
Visitas imprescindibles en Malinas, Bélgica: qué ver, leyendas, comer y dormir…
Malinas (Bélgica) es una pequeña localidad situada a sólo media hora de Bruselas. Un rincón flamenco donde se escribieron capítulos de la historia de España. Fue en estas callejuelas donde pasó su infancia el Emperador Carlos I. Fue aquí también donde se crearon muchos de los tapices que hoy decoran muchos palacios y museos. Y ojo, esto es sólo el principio de una lista curiosa que seguro te va animar a pasar unas horas o incluso unos días en Malinas.

Dicen que tiene una ubicación privilegiada a sólo media hora de Bruselas, de Amberes y de Lovaina, tres ciudades flamencas que merecen una visita. Está también muy cerca del aeropuerto internacional de Zaventen, desde donde parten trenes directos. Por eso Malinas es un destino estratégico donde hacer parada y fonda durante una estancia en la bella región de Flandes.

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1. Escuchar la leyenda de los apagalunas 👂
Empiezo este listado dedicado a todo lo interesante que tiene Malinas con una leyenda. Para muchos belgas, esta es la ciudad de los apagalunas (maneblussersen flamenco).
Este apelativo se debe a la leyenda que cuenta que una noche, un borracho vio con horror que la torre de la catedral esta ardiendo. Asustado dio la alarma de ¡fuego! Raudos, los vecinos organizaron una cadena humana hasta la torre del templo para transportar a la máxima velocidad posible cubos llenos de agua con los que apagar las llamas.
Cuál fue su sorpresa al ver que en el borracho había sido “engañado” por la luna pues el color rojizo que había contemplado no era más que el efecto del refejo del astro sobre la torre. Una falsa alarma que ha pasado a la historia.

2. “Saludar” a Margarita de Austria 🤝
A los españoles lo que más nos sorprende de Malinas es saber que uno de nuestros más grandes monarcas pasó allí su infancia: Carlos I de España y V de Alemania. En realidad, la ciudad ya había sido clave para sus padres, Juana la Loca (hija de los Reyes Católicos) y Felipe el Hermoso que pasaron justo en Malinas su noche de bodas tras contraer matrimonio en Lier.
Y allí regresó el pequeño Carlos (nacido en Gante) para crecer y recibir educación en la corte de su abuela (Margarita de York). Y a su muerte de su tía, Margarita de Austria, hermana pequeña de Felipe el Hermoso y viuda de don Juan de Trastámara, hermano de Juana la Loca. Afincada en Malinas como regente de la corona española en los Países Bajos.
Una mujer culta, inquieta y con carácter. Por su palacio pasaron los más grandes intelectuales de la época: Tomás Moro, Erasmo de Rotterdam, Durero… y que ha pasado a la historia como la madre adoptiva de Carlos (y tres de sus tres hermanas: Leonor, Isabel y María) durante el encierro de Juana la Loca en Tordesillas. Murió a los 50 años y dejó como único heredero a su adorado y poderoso sobrino.

¿Qué queda en Malinas de aquellos años? Por lo pronto, en un lateral de la plaza del mercado (Grote Markt) en un lugar privilegiado reina una escultura de Margarita de Austria. También queda parte palacio donde vivió Margarita de York (actualmente el Teatro Municipal). Y el palacio de saboya, la residencia oficial de Margarita de Austria aunque ahora muy cambiado y reconvertido en Palacio de Justicia.
Por supuesto, quedan también muchas leyendas. Por ejemplo la que dice que con motivo del décimo cumpleaños del joven Carlos se convirtió la plaza mayor de Malinas en un bosque de caza donde el pequeño Carlos disfrutó abatiendo jabalíes y más piezas varias.
También sigue latente la historia popular que cuenta como un día de caza el ya coronado emperador entró en un bar sucio y cansado a pedir una cerveza. Al verle su descuidado aspecto la dueña del bar le echó a patadas confundiéndole con un mendigo. Imaginaros la cara que se le quedó cuando descubrió quién era en realidad el cliente. El bar aún existe, es el Dem Beer y lo identificarás por el oso de su fachada. Buen lugar donde parar a tomar algo en la plaza de Malinas.

3. Disfrutar de la Plaza Mayor de Malinas
Ya que estamos en la Plaza Mayor conviene dedicar un buen rato a contemplarla con atención. Conserva la belleza de las grandes plazas flamencas, con esos edificios tan característicos del Renacimieto, de tejados escalonados. Y con esculturas y motivos que recuerdan que muchos de ellos eran propiedad de los distintos gremios locales.
Pero son dos los edificios que más destacan en la plaza. A un lado el Ayuntamiento con su monumental fachada gótica y donde puedes ver una escultura de Carlos I. La plaza está también llena de bares y restaurantes con terrazas que se llenan de gente en cuanto asoma un rayo de sol. Todos los sábados hay un mercadillo donde late la vida local.

4. Subir a la torre de la catedral 🆙
Al otro de la plaza vemos la catedral de San Romualdo con su curiosa y altiva torre. La que vió “arder” el borracho del punto anterior. Se concibió con la pretensión de convertirse en la más alta del mundo de la época (en el año 1200) pero aquel ambicioso proyecto nunca se terminó y finalmente sólo se construyeron 97 metros de los ¡600 inicialmente planificados! Un tesoro protegido por la Unesco.
La visita al interior de la catedral es gratuita y recomiendo dedicar también unos minutos a ver el colosal órgano, el monumental coro barroco, las vidrieras, los púlpitos y atentos a un cuadro que es un tesoro: El Cristo en la Cruz de Van Dyck.

Para subir los más de 500 escalones que llevan a lo alto de la torre hay que pagar pero merece la pena. En lo alto además de contemplar unas vistas increíbles podrás ver dos carrillones. Un instrumento típico en las iglesias flamencas compuesto por varias campanas. Malinas es también la sede de la única Escuela de Carrillones que sigue activa. Un centro al que llegan llegan estudiantes del todo el mundo interesados en el dominio de este complejo instrumento cuyo dominio exige mucha coordinación y habilidad.
En la torre antaño hubo también un reloj gigante, dicen que era incluso más grande que el del Big Ben de Londres, instalado para combatir la conocida impuntualidad de los malineses. Ya no existe hace años pero las campanas aún marcan el tiempo cada cuarto de hora.

5. Contemplar el mejor cuadro de Rubens 🎨
¿Te gusta el arte flamenco? Pues estás de suerte pues aquí en Malinas hay otro templo que esconde otro valioso tesoro en su interior. La Iglesia de San Juan, situada tras la catedral. Y en cuyo altar luce la que fue la mejor obra del más grande maestro del arte Flamenco: el gran Pedro Pablo Rubens.
Según el propio artista su “Adoración de los Magos” fue su mejor obra. Un tríptico que recomiendo mirar con atención y admiración.

6. Visitar el nuevo Museo Busleyden 🖼️
Seguimos la ruta por la Malinas más artística para visitar el recién inaugurado museo Hof van Busleyden. Se ubica en un antiguo palacio renacentista completamente rehabilitado.
En su moderno interior se hace recorrido por la historia de la ciudad a través de distintas obras de arte, entre ellas piezas valiosas como el libro de cámara de Margarita de Austria. O la colección de “jardines encerrados” curiosos y coloristas retablos llenos de detalles en los que recomiendo fijar la mirada.

7. Llorar en el museo de la deportación 😢
Es imposible no emocionarse al visitar el museo sobre el Holocausto y los Derechos Humanos kazerne Dossin. Un espacio para la memoria dedicado a las más de 25.000 personas deportadas desde Malinas al campo de concentración alemán de Auschwitz entre julio de 1942 y septiembre de 1944 (25.482 judíos y 352 gitanos). Se calcula que sólo hubo unos 1250 supervivientes.
Las oficinas donde los militares hacían todos los tramites estaban justo donde hoy se sitúa el museo. Las ventanas tapiadas con ladrillo simbolizan cada uno de los trenes de la muerte que partieron desde aquí.
En frente estaba la prisión donde recluían a las víctimas hasta que juntaban suficientes para llenar los vagones. Situada en un viejo cuartel militar del siglo XVIII y hoy rehabilitado en viviendas y donde queda un memorial en recuerdo a la estación de donde partían los trenes al último viaje.
Si no tienes prisa, no dejes de acercarte a la nueva biblioteca situada justo frente al museo. La entrada es libre y merece la pena.

8. Aprender sobre tapices en The Witt 🧵
No es exactamente un museo pero creo que es otro lugar de visita obligada en Malinas. La fábrica de tapices o Manufactura Real de Wit.
Pero ¡ojo!. Aquí ya no se crean tapices como se hacía antaño cuando salían de estas salas delicadas obras de arte. Ahora se dedican a la restauración, conservación y limpieza de estos valiosos tesoros hoy en día expuestos en palacios, museos y organismos de todo el mundo. que en parte eran obras de arte y decorativas ambulantes. Los miembros de la realeza las llevaban consigo en sus desplazamientos o movían de un lugar a otro en función de dónde fijasen su residencia.
The Witt sólo abre al público los sábados por la mañana y hay una visita guiada por los talleres y tienda. Interesante recorrido en el que se muestra cómo trabajan los tapices, los cuales se limpian siempre en seco con el fin de proteger los colores sin dañar los hilos. Las curiosidades que esconden, su valor y por supuesto, se muestran de piezas de gran valor histórico. Todo ello envuelto en un impresionante edificio del siglo XIX. Muy recomendable .

9. Recorrer el beaterio más original 🛐
Creo que es mi rincón favorito de Malinas. Un conjunto de callejuelas donde antaño vivieron las llamadas beguinas. Quizá las primeras feministas de la historia.
Fueron mujeres muy devotas que vivían en comunidades cerradas y aisladas de los hombres pero matiz importante: no eran monjas. Ni pertenecían a ninguna orden religiosa. Eran sólo mujeres (ancianas, jóvenes, viudas, madres solteras…) que querían ser independientes y valerse por si mismas en la machista Edad Media. Aunque se consideraban cristianas no tenían nada que ver con la Iglesia Católica, es más, Roma llegó a acusarlas de brujas.

Las comunidades donde residían las beguinas se llamaban beaterios. Eran una especie de monasterios organizados como pequeñas poblaciones donde los hombres tenían prohibido el acceso. Pero las beguinas si podían moverse con cierta libertad, había muchas que trabajaban fuera y entraban y salían todos los días. No hacían votos de pobreza ni tenían que vivir en el beaterio toda la vida. Podían casarse pero cuando lo hacían debían dejar la comunidad. En los beaterios había de todo. Hospital, Iglesias, colegios, mercado, panaderías…
Una vez ubicados toca aclarar que en Malinas hubo dos beaterios. Uno extramuros que pronto se quedó pequeño, por lo que las beguinas se mudaron a un barrio en el centro y crearon el llamado “gran beaterio” situado detrás de la plaza Mayor. Y que aún se conserva casi intacto. Eso sí, ya no quedan beguinas. Ahora las casas son viviendas privadas pero sin embargo la sensación de paz aún flota en el ambiente. Además, por orden de la Unesco, las fachadas deben observarse como antaño con lo que da la sensación de haber viajado al pasado.

10. Tomar una cerveza Golden Carolus 🍺
Curiosamente, la actual fábrica de cerveza Gouden Carolus antaño era el hospital del beaterio. Es la marca de cerveza de Malinas por excelencia, así llamada en honor al emperador, gran aficionado a esta bebida que se consumía como alternativa saludable ante las aguas de la época, siempre contaminadas y transmisoras de pestes y enfermedades.
Cuentan que cuando Carlos I se fue de Flandes siempre exigió que en su mesa hubiese cerveza negra de Malinas (bruine van Mechelen) exigencia que mantuvo hasta el día de su muerte en el monasterio de Yuste en Cáceres. Este es el origen de la Golden Carolus.

Aunque la producción de esta cerveza se remonta al siglo XIV (es una de las más antiguas de Bélgica) la fabrica actual data del año 1872 y sigue al frente la quinta generación de la misma familia, los Van Breedan. A principios del siglo XX cambiaron el el nombre de la empresa por el actual: Het Anker (el “Ancla” en castellano)
Puedes acceder a la fábrica desde una de las calles del beaterio lo cual no deja de ser curioso. Además de ver el patio, entrar al bar restaurante a tomar algo o comprar en la tienda también puedes hacer una visita guiada, con cata incluida, en el interior de la fábrica en la que te enseñan todo el proceso de la elaboración de la cerveza. También tienen un hotel con 22 habitaciones donde puedes alojarte. El único establecimiento de Bélgica ubicado en una fábrica de cerveza.

11. Dormir en una iglesia ⛪
Si te gusta dormir en hoteles curiosos en Malinas hay otro que seguro que te sorprende. El Martin’s Paterhof, ubicado en una autentica iglesia neogótica desacralizada.
El desayuno se sirve en lo que era el altar el cual conserva parte de las obras de arte originales. Y hay habitaciones con vidrieras como ventanas. Desde luego, original, de eso no hay duda.

Otro hotel recomendable en Malinas es el Elisabeth. Establecimiento asequible y de reciente inauguración muy agradable y lleno de detalles curisosos y con vistas a la torre de la catedral.

12. Saborear delicias en un mercado 🍛
Otro buen lugar donde tomar una cerveza es el Vleeshalle. El antiguo mercado de la carne rehabilitado como un espacio delicatessen con puestos de comidas varias, todos ellos propiedad de empresarios locales. Llama la atención su estética de aire industrial pero con una reforma preciosista.
Está en la calle Huidevettersstraat, 7. Muy importante, se paga todo con tarjeta y no admiten dinero en metálico. Mi consejo es que antes de decidirte des un paseo por todos los puestos pues como verás hay de todo, desde pizzas, hamburguesas hasta especialidades internacionales como platos vietnamitas, japoneses, mexicanos…

13. Navegar por los canales 🛥️
Malinas antaño estaba llena de canales y era un puerto importante con licencia exclusiva para la venta de avena, sal y pescado en los Países Bajos. Dicen que era una pequeña Venecia. Lamentablemente muchos de ellos están tapados aunque ahora hay una iniciativa urbanística que pretende recuperarlos. También se han señalado los lugares donde antaño había agua con unas curiosas marcas en las aceras con dibujos circulares.
Lo que si queda es el río Dyle, por el cual se puede navegar. Y en sus orillas encontramos rincones encantadores como las casas de Haverwerf, el antiguo muelle de descarga de avena. Tres fachadas situadas al lado del puente originales del siglo XVII denominadas el pequeño paraíso, la casa de los diablos. Una foto a la que no podrás resistirte.

Justo en frente está Vismarkt, una plaza llena de restaurantes y cervecerías donde tienes buen ambiente asegurado si quieres ir a tomar algo a última hora de la tarde o a cenar.
Un poco más adelante, al lado del viejo puente de piedra Grootburg (el más antiguo de Flandes) encontramos el muelle de la sal y la casa más antigua de Malinas, la llamada “the Grooten Zalm”, de color salmón, antaño propiedad del gremio de pescadores y original del año 1534.

14. Malinas con niños 👨👨👧👦
Si viajas con niños a Malinas también tienes muchas opciones. Por ejemplo, no dejes de visitar el museo del juguete donde encontrarás una de las colecciones de juegos y muñecos más grandes de Europa. Seguro que encuentras alguno que te traslada a tu infancia
También merece la pena visitar Technopolis, una especie de laboratorio gigante dedicado a la ciencia de una forma interactiva y divertida donde puedes jugar con robots, poner a prueba tus habilidades y sobre todo aprender mientras te diviertes.

15. Y perderse sin rumbo
Cierro con mi actividad favorita. Pasear sin rumbo por Malinas, descubriendo callejuelas curiosas, rincones pintorescos… Haciendo compras en la calle Bruul, la más comercial de la ciudad. Contemplando las fachadas con pinturas y la ruta de arte urbano en el barrio de Patershof. Si hace sol disfruta de las terrazas. Malinas puede visitarse en una mañana o también puede dar juego para pasar un par de días tranquilos.

Esta ha sido mi experiencia en Malinas pero seguro que me he perdido algo.
¿Has estado en esta pequeña gran localidad flamenca? ¿Alguna propuesta que añadir? No olvides que tu experiencia puede ser de gran utilidad para otros viajeros. ¡Gracias por ayudarnos a viajar mejor!

*** Post experiencial, elaborado con el apoyo de Turismo de Flandes y Bruselas


One Comment
Henar
Me ha encantado y me sirve de mucha ayuda para el próximo viaje a Bélgica.Muchas gracias por compartirlo.