
Jornada de esquí de fondo en Llanos del Hospital, Benasque
En la nieve no todo es esquí alpino.
Muy cerca de la estación de Cerler hay un lugar que me gusta visitar: los Llanos del Hospital, enclave hermoso situado en el lado inferior de Villamorta a 1.940 metros de altitud y al pie del macizo de la Maladeta. O sea, a un pasito de Francia y justo detrás del Valle de Arán. Y a unos quince minutos en coche desde Cerler y Benasque.

Hay en este en lugar un hotel maravilloso donde me he alojado en ocasiones anteriores y cuya visita recomiendo, aunque sólo sea para tomar un café tras una jornada de esquí alpino en Cerler. Me refiero a la hospedería Hospital de Benasque, un establecimiento aislado del mundo, situado a 1.800 metros de altitud y rodeado de montañas dignas de cualquier estampa navideña.

Ya. Muchos os preguntaréis: ¿qué se nos ha perdido allí? Por lo pronto, uno de los paisajes más hermosos de los pirineos. Y lo segundo, la posibilidad de disfrutar de las cuidadas pistas de esquí de fondo de los Llanos del Hospital: alrededor de 30 kilómetros esquiables balizados, una buena oportunidad para descubrir un deporte bastante desconocido, duro pero amable, apto para todos los públicos que deseen estar en plena forma paseando por la nieve.

Para practicarlo sólo hace falta un equipo especial (que puedes alquilar allí mismo, en la escuela de esquí de fondo): o sea unos esquís con la talonera suelta, para facilitar el movimiento del pie. Y con unas escamas en la “suela” para tener agarre como si fuéramos caminando. Unas botas que ajusten. Un forfait. Y una vez listos, no hay más que lanzarse y tratar de caminar con la ayuda de los bastones.

Hay en los Llanos del Hospital tres recorridos básicos. Para empezar, un circuito verde para principiantes situado en una llanura de unos siete kilómetros con pendientes suaves. Luego hay un circuito azul de unos dieciocho kilómetros que parte del bosque de Paderna y está pensado para gente que ya sabe frenar bien, con subidas y pendientes importantes. En el alto de Villamorta comienza en el Pllan de la Besurta, circuito rojo de cinco kilómetros, el más técnico de todos y para niveles avanzados.

No hay posibilidad de pérdida. La clave es seguir siempre la huella, un trazo profundo que la máquina dibuja en la nieve y por donde se deslizan los esquiadores de fondo de modalidad clásica. Otra modalidad del esquí de fondo y, quizás, menos conocida es el patinador. Para patinar no hay que seguir la huella. Sólo hay que deslizarse por una especie de camino liso y dejarse llevar.
A quienes no les gusten los esquís, pueden optar por recorrer parte de la estación sobre unas raquetas de nieve, otra actividad también interesante y quizá más cómoda que el esquí nórdico.

Y si no te apetece esquiar, ni caminar por la nieve ¿qué tal una batalla de bolas? Seguro será la actividad más divertida para los niños.

Y después de la jornada de esquí, o de juegos en la nieve, no lo dudes: siéntate en la cafetería el hospital de Benasque, disfruta del calor de su chimenea, contempla sus ornamentadas maderas macizas.

Y si el hambre aprieta, reserva mesa en el restaurante Fuenroya con una carta reducida pero muy original tanto por la presentación de los platos como por sus sabores. Buena forma de cerrar una jornada agradable en la que todos los sentidos pueden resultar satisfechos.

2 Comments
Yisus
Sin duda Benasque es uno de los valles más bonitos del Pirineo y que recuerdan más a los valles de los Alpes.
Maria
Por lo que recuerdo te doy toda la razón es un paisaje impresionante , pero yo además pude ver uno de los tramos de la carrera de trineos con perros ( no recuerdo como se llama) con lo que estábamos alucinados
Besos