las curiosidades de Somió, la bella ciudad jardín de Gijón / Xixón

Para mi Gijón / Xixón es un destino especial. Soy asturiana y he crecido correteando por la playa de San Lorenzo, he pasado muchas tardes merendando princesitas de La Playa, haciendo compras por la calle Corrida… Muchas noches tomando sidra (y copas) en el siempre animado barrio de Cimavilla. Y veranos enteros comiendo en merenderos en Somió, una de mis zonas favoritas de la ciudad natal de Jovellanos. Parroquia a donde recomiendo ir a todo el mundo. La “ciudad jardín” la llaman. A continuación os explico el porqué de este apodo.

Somió es la parroquia que se ubica en el oriente de Gijón / Xixón, los dos . Entre el río Piles y Cabueñes. Es ese rincón donde la ciudad se transforma. Donde el asfalto queda atrás para dar paso a una zona de casas monumentales y espacios verdes por donde da gusto caminar.

Basta un primer vistazo para entender por qué los nobles locales escogieron esta parte de Gijón para construir sus hermosas casonas. Bueno, aquí en Asturias las llaman también “quintas“. Palacios residenciales con jardines monumentales pero con un toque asturiano que las hace únicas.

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Pequeño repaso por la historia de Somió

Los primeros en instalarse en esta zona fueron aquellos veraneantes que llegaron a esta capital del norte en busca de los por entonces recomendados “baños de mar” en la que hoy es la playa de San Lorenzo (y en la antigua playa del Pando, hoy playa de Poniente). Tratamiento que se puso tan de moda a finales del siglo XIX. Poco a poco fueron llegando más bañistas gracias al tren. Revolucionario medio de transporte que en 1884 comunicó por primera vez la meseta con la costa de Asturias. Y en la ciudad se levantaron balnearios destinados a dar servicio a los nuevos turistas.

La playa de San Lorenzo, perfecta para los baños de mar

Poco a poco la buena fama de Somió fue atrayendo a nuevos vecinos. En su mayoría representantes de la alta burguesía local. Familias enriquecidas por la pujante actividad industrial y portuaria que decidieron construir en este “villa en lo alto” su residencia permanente. La llegada del tranvía que funcionó entre 1890 y 1960 fue otra de las claves de crecimiento de Somió.

Pero lo mejor es que fue en Somió fue una “invasión” educada y preciosista. Se conservó esa esencia rural que tenía antes de que llegasen los nobles inquilinos. Y que aún hoy existe y a mi tanto me gusta. La prueba es que en 1983 aún quedaban censadas en la parroquia más de 133 paneras, muchas de las cuales todavía se conservan dentro de las casas.

HORREOS Y PANERAS

Son construcciones de almacenaje rural, graneros de madera que se construían elevados del suelo para aislar el grano de la humedad. Los había de cuatro patas y cuadrados con cubierta a cuatro aguas, los llamados hórreos. Estos evolucionaron en tamaño y así surgieron las paneras, de forma rectangular y con una cubierta de tijera, a dos cumbreras.

La quintas que se construyeron en Somió eran todas grandes, con jardines que fueron el origen del apelativo que aún hoy pervive: La ciudad jardín de Gijón. Y de las fiestas. Los habitantes de Somió eran buenos amigos de las reuniones sociales y con frecuencia se celebran eventos exclusivos para la clase alta local.

Si te animas a ver alguna de estas casas mientras paseas a la vez que viajas en el tiempo a los gloriosos comienzos del siglo XX, esta es una ruta posible.

Posible ruta para recorrer Somió

Paseo entre quintas y palacios

Empezamos la ruta por Somió en el campo de la iglesia, donde se esconde una curiosidad. Fíjate en las farolas que hay en el parque y que conviven con robles, falsos plátanos y acacias. Es el viejo alumbrado de gas que en su momento iluminó la calle Corrida, la más comercial de Gijón. Tres piezas vistosas y muy decoradas pues fueron diseñadas no sólo con el fin de iluminar la calle. También como ornamento para una ciudad cada vez más volcada en lo estético.

Tras pasar la iglesia por la calle Dionisio Cifuentes vemos ya las primeras quintas. Tres seguidas, Villa María Pilar, Villa maría Luisa y Villa Carmen. Eso sí, hay que esforzarse por intuir algo tras los setos y muros. Muchas de las casas están ocultas o solo asoma una parte de ellas: su tejado, sus árboles o el cenador o quiosco donde a veces sus inquilino se sentaban para ver y ser vistos.

¿POR QUÉ LAS LLAMABAN QUINTAS?

Las casas nobles de Somió se construyeron sobre viejos caseríos agrícolas que tenían que pagar a sus propietarios la “quinta” parte de los productos que obtenían en el campo como tasa de arrendamiento.

El jardín de Villa María es uno de los más bonitos y mejor cuidados de las quintas privadas de Somió

Villa María, la más bella de Somió

Es lo que pasa con Villa María, una de las casas más monumentales del recorrido. Buen ejemplo de vivienda burguesa típica de los primeros años del siglo XX, cuando se construyó como residencia familiar de un conocido empresario llamado Tomás Zarracina. Aunque en sus ya más de cien años de vida ha pasado por varios propietarios. Y ¡atentos, está en venta!… así que si os gusta ya sabéis.

Llama la atención lo bien conservada que está, tanto la casa como su jardín inglés, catalogado como uno de los más bonitos de Gijón. Actualmente aunque es una residencia privada se alquila para eventos y ceremonias.

Bajo el gran carbayo hay un busto de Dionisio Cifuentes

Árboles y fuentes

Mientras paseamos no sólo vemos casonas monumentales. También lavaderos, fuentes como la que vemos en la plaza que se forma en la avenida Profesor Pérez Pimentel, con su característica cabeza de león de bronce.

Y lo que a mi más me gusta y refuerza es idea de “ciudad jardín”. Árboles centenarios como el roble o carbayo que preside la plaza de Villamanín. Y que presume altivo con sus 17 metros de altura y 15 de diámetro en su copa por estar catalogado como el segundo ejemplar en cuanto a dimensiones del concejo de Gijón.

También verás durante el paseo altares. Y señales que indican que por aquí pasa el Camino de Santiago, el del Norte para ser exactos, que es el que pasa pegado al Cantábrico y sigue hasta la tumba del Apóstol ya en tierras gallegas.

Art nouveu y edificios religiosos

En la calle Doctor José Muñiz González, en el 149, encontramos un ejemplo curioso de construcción que choca con lo de su alrededor. En este caso es un convento que llama la atención por su aspecto Art Nouveu. Con sus características esquinas curvas y la naturaleza presente en detalles como las ondas del tejado que recuerdan las olas del mar.

Actualmente este edificio pertenece  a la Congregación de Nuestra Señora de las Victorias, orden religiosa fundada por Margarita Prieto Menéndez aquí en Somió, en el año 1939.

Muy cerca, en el número 6 de la calle Juán Valdés Cores encontramos otro edificio religioso que atrae la mirada. Es la Antigua Quinta del Obispo, antaño residencia de las religiosas de las Agustinas Recoletas y hoy propiedad particular.

LA GUERRA CIVIL EN SOMIÓ

Durante la Guerra Civil, muchas de estas quintas, vistas como “símbolos de clase” se incautaron y dedicaron a otras tareas de apoyo como hospitales, asilos y escuelas o alojamiento para militares. Pasada la contienda muchas recuperaron su uso residencial.

Fundación Museo Evaristo Valle

Justo detrás está uno de los lugares más recomendables de esta ruta. La Fundación Museo Evaristo Valle, situado en una quinta espectacular.

En medio de unos jardines maravillosos de más de 16.000 metros de extensión. Donde se esconden ¡más de 120 especies diferentes de árboles! que conviven con distintas esculturas que incrementan su belleza. Merece la pena entrar para ver de cerca una casa palacio y disfrutar de la paz de lugar de belleza exquisita. Un oasis donde da gusto respirar.

Museo Evaristo Valle

Ya que estás aquí, ¡por favor!. No dejes de acceder al interior del museo para ver la obra de este artista local de talento evidente. Y si puedes, no te pierdas las visitas guiadas que se organizan los jueves, centradas en distintas facetas del artista y anécdotas.

Por ejemplo, aquella mítica partida de ajedrez que Evaristo Valle disputó contra Lenin jugada en París en un café de Montparnasse (que ojo, no es la que se representa en su cuadro “el Ajedrez” pero sí una anécdota que sale a colación al contemplarlo). O su amistad con el poeta Gerardo Diego… O su mirada sobre el paisanaje local, representado en muchas de sus obras, en caricaturas, en viñetas… Contemplar la obra de Valle es como hacer un viaje por la peculiar sociedad de Gijón de la primera mitad del siglo XX.

La casa de las palmeras

Hay más. Si te gusta ver casas puedes seguir la ruta por el Camino de los Narcisos. En el número 62 te encontrarás con Villa Agapita. Otra casona singular que reconocerás por las cuatro llamativas palmeras que asoman tras la verja.

Muchas de las casas palaciegas de Somió han conservado su esencia gracias a otros usos. Es el caso de la 13. Quinta de Peláez, también llamada Somió Park donde se celebran todo tipo de eventos; bodas, ceremonias, banquetes, reuniones de empresa

Dónde comer en Somió

Y también restaurantes y merenderos donde, como os contaba al principio, he vivido muchas experiencias personales y a donde me escapo en cuanto vuelvo a Asturias. Uno de mis favoritos es La Pondala. Es también uno de los restaurantes míticos no sólo de Somió, sino de todo Gijón.

Presume por ser una de las primeras casas de comidas que abrió en esta zona a finales del siglo XIX. Poco a poco se fue transformando en un lugar de referencia actualmente regentado por la tercera generación de la misma familia. Y no solo por la belleza del edificio y su patio ajardinado. También por la comida. Mi consejo, llama un día antes para reservar mesa y pide que te preparen su famoso roast beef con puré de patata. Te va a encantar.

Si no tienes suerte con la reserva en La Pondala no te preocupes. Como te contaba, en Somió hay muchos más restaurantes para comer, muchos de ellos con merenderos donde tomar el aire y unas sidras. Son muy cómodos si viajas con niños pues pueden correr a su aire. Siempre están a tope de familias. Como Casa Arturo. El Pilu

Más opciones: Casa Víctor. Casa Jamino. El Estanco. O el restaurante Bomarzo, que no tiene merendero pero está situado en el corazón de Somió.

Comer en los alrededores de Somió

Un poco más alejado de Somió encontramos más opciones. Por ejemplo las terrazas de Castiello, propiedad del llagar del mismo nombre y que abre en verano. En invierno las instalaciones interiores se dedican solo a eventos.

Y otro de los clásicos, aunque éste también ya fuera de Somió pero en la zona. Los Nogales, restaurante que abrió como un simple merendero allá por los años 80. Que poco a poco, ladrillo a ladrillo, fue creciendo en espacio y en reputación. y ahora es uno de los establecimientos favoritos de muchos locales que quieren degustar buen marisco, pescados y platos tradicionales de la gastronomía asturiana.

Cerca está también casa Yoli. Otro de los merenderos míticos para los de Gijón y que presume por ser uno de los más antiguos de Asturias en funcionamiento desde el año 1901.

Con este buen sabor de boca cierro este viaje por Somió y alrededores. Parroquia donde conviven historia, tradición, buen gusto, esencia rural, naturaleza... En mi caso también muy buenos recuerdos de tardes con amigos, con familia, de risas y disfrute. Buenas experiencias que se suceden año tras año. En cualquier época y estación. Disfrutar de Somió es una excusa más para volver a Gijón.

¿Algo más que añadir sobr Somió? ¿Algún otro merendero que recomendar, algún dato histórico o anecdótico que quieras apuntar? Deseando conocer tu opinión sobre la “Ciudad Jardín de Gijón”

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