
Secretos imprescindibles que debes visitar en Nápoles (Post I)
Toca visita a Nápoles, ciudad italiana, caótica, de tráfico endiablado. Edificios decadentes, añejos a los que les faltan varias manos de pintura. Cables, ropa tendida, obras, ruido de motos cuyos conductores ¡no llevan casco!…llena de altares y mercados callejeros. Gente sentada a la “fresca” en medio de una calle que seguro no brilla por su limpieza. Pero eso es sólo la primera capa. Esconde esta ciudad situada al borde del Vesubio, en el sur de Italia, una segunda piel donde todos esos tópicos se superan. Eso sí. Para encontrarlos hay que escarbar. En Nápoles nada es lo que parece y los mejores tesoros están ocultos. Hay que esforzarse por descubrirlos, pero cuando das con ellos la imagen de la ciudad cambia. La antigua capital del reino español de las dos Sicilias y de la región de Campania, es un diamante, una obra de arte la mires por donde la mires.

La lista de todo lo que se puede ver en Nápoles es muy larga. Como ayuda, aquí tienes una selección con doce imprescindibles repartida en dos posts. Algunos de ellos muy conocidos y otros, rincones secretos que recomiendo tengas en cuenta en tu visita.
VISITA GUIADA POR NÁPOLES EN ESPAÑOL!
Si tienes poco tiempo, te aconsejo que hagas una visita guiada (en español) para ver en unas horas lo más importante de Nápoles. También es recomendable, para entender la ciudad antes de enfrentarte a ella por tu cuenta, hacer un recorrido en el autobús turístico. En estos enlaces puedes reservar ambas opciones con antelación, lo cual será de gran ayuda para tu llegada a esta caótica ciudad

1. La cartuja de San Martino
Nápoles se asienta entre volcanes y sobre colinas. La de Vomero es una de ellas. En su cumbre se se ubican dos monumentos cuya visita recomiendo en primer lugar en esta lista por dos razones. Una por su belleza. Y dos. Porque son dos miradores que nos permitirán ubicar y entender la ciudad.

Al contemplar una panorámica de Nápoles se hace evidente la colosal dimensión de la ciudad, la tercera más grande Italia. Y la belleza de la bahía con la estampa del dormido pero siempre imponente Vesubio como compañero y la silueta de la isla de Capri en frente, la cual recuerda a una mujer embarazada.
Una vez ubicados, toca iniciar la visita y recomiendo especialmente dedicarle un tiempo a la Cartuja de San Martino (Certosa en Italiano), fundada en en año 1325 pero cuyo edificio ha sufrido muchas reformas. Actualmente brilla como una de las grandes obras del barroco napolitano y curiosamente uno de los monumentos menos visitados de la ciudad, dato que confieso me sorprende pues la belleza artística de este lugar es superlativa.

Nada más entrar, la gran nave de una iglesia gótica con frescos posteriores, de la época barroca, pintados por artistas napolitanos como Caracciolo, Guido Reni… nos advierte de que estamos en un lugar muy especial. A partir de aquí, empieza una sucesión de salones y habitaciones llenos de pinturas, esculturas, mármoles y objetos decorativos… que demuestran la maestría, el genio y la riqueza del arte italiano.
No dejes de entrar en el claustro / cementerio al que daban acceso las habitaciones de los monjes, decorado con calaveras y donde los religiosos encontraban su eterna sepultura. Una estancia que invita a la reflexión. La visita se completa con una exposición de barcos reales, carrozas antiguas, figuritas napolitanas y natividades antiguas que conquista.
2. El castillo de San Elmo
Al lado de la cartuja, reina el castillo medieval de San Telmo. Quizá no es tan bello pero si llamativo por su estructura recia ejemplo de la más sólida arquitectura militar.

Refugio de los napolitanos en asedios varios y creado como un bastión indestructible. No dejes de asomarte para ver la ciudad de Nápoles desde distintos ángulos.

3. Spaccanapoli y la plaza de Jesús Nuevo
Una vez ubicados, ponemos rumbo al centro histórico, en concreto a la calle Spaccanapoli, la cual parte Nápoles en dos, como se aprecia desde lo alto del castillo.

Empezamos el recorrido en la plaza del Jesús Nuevo (Gesú Nuovo) uno de los rincones más fotografiados de la ciudad y donde ya se percibe el bullicio típico de esta capital. Foto obligada ante la iglesia que da nombre a la plaza, levantada en 1470 y concebida inicialmente como un palacio, pero transformada en templo por los jesuitas en el año 1584, de ahí su curiosa fachada.
En el centro, destaca la llamada “aguja de la Inmaculada”, un pináculo con más de 30 metros de alto y construida en 1747 en homenaje a la virgen.

4. Convento Monasterio de Santa Clara
Muy cerca de la plaza de Jesús Nuevo entramos en el Monasterio y convento de Santa Clara (Santa Chiara), otra de las visitas imprescindibles. Originaria del siglo XIV, llama la atención su claustro de las Clarisas, con sus peculiares azulejos de cerámica majórica donde las religiosas contemplaban la vida extramuros a través de las escenas costumbristas de la época representadas en estos azulejos.

El complejo fue destruido durante la II Guerra Mundial y hubo que levantarlo de nuevo. Afortunadamente los azulejos y los suelos se conservaron intactos, protegidos por los escombros caídos sobre ellos. Actualmente el convento brilla de nuevo como un reducto de paz en el corazón de la estridente su ruidosa Nápoles. No te vayas vayas sin probar un zumo recién exprimido con los naranjos del huerto.

5. Capilla de San Severo y el Cristo Velado
Es, sin duda, mi lugar favorito de Nápoles. Uno de esos monumentos donde entiendes que exista el mal de Stendhal. Para empezar, no te dejes engañar por la entrada situada en una callejuela estrecha y oscura. Ni por la anodina fachada. Lo importante está oculto en el en interior y desde fuera cuesta imaginar el tesoro que hay tras estas paredes.
La capilla, donde se haya el famoso Cristo Velado se construyó por orden de Raimondo de Sangro, príncipe de San Severo, – uno de los personajes más misteriosos del siglo XVIII- para acoger la tumba de sus padres. Además de honrar la memoria de sus progenitores escondió por todo el templo símbolos de la masonería, a la que pertenecía.

En en centro destaca la escultura del llamado Cristo Velado. Una obra maestra en mármol de una sola pieza que representa a Jesucristo recién fallecido. Cubierto por un velo casi transparente que permite intuir todos los detalles de su piel, desde las llagas de los clavos con los que fue clavado a la cruz, hasta la cara de sufrimiento donde se nota el último aliento.
La obra tiene una perfección tal que hechiza. Tanto que se dice que Raimondo contó con la ayuda de un alquimista de la época quien le enseñó cómo transformar una seda en piedra, lo cual aunque nunca fue probado, yo casi me creo ante la visión de tal realismo. Curiosamente el autor del Cristo es un gran desconocido: Giuseppe Sanmartino.
Pero no es la única. A la derecha encontramos la escultura del un hombre cubierto con una red situada sobre la tumba del padre de Sangro. Por favor, al contemplar la figura es clave tener en cuenta la dureza del mármol y la perfección de los movimientos de la red, con todas las cuerdas esculpidas al detalle. Lo que revela la maestría de un escultor que sabía que el más mínimo error no tenía marcha atrás. En escultura y en aquellos tiempos no había “control z”.
Al otro lado del templo, sobre la tumba de la madre de Sangro, encontramos la escultura de una mujer también tapada por un velo. La contemplación de todo el conjunto escultórico hace pensar que realmente los artistas o el dueño del templo consiguió petrificar las telas con este milagroso resultado.
Pero esta capilla esconde más misterios. Los símbolos masones están ocultos por todos los rincones. Ya en la salida, una última mirada a los dos cuerpos humanos con las venas intactas. También son muchas las leyendas alrededor de estos. Hay quien dice que son dos sirvientes del príncipe disecados y otros que aseguran que son simples esculturas fruto de algún artista a quien Sandro, obsesionado con la anatomía humana, encargó la obra.
El caso es que la visita no pasa desapercibida y este es un templo lleno de misterios.

6. Gregorio Armenio la calle de los belenes.
Muy cerca de la capilla, en el centro histórico, está la calle de los belenes de Nápoles: San Gregorio Armeno. Llena de tiendas y talleres que trabajan desde el siglo XIV, y activos durante todo el año, en la creación de objetos para la construcción de belenes: figuras navideñas, pesebres, portales y un saber hacer que se transmite de familia en familia y de generación en generación… Una calle ajetreada y estrecha, siempre animada y siempre llena de gente donde siempre es Navidad.
Hasta aquí seis reseñas imprescindibles en Nápoles, segundo post de una serie dedicada a esta capital italiana. En la próxima entrada, seis visitas más que debes tener en cuenta si haces parada en la urbe más bulliciosa y más auténtica de Italia.


One Comment
Inmaculada
Gracias por toda la información que compartes. estoy planeando un viaje a Nápoles con mis hijos y me viene de lujo lo que escribes. Te felicito!