El olvidado cencerro de elefante comprado de Birmania
El recuerdo mas absurdo que me he traído de un viaje fue un cencerro de elefante adquirido en una aldea perdida de Birmania. El otro día rebuscando entre trastos viejos en el garaje lo encontré y su visión me ha hecho reflexionar y recordar.
Doce medios de transporte curiosos en los que he viajado
Al viajar vivimos experiencias diferentes: probamos comidas raras y sabores exóticos para nuestros paladares, somos espectadores de escenas curiosas, testigos de costumbres diferentes... Y en ocasiones viajamos en vehículos muy muy extraños. Os muestro doce medios de transporte muy curiosos en los que he tenido la suerte de subirme en los últimos años en algunos de mis viajes: bicicletas para varios, cestas que se deslizan, taxis en forma de coco, a lomos de animales, tablas que flotan y surcan los mares... ¿Alguno que añadir?
Un paseo con niños en Birmania
Estos días me ha venido a la cabeza un recuerdo relacionado con un viaje a Birmania Estábamos caminado por una callejuela en una aldea perdida cuando de pronto asomaron tras una casa un montón de niños todos vestidos con ropas de mil colores. La estampa me conquistó rapidamente y rauda me acerqué a ellos y como pude trate de pedirles con gestos varios (mis conocimientos del birmano son muy reducidos) que ¡POR FAVOR! posaran para mi un instante...
Encuentro inesperado en Birmania: casualidades viajeras
Hoy quiero hablaros de un encuentro inesperado en Birmania, una anécdota que me ocurrió en un vuelo entre Rangún y Mandalay. Antes de empezar una pregunta: ¿quién no se ha largado a la otra punta del planeta con la intención de no ver a nadie conocido durante una buena temporada y se ha encontrado, de repente, con su vecino, sí, justo con ese al que más deseaba perder de vista? Por ahí van los tiros. No os relajéis. Aún en el fin del mundo, ¡mejor andarse con ojo!.
Invitada a una boda en Birmania
Hace unos años asisiti como invitada de honor a una boda en Birmania, Myanmar
Los viajes y la política: en busca del gris en Israel, Cuba y EE UU
Si viajásemos más seríamos menos radicales en muchas de nuestras opiniones. Más tolerantes. Sabríamos matizar mejor. Y seguro, encontraríamos tonos grises donde antes solo veíamos blanco o negro.