
Qué ver Tintagel, castillo Rey Arturo Cornualles, Inglaterra
Sigo el viaje por la península de Cornualles, en el sur oeste de Inglaterra, de cuyos pueblos hablamos en el post anterior. Volvemos a esa costa abrupta, salvaje formada por acantilados esculpidos con la fuerza de las fieras olas atlánticas, pero ahora busca de escenarios de leyendas en los que reina la esencia del rey Arturo, cuya huella permanece viva en el castillo de Tintagel. Este es un destino que debes tener el cuenta si el cuerpo te pide magia.

Puestos a elegir, os propongo una visita a un punto mítico en esta recóndita zona del mundo a la que hay que ir por placer pues Cornualles no pilla de paso hacía ningún sitio. Pero creo que es un desvío que merece la pena. Y Tintagel puede ser buen lugar donde empezar la ruta.
Es este un pueblo famoso por ser donde, cuentan, se ubica el castillo donde nació y vivió el mítico rey Arturo. Un personaje legendario, un héroe para los ingleses, alrededor del cual ha corrido mucha tinta, se han hecho películas, poemas… Un mito al que muchos visitantes rinden culto.

Es el rey Arturo una figura que vive entre la realidad y la ficción y que se hizo especialmente popular gracias a la mano de múltiples artistas. Aunque de la interminable lista de escritores que han dedicado sus letras a este monarca voy a destacar a dos: a sir Geoffrey de Monmouth, historiador y escritor británico medieval (siglo XII). Y al poeta victoriano Lord Tennyson.
Excalibur, Camelot y Merlín
Fueron ellos quienes mejor recrearon el mágico mundo del gran rey de Bretaña y todos los elementos que dieron forma a su corte: su espada Excálibur. Su reino, Camelot, presentado siempre como un lugar idílico donde reinaban la igualdad, la justicia y paz.
La famosa Mesa Redonda donde se sentaban los caballeros con los que Arturo organizó un gobierno ejemplar basado en la norma de los “primus inter pares” es decir, apoyada en la existencia de un líder que gobierna rodeado de un grupo de “iguales”… Ginebra, su amada y como no, el siempre presente y enigmático mago Merlín.

Pero me centro en Monmouth y Tennyson pues ambos coincidieron al ubicar la cuna y morada de Arturo en la costa de Cornualles, como queda de manifiesto en la obra titulada “los Idilios del Rey”. Doce poemas narrativos nacidos de la imaginación de Tennyson donde se detallan con maestría los intentos de Arturo de crear ese “reino perfecto”.
Desde entonces el pueblo de Tintagel y el castillo que allí se ubica en lo alto de una península presumen por ser “The legendary birthplace of King Arthur” (el legendario lugar de nacimiento del rey Arturo). Recordatorio que se repite por en la fortaleza, gestionada por Patrimonio Británico (English Heritage) y alrededores.

La leyenda del Rey Arturo seduce a viajeros. Son miles los que llegan año a año desde todos los rincones del mundo para recorrer las huellas de este mito. Y en Tintagel pueblo todo gira en torno a este personaje que con el paso del tiempo reina como un producto turístico que puede incluirse entre los casos de éxito.

Tiendas de regalos donde comprar reproducciones de Excálibur de todos los tamaños. Armaduras. Dependientes ataviados con las prendas que hubiese lucido el mismísimo Merlín… Esculturas de cartón piedra alusivas a los personaje de la corte. Y como no, restaurantes varios con menús tematizados y hoteles y Bed and Breakfast de aires medievales donde pernoctar, si apetece.

Visita a las ruinas del castillo de Tintagel
Una vez ubicados toca ascender a las ruinas del castillo pero antes una advertencia importante. Para conquistar la fortaleza hay que salvar dos obstáculos que debes tener en cuenta antes de lanzarte a la aventura. Cruzar un largo puente colgante de madera. Y subir por una empinadísima y sinuosa escalera de más de 300 peldaños de piedra y madera cuyo ascenso, insisto, no es tarea fácil.
Especialmente si ha llovido (algo habitual en esta zona del mundo) y el firme está resbaladizo. Mucho cuidado especialmente si viajas con niños, con personas con problemas de movilidad. O si sufres de vértigo.

Una vez arriba, el esfuerzo compensa. Las vistas son únicas y la energía del paisaje lleva la empinada escalera a un segundo plano. Pero ¿qué se puede hacer?
Pues eso, recorrer las praderas donde se reparten dispersos, los restos del castillo, el cual se construyó allá por el siglo XII por deseo de Ricardo, duque de Cornualles. Disfrutar de los acantilados y de los paisajes de tonos verdes intensos donde huele a brezo y a tomillo. Y relajarse con unas panorámicas sin rival.

Desde arriba, si la marea está baja, también puedes ver, oculta en una cala, la llamada cueva del Merlín, donde cuenta también la leyenda, se escondía el hechicero para hacer sus conjuros.
Si no te seduce la idea de subir la empinada escalera ni la de pasear entre acantilados no te preocupes. Puedes visitar el centro de interpretación también dedicado a la leyenda y al rey Arturo.

Tintagel es la primera parada en una ruta por otros muchos pueblos de cuento en esta costa. ¿Algún consejo que debamos tener en cuenta para completar esta visita?

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One Comment
José A Sánchez Q
De verdad que me sentí muy emocionado al leer tu descripción, buscaré otra post de tus viajes