
Viaje a Lituania: el casco histórico de Vilna y su huella soviética
Vilna es la capital de Lituania, pequeña república báltica, antigua república soviética (independiente de Rusia desde 1991). Aunque quizá te suena más su nombre oficial el lituano: Vilnius. Urbe preciosista. Así lo considera la Unesco, organismo que ha declarado su casco histórico (el más grande de Europa del Este) Patrimonio de la Humanidad. Un homenaje a la excelente conservación de un conjunto donde predomina el estilo barroco. Perderse por sus calles ya es excusa más que suficiente para organizar una visita a esta ciudad, pero ¡ojo! hay mucho más que ver y hacer. En Vilnius reina aún esa esencia de la Guerra Fría. ¿Sabías que aquí se rodaron algunas escenas de la serie Chernobyll? Os propongo una ruta por un destino apasionante y lleno de curiosidades. ¿Me acompañas?
Recorrer el casco antiguo de Vilna o Vilnius es un placer. Las calles más importantes son peatonales y agradables para el paseo. Las fachadas de los edificios brillan, recién rehabilitados.
Hasta las agujas de las múltiples iglesias, algunas católicas y otras ortodoxas relucen con luz propia. Y son muchas. Se calcula que en casco histórico de la capital lituana hay más de 60 templos cristianos y todo está pensado para que siempre se vea alguna cruz desde todos los rincones del barrio.
A esta belleza estética hay que sumar la vitalidad de la ciudad, más apagada en invierno pero efervescente con la llegada de la primavera y el verano. Cuando las horas de luz crecen y el laberinto que da forma al casco histórico, Patrimonio de la Humanidad, se llena de terrazas. Especialmente la calle Saviciaus donde se concentran los restaurantes.
Al contrario que en otras ciudades de Europa en Vilnius las tiendas abren hasta tarde. Las galerías de arte rebosan actividad. Todo está pensado para agradar no sólo al visitante, sobre todo a los locales. A los lituanos les encanta disfrutar de las posibilidades de su coqueta ciudad, hermosa y a la vez muy humana (tiene Vilnus poco más de 500.000 habitantes). Accesible en todos los sentidos.
Curiosidades de la catedral del Vilnius
Empezamos el recorrido por uno de los rincones más fotografiados: la plaza de la Catedral (basílica) de San Estanislao. También conocida como “plaza del mercado” pues antaño a su alrededor se instalaban los puestos de venta. En Navidad es también el lugar donde se ubica el mercadillo más grande, lleno de luz y color. La Catedral es el templo de referencia y aunque es originaria del siglo XIII debe su aspecto actual a una reforma acontecida ya en siglo XVIII.
¡Fíjate por favor el campanario, bien visible con sus 57 metros de altura!. No dejes de subir a lo alto de la torre para contemplar hermosas panorámicas.
Ahora colócate en una esquina y observa estas tres curiosidades. Una, observa que la torre está separada del edificio principal, algo poco habitual en templos de este estilo.
Dos, muévete por la plaza y comprobarás que la torre se inclina en función del lugar desde donde la contemples.
Y tres, destacar que a lo largo de su historia esta catedral no siempre ha tenido un uso religioso. Por ejemplo, durante la época del dominio comunista funcionó como galería de arte. Hoy el vuelve a ser lugar de culto. Si te animas a entrar, una cuarta anécdota. Atento al santo Casimiro que tiene “milagrosamente” ¡dos manos derechas!.
OTROS MIRADORES EN VILNIUS
Hay en Vilnius más miradores donde contemplar bellas vistas. En verano puedes subir a la legendaria colina de las Tres Cruces accesible a pie o por una escalinata empinada ¡con más de 250 peldaños!.
También puedes subir a la cúpula de la Universidad. Y para ver bien el barrio de Uzupis dirígete al mirador del Bastión de Vilnius, fortaleza recientemente rehabilitada y reconvertida en museo.
Lo más destacado del casco histórico de Vilna
Tras inmortalizar la Catedral ponemos rumbo al el casco antiguo al que entramos por por la calle Pilies (“castillo”). La más popular. También la más antigua y animada de la Ciudad Vieja.
Está llena de tiendas de recuerdos típicos, establecimientos varios para adquirir ropa, bisutería, pinturas… Y puestos callejeros en los que ofrecen objetos pintorescos de la época soviética, cada vez más solicitados por los turistas, aunque también cabe apuntar, despreciados por lugareños.
No dejes de entrar en la chocolatería Pilies sokoladine, donde dicen venden los mejores bombones de la ciudad. En esta calle también encontrarás tiendas donde comprar ámbar, el llamado “oro del Báltico”. Si te interesa saber más sobre este mineral no dejes de visitar el museo dedicado a su origen y su historia situado también en la zona.
Más tradicionales son las tiendas de la plaza Rotuses, donde está el Ayuntamiento y por donde pasamos para alcanzar la Puerta de la Aurora, otro de los iconos de Vilnius. Formaba parte de la vieja muralla (que llegó a tener ocho entradas). Bajo su arco, destaca la pequeña capilla de la llamada Virgen negra. Es la adorada Madre Misericordiosa.
Uma imagen famosa por sus milagros a quien los lituanos veneran con total devoción. A lo largo de la historia, los guerreros le han ofrecido sus armas, los gobernantes sus medallas y las mujeres sus joyas.
Siempre hay alguien rezando a sus pies, y es símbolo del ferviente catolicismo de los lituanos. Curioso si tenemos en cuenta que este fue el último país de Europa en adoptar esta fe la cual estuvo prohibida durante los años del dominio soviético.
Otra 20 iglesias católica que merece un apunte es la de Ramintoja. Reconvertida en almacén de tres pisos durante la ocupación rusa y actualmente renacida para el culto.
Es un templo peculiar pues en sus sótanos se esconde una galería de arte donde se exhiben obras tan extrañas como unos doce Apóstoles con luces led, donación de un artista lituano afincado en EE.UU. Su párroco, el sacerdote Toliatas es un personaje popular en todo el país por su particular forma de interpretar la doctrina católica.
DÓNDE DORMIR: HOTEL RECOMENDADO EN VILNA 🛌
Si buscas alojamiento en Vilnius te recomiendo el hotel donde yo me alojé por sus excelentes instalaciones y su fantástica ubicación, a pocos metros de la plaza de la Catedral y de la calle Pilies. El hotel Vilnia, calificado con 9,7 puntos en Booking. Sin duda la mejor opción.
El guetto y la campaña #wallsthatremember
Visita a la independiente República de Uzupis
RECOMENDADO: VISITA GUÍADA POR UZUPIS
Esta pequeña República esconde tantas anécdotas que aconsejo hacer una visita guiada con un acompañante que se conozca todas sus historias. Divertido, diferente y con cerveza incluida en un local singular. Reserva aquí tu plaza con un par de clicks.
Huellas del pasado soviético en Vilnius
A estas alturas del paseo quizá ya te hayas dado cuenta de que en el casco histórico de Vilnius no queda ni un solo resto de los años del dominio soviético, sólo en los puestos de regalos para turistas. Y poco más.
🔝 VISITA GUIADA POR LA HISTORIA SOVIÉTICA
No quedan restos aparentes pero hay miles ocultos y solo un experto conocedor de la historia reciente de Vilna podrá contártelo. Por eso sugiero esta ruta con un guía siguiendo la huella más comunista de la ciudad. Un viaje por el complejo siglo XX que te va a apasionar. Más información y reservas en este enlace.
Si prefieres visita la ciudad con algún experto de habla hispana también puedes organizarlo desde aquí. ¿Qué prefieres?
Para ver la otra cara de Vilnius hay que poner rumbo a las afueras donde pronto asoman esos barrios típicos comunistas con casas prefabricadas en serie, todas iguales. Pero ya no verás ni una escultura de Lenin, ni una hoz y un martillo.
Hasta han desaparecido las míticas esculturas que durante años decoraron el puente Karaliaus Mindaugo y que yo tuve la suerte de fotografiar hace unos años en una visita anterior. Sólo queda la vieja torre de la Televisión y muchas leyendas que corren boca en boca entre los locales y que sólo interesan a los turistas.
La razón de esta ausencia de referencias soviéticas es que los Lituanos quieren eliminar aquella época terrible de sus memorias. Sus esfuerzos se centran en la puesta el valor el período que arrancó tras la caída del muro de Berlín, en 1989, cuando Lituania peleó fuerte por lograr la deseada independencia, conseguida en 1991. Islandia fue el primer país en reconocer al nuevo Estado. El Tíbet el segundo.
El 17 de septiembre de aquel mismo año, la ya “nueva República de Lituania” ingresó en las Naciones Unidas. Desde 2004 es un estado miembro de la Unión Europea. Esta es la época que importa.
Visita al museo del genocidio lituano 🎦
Pero a los visitantes sí nos gusta profundizar en la historia de la época comunista lituana. Si es tu caso hay una visita obligada, pero a la vez escalofriante. El museo dedicado a las víctimas del genocidio donde los lituanos recuerdan al mundo que no olvidan (ni perdonan) lo que sus “malvados” vecinos hicieron con ellos.
Se ubica este museo en las que antaño fueron las instalaciones de la sede de la policía soviética, la KGB. Parte del edificio se conserva tal cual era en sus “buenos” tiempos. Las celdas, los gélidos y largos pasillos por donde deambulaban los guardianes, las cámaras de tortura, los fríos despachos… Un escenario aterrador que se utilizó como plató para el rodaje de la serie Chernobyll. ¿La has visto? ¿Reconoces estos lugares?
Durante la visita al museo del Genocidio Lituano se aprende mucho. Se descubre que la URSS ocupó Lituania el 15 junio de 1940. A partir de esa fecha todo cambió. Se prohibieron los partidos políticos, las asociaciones de todo tipo, el culto religioso. Y todo aquello que estuviese relacionado con el sentimiento de nacionalista y la independencia.
Sólo durante el primer año de la ocupación se contabilizaron, siempre según los datos expuestos en el museo, ¡más de 11.000 arrestos!. Familias enteras fueron deportadas a Siberia. Durante la Segunda Guerra Mundial se documenta que ¡más de 3.000 lituanos fueron asesinados! y otros tantos desaparecieron. Datos que ponen la carne de gallina.
Experiencia en un búnker nuclear
Aunque para mi la visita más interesante en Lituania fue la que hice a un búnker nuclear ¡auténtico!. Muy recomendable por lo diferente y por lo anecdótico.
Durante la Guerra Fría había búnkers similares (y mucho más grandes) en todas las empresas y en muchos edificios particulares. Eran infraestructuras necesarias ante la alarma de ataques con armas químicas que existía. Me cuenta nuestro guía que se calcula que llegó a haber más de mil búnkeres en toda Lituania (200 sólo en Vilnius). Pero ahora apenas queda poco más de un centenar en pié en el país.
Puede decirse por tanto que el de la visita en concreto es un superviviente. Se creó en el año 1975 y se conserva como era en sus orígenes aunque al parecer nunca llegó a utilizarse. Por suerte, esos temidos ataques nunca llegaron a producirse.
Aún así, en su interior (oculto bajo tierra y sin luz natural) todo estaba pensado para que los allí refugiados (cien personas máximo) pudiesen resistir al menos quince días. Había comida, máscaras de gas y trajes anti nucleares para todos, literas donde dormir por turnos, medicinas y un mínimo espacio vital de unos 50 centímetros cuadrados por persona.
La visita dura poco más de una hora, suficiente para que la sensación de claustrofobia asome… no quiero ni pensar lo que podría haber sido pasar en ese “zulo” quince días con un centenar de compañeros. Digno de una pesadilla.
Este primer búnker abierto al público se encuentra en el barrio de Naujamiestis, donde aún reina la esencia del comunismo. Siguen las fábricas pero sus tareas ahora son otras. Y en los pedestales donde antaño había una figura de Lenin ahora no hay nada.
Han pasado décadas y aún hay trabajadores de la época que no saben exactamente a qué se dedicaban en aquellos años. Lo normal es que se trabajase en cadena y se ignorase por completo qué producto se estaba fabricando, especialmente en las industrias militares, cuyas fachadas aún siguen en pie.
Pasión por Sabonis y por los Zepelín
Poco queda de todo aquello más que viejas heridas y recuerdos lejanos que los turistas despiertan con sus a veces indiscretas preguntas. Menos polémico es charlar con los lituanos sobre su gran héroe nacional: el jugador de baloncesto Arvydas Romas Sabonis, su hijo predilecto. Han pasado años desde que dejó las pistas pero sigue siendo un ídolo.
Lo que sí está claro es que Vilna o Vilnius es un destino curioso y de interés para todos los públicos y tipos de viajeros. Y eso que aún no os he hablado de su gastronomía, (no te vayas sin probar un cepelinai o zepelín o un vino de bayas del bosque). Si quieres información sobre donde comer bien en la capital Lituana atento a este post de mi amigo Paco Nadal con una lista sugerente de restaurantes y platos típicos.
Tampoco he escrito una palabra de aquello que se puede hacer en los alrededores de esta ciudad. Lo siento, no me cabe todo en un post pero prometo seguir contando curiosidades de este destino.
¿Algún consejo que añadir? ¿Has estado en Vilna? ¿Nos cuentas tu experiencia en Lituania?

