
Viaje al origen de los libros en Brujas y Amberes: manuscritos, incunables y curiosas historias
Me apasionan los libros. Más aún en estos tiempos digitales en los que todo indica el declive de la obra impresa. Hoy día, enviar un mensaje a cientos ¡miles! de personas es tarea casi inmediata. Basta escribir un tweet, un whasapp y en segundos alcanza grandes audiencias. No siempre fue así. Antes los editores de libros eran artistas. Tardaban meses, hasta años, en crear e ilustrar aquellos grandes manuscritos y el acceso a la cultura estaba reservado a una minoría elitista que sabía leer y escribir. Tiempos en los que los vivieron y trabajaron Colard Mansión (1440 – 1484), el editor más famoso de Brujas y probablemente uno de los más importantes de Europa. Y Cristóbal Plantino (1520 – 1589), empresario que hizo fortuna imprimiendo libros con museo propio en Amberes.
Hago en en este post un viaje por la historia de los libros. Empiezo el itinerario en el siglo XV y en la bellísima ciudad de Brujas con una mirada sobre la obra de Colard Mansion, quien fue algo más que un editor de libros. Mansión fue un artista capaz de hacer arte con el papel.
Colard Mansion, un editor revolucionario
Tenía su taller en esta bella ciudad belga. Empezó como copista pero su trabajo pronto evolucionó y en pocos tiempo se lanzó a crear tipografías. Revolucionó la forma de hacer manuscritos incorporando elaborados dibujos, grabados preciosistas… También se preocupó por las formas de encuadernación y tratamiento del papel, los materiales con los que trabajaba.
El resultado es una maravilla que con el paso del tiempo adquiere, bajo mi punto de vista, más valor. Observar el esfuerzo que hay tras estas páginas abruma. Horas y horas de minucioso trabajo para dar forma a publicaciones de todo tipo.
Los manuscritos e incunables de Mansion
Afortunadamente, muchos de los ejemplares editados por Mansión ha llegado hasta nuestros días. Tuve la suerte de contemplar algunos de ellos en una exposición en el Groeninge Museo de Brujas el año pasado.
Además de manuscritos en la muestra había también incunables, nombre que reciben los primeros libros impresos en imprentas. Efectivamente, fue en aquellos mismos años cuando Gutenberg inventó la imprenta, hecho que se data en el año 1440. Un invento que cambió la historia del mundo y que Colard entendió rápidamente.
Fue él el primero en introducir esta revolucionaria técnica en Brujas y en Flandes. Pronto adaptó el nuevo descubrimiento a sus necesidades concretas creando fuentes (letras) únicas y diferentes, procesos de acabado originales, con doble elaboración; las palabras por un lado y los dibujos y decorados de las páginas por otro.
Descubrir la obra de Mansión ayuda a viajar a otros tiempos. Es inevitable sentir admiración ante tan minucioso trabajo. Casi apetece postrarse ante esos ejemplares centenarios, con el papel amarillento por el paso del tiempo. Hasta se siente ese el olor a libro viejo que tanto me gusta. La pena es que no son piezas fáciles de ver. No olvidemos que son obras sensibles y muy delicadas. Por eso sus propietarios (museos y coleccionistas particulares) las guardan como oro. Por tanto, si en alguna ocasión de encuentras con alguna obra de Colard Masion no lo dudes, estás ante una pieza excepcional. Espero que texto haya servido para despertar el interés por Colard y su fantástico trabajo.
Mientras esperamos a que otro museo se anime con otra exposición sobre Colard, otra propuesta muy interesante y que no caduca.
PRIMITIVOS MAESTROS FLAMENCOS EN BRUJAS El Museo Groeningen acoge una colección permanente con obras de los grandes maestros primitivos flamencos. No olvidemos que en el xv Brujas presumía por ser la capital de las artes. Grandes artistas como Jan van Eyck, Hans Memling, Gerard David... trabajaron aquí.Sus pinturas eran realistas y detallistas. Prestaban mucha atención a las texturas y a los materiales. En sus pinturas observamos piedras, caras, muebles y ángulos que reflejaban la luz, multitud de telas metales... ¡parece que puedes tocar los cuadros!. Para conseguir estos efectos pintaban con aceites, mezclaban pigmentos con huevo crearon mezclas novedosas. Poco a poco refinaron su técnica y hoy todas sus obras son tesoros de incalculable valor.
Museo Plantin Moretus de Amberes
Pata aquellos quieres profundizar un poco más en el arte de la edición y su historia te propongo otra visita que no caduca y que seguro también te conquista.
Dejamos Brujas y nos vamos a Amberes, otra ciudad que rebosa arte. Pero como hablamos de libros, vamos a centrarnos en el museo Plantin Moretus. Un homenaje a Cristóbal Plantino. Empresario visionario que hizo una gran fortuna editando, imprimiendo y vendiendo libros, en la que puede ser considerada primera imprenta belga gestionada como una gran empresa.
A lo largo de la visita se percibe no sólo cuál era la tarea de un editor en el siglo XVI y cómo trabajaba. En el museo se conserva desde el taller con las prensas tipográficas originales (joyas con más de 400 años, dos de ellas catalogadas como las más antiguas del mundo); las distintas letras de plomo que se utilizaban para la impresión…
Se calcula que al final de su vida Plantino llegó a tener hasta ¡90 tipos de letras diferentes!. Gran parte de lo que ganaba lo reinvertía en su negocio el cual dirigía con un lema motivador como garantía de éxito: “labore et constancia”.
Plantino dedicaba también mucho dinero también en su equipo. Tenía contratados a los más sabios y cultos correctores, fundamentales para un acabado perfecto de los libros; a los mejores encuadernadores…
Durante el recorrido se ven las salas donde estos trabajaban. También se conserva la tienda original donde se vendían algunos libros, no todos pues muchas de sus producciones eran encargos.
De sus planchas salían obras de autores clásicos, tratados históricos y jurídicos, biblias y otros libros religiosos. Atlas maravillosos. Manuales y tratados escritos otras lenguas. Eso sí, todas sus creaciones se distinguían por su perfección y elegancia. Y parte de ellas se exhiben en el museo, sin duda verdaderas joyas.
El rollo del cortejo fúnebre de Felipe II
En la imprenta de Plantino también se editaban mapas, láminas… algunas muy curiosas como el “rollo” publicado con motivo del fallecimiento de Carlos I de España y V de Alemania en el que se describe el cortejo fúnebre que su hijo, Felipe II, organiza en las calles de Bruselas para despedir a su padre con el bombo que requiere un emperador. Un ejemplar que Plantino comercializa en forma de “rollo” y que lanza en cinco lenguas: español, neerlandés, francés, alemán e italiano.
Asimismo, Plantino fue un coleccionista de todo tipo de libros y llegó a albergar una de las mejores bibliotecas de la ciudad. Hoy en día esta colección se conserva casi al completo, intacta. Y está abierta al público no sólo para visitas, también para consultas.
Allá por 1575, la empresa de Plantino alcanzó ya unas dimensiones considerables, con más de 50 trabajadores sólo encargados del funcionamiento de las prensas.
Un equipo al que hay que sumar los dependientes de la tienda, los comerciales y proveedores… además de tiendas y “sucursales” en otras ciudades de los alrededores. El negocio de expandía.
Moretus y Rubens, trabajo en equipo
Tres de sus cinco hijas se casaron con sendos editores. La segunda en concreto contrajo matrimonio con Jan Moretus, quien heredó la imprenta familiar. A su muerte, les sucedió su hijo Baltazar quien continuo con una gestión brillante de todo el negocio.
Cuentan que fue en esta etapa cuando la empresa alcanzó su mayor esplendor, no sólo debido al talento de Baltazar, sino también a su afán innovador. Cabe destacar además su amistad con el otro gran genio de Amberes del momento: Pedro Pablo Rubens. Entre 1613 y 1637 ambos trabajaron juntos en la creación de bocetos, dibujos e ilustraciones que se incluían en las obras de Moretus.
La fortuna acumulada por las distintas generaciones de editores queda en evidencia durante la visita. La casa familiar de Plantino, reformada luego con muy buen gusto por Baltasar Moretus es todo un tesoro repleto de objetos de valor; muebles, tapices, objetos decorativos ostentosos como lámparas, alfombras… y lo más importante, pinturas de los más grandes maestros flamencos.
Llaman la atención los primeros salones, donde se exponen los retratos de distintas generaciones de la familia, muchos de ellos firmados por el ya mencionado Rubens.
Hermoso es también el jardín interior. Con razón este tesoro y este legado están protegidos por la Unesco, siendo este el único museo del mundo que goza con esta distinción.
Dos nombres que han pasado a la historia de los libros y excusas para organizar un viaje a Flandes con la lectura y como protagonista.


2 Comments
Jorge Medín Guyatt
¡Buen artículo!
Muy interesante propuesta.
Gracias. ⁷
Ana
aMuy buen artículo. Gracias